Chuso alcanza la paz que L¨®pez no halla
El murciano, tocado, se retira en los ¨²ltimos 50 kil¨®metros de Bragado
Coinciden juntos un segundito al final de la prueba, cuando Chuso Garc¨ªa Bragado hace sus declaraciones de despedida ol¨ªmpica. Miguel ?ngel L¨®pez, el aire grave, habla de c¨®mo desea ¡°pasar p¨¢gina de esta semana horrible¡±, y alguien le se?ala al llamado hombre de m¨¢rmoly le dice que tranquilo, que a¨²n tiene por delante cinco Juegos m¨¢s para poder considerar un tropez¨®n m¨ªnimo su mala experiencia brasile?a. ¡°?No!¡±, exclama el murciano, que solo aguant¨® 35 kil¨®metros de la prueba de 50. ¡°No me hag¨¢is pensar en tan lejos. Ya me quiero concentrar en el Mundial de Londres¡±.
En la playa de Pontal, junto a la cinta de asfalto que ha torturado durante casi cuatro horas los pies de los marchadores, una brisa fresca agita las ramas de las palmeras la ma?ana calurosa. El agua se encrespa.
En sus ¨²ltimos Juegos, Garc¨ªa Bragado, de 46 a?os, termin¨® 19?. L¨®pez se retir¨® con molestias en los abductores y tambi¨¦n Jos¨¦ Ignacio D¨ªaz. Gan¨® el eslovaco Matej Toth, ya campe¨®n del mundo en Pek¨ªn, por delante del australiano Jared Tallent y el canadiense Evan Dufee. El atleta m¨¢s veterano de R¨ªo ha marchado m¨¢s lento de lo que quer¨ªa. ¡°En un momento de emoci¨®n aceler¨¦ los pulsos, y el cuentarrevoluciones se puso en rojo dici¨¦ndome que no iba bien por ah¨ª, y tuve que levantar el pie¡±, dice el atleta que alcanz¨® la paz de esp¨ªritu. ¡°Pero consegu¨ª terminar sin arrastrarme¡±.
L¨®pez lleg¨® a R¨ªo obsesionado con la victoria en los 20 kil¨®metros, prueba de la que es campe¨®n de Europa y del Mundo. Llegaba, cuenta su entrenador, Jos¨¦ Antonio Carrillo, en la mejor forma de su vida, seg¨²n determinaban los tests, sin ning¨²n problema f¨ªsico. Termin¨® und¨¦cimo y muy tocado. Despu¨¦s, pas¨® una semana en la Villa Ol¨ªmpica entren¨¢ndose para los 50 kil¨®metros, intentando que el fuego que le devoraba se apagara, sacar la rabia que llevaba dentro. ¡°Recuperarse en una semana es dif¨ªcil¡±, dijo. ¡°No he podido sacarme la rabia no he llegado a meta¡±.
Carrillo volver¨¢ a Cieza triste y con el sombrero intacto en la maleta. Su sue?o de R¨ªo era ver aparecer la bandera de Espa?a sobre el podio de los 20 kil¨®metros y descargar su emoci¨®n con un pu?etazo en un sombrero canotier, como Scipio Africanus Sam Mussabini hizo en Carros de fuego cuando su atleta Harold Abrahams gan¨® los 100m en Par¨ªs 24. ¡°Es muy dura la marcha. El camino y la meta¡±, dice. ¡°Todo el verano fuera de casa, buscando la altura, la frescura, y luego las pruebas, son tremendas. Y ahora, hay que volver a casa con la frustraci¨®n para analizar qu¨¦ es lo que no hemos hecho bien y para preparar la pr¨®xima temporada¡±. Y se?ala al loco Yohann Diniz, el franc¨¦s que sali¨® a una marcha imposible y se desvaneci¨®, y rod¨® por el suelo que ard¨ªa, y volvi¨® a levantarse envuelto en sudor. Termin¨® s¨¦ptimo. Estos d¨ªas, Carrillo los ha pasado con su pupilo, han hablado y reflexionado. Carrillo ha llegado a una conclusi¨®n n¨ªtida. ¡°A Miguel, le ha sobrepasado el acontecimiento¡±, dice. "Ha pagado ser Superl¨®pez¡±.
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