Semenya, Farah, Bustos, Felix, Centrowitz...
Antes de desmontarse el escenario, la ¨²ltima noche de atletismo ofreci¨® algunos de los momentos m¨¢s vividos de los Juegos
En sus cuartos Juegos Ol¨ªmpicos, Ruth Beitia, en el centro de la burbuja de salto de altura tiene cerrando los flancos a su entrenador, a su psic¨®loga, a su manager, al director t¨¦cnico nacional, a media docena de atletas y entrenadores espa?oles. Goza de toda la atenci¨®n. Para el atletismo espa?ol es la gran noche. El primer oro ol¨ªmpico en 24 a?os, la primera mujer campeona ol¨ªmpica, un poco de ox¨ªgeno en a?os de asfixia, la victoria de la que ya era, antes incluso del oro, la mejor atleta espa?ola de la historia, poseedora ya de 13 medallas internacionales conseguidas en un arco de 12 a?os. Para el atletismo mundial es otra noche m¨¢s, la ¨²ltima de unos Juegos disputados, para tristeza de los que han mamado la historia ol¨ªmpica antes incluso que la historia de su pa¨ªs, en un estadio sin llama ni bandera ol¨ªmpica. Eso le duele a Jorge Gonz¨¢lez Amo, veterano de M¨¦xico 68 y responsable de medio fondo, que sonr¨ªe, al fin, con David Bustos, s¨¦ptimo en la final de 1.500m ¨Cel primer diploma espa?ol desde el cuarto puesto de Higuero en Pek¨ªn 2008-, y lamenta que el podio del himno y la bandera para Beitia no est¨¦ iluminado por la llama ol¨ªmpica.
Mientras Beitia disfruta alegre de la competici¨®n m¨¢s importante de su vida, los atletas del 1.500 dan vueltas a la pista y pasan como un tiovivo por la curva en la que las saltadoras se concentran en su batalla contra el list¨®n caedizo. El 1.500 marcha a un ritmo lento ante la aparente abulia de Asbel Kiprop, el favorito, ya campe¨®n ol¨ªmpico en Pek¨ªn. La carrera es tan lenta que 11 de los 12 atletas entran en la ¨²ltima recta apelotonados, con posibilidades. Resuelve finalmente el norteamericano Matthew Centrowitz (3m 50s), que se adelanta al argelino Taufik Makhloufi y al veterano neozeland¨¦s Nick Willis.
Kiprop no puede lanzar su cambio, lo que sorprende a Bustos, que termin¨® justo despu¨¦s del mejor millero de la d¨¦cada. ¡°No entiendo qu¨¦ quer¨ªa hacer Kiprop¡±, dice el mallorqu¨ªn, de 25 a?os, una de las grandes promesas del medio fondo espa?ol, que ha recuperado con el entrenador Toni Roig la vitalidad y el deseo perdidos los ¨²ltimos a?os. ¡°Yo estoy contento porque aunque no me hizo mucha gracia pasar a la final repescado despu¨¦s de que me sacaran de la pista, he sabido correr mejor. He sabido abrirme para cambiar y llegar a la recta con m¨¢s fuerzas. En series y en semis me dejaba los cambios intentando salir por el interior¡¡±.
Centrowitz, que forma parte del grupo de atletas de Nike que se entrena, como Mo Farah, bajo la direcci¨®n del sulfuroso Alberto Salazar, es el primer norteamericano que gana en los Juegos la prueba reina del medio fondo desde que lo hizo Mel Sheppard hace m¨¢s de un siglo, en 1908.
Durante su picnic en la pelousse del estadio del Engenhao, Beitia debi¨® levantarse y ponerse firme una vez para o¨ªr el himno de Tayikist¨¢n en homenaje a un lanzador de martillo, el de Jamaica que le tocaron a Bolt por tercera vez, en esta ocasi¨®n acompa?ado de su relevo, el de Estados Unidos por su relevo femenino y hasta el de Grecia por Ekater¨ªni Stefan¨ªdi, la campeona de p¨¦rtiga. Si no estuviera pensando solo en su list¨®n, podr¨ªa haber reflexionado sobre la globalidad y el atletismo, sobre la universalidad de un deporte que puede encontrar a su mejor int¨¦rprete en una isla perdida del Pac¨ªfico, en lo m¨¢s profundo de ?frica o hasta en los l¨ªmites del c¨ªrculo polar. Desde la posici¨®n del salto se ve al fondo a los lanzadores de jabalina, y sus lanzas llegan volando como lluvia y parece que se van a acercar hasta doler, pero son espejismos, enga?os de la vista. El podio es otro canto al atletismo ecum¨¦nico, con un ganador alem¨¢n, Thomas R?hler (90,30m, a solo 27 cent¨ªmetros del r¨¦cord ol¨ªmpico), que lleg¨® reci¨¦n operado de la espalda, por delante de un keniano, Julius Yego (88,24m), y un habitante de Trinidad y Tobago, Kestorn Walcott (85,38m), campe¨®n ol¨ªmpico en Londres.
Donde llora Vlasic su dolor, a la altura de las gradas en las que Randall Cunningham, entrenador y padre de Vashti, la joven de 18 a?os que gan¨® en marzo el Mundial en pista cubierta, fulmina con la mirada a su hija, eliminada pronto en la final, aterriza Caster Semenya, que acaba de ganar la final de 800m. Su victoria, magn¨ªfica, despu¨¦s de una carrera en la que control¨® la distancia y a sus rivales como David Rudisha hizo en la carrera masculina hace unos d¨ªas, es el triunfo de la voluntad en medio de un debate sobre c¨®mo respetar el derecho a competir de las mujeres de condici¨®n intersexual que se habr¨ªa llevado por delante a cualquier otra.
La mirada de los aficionados al deporte sobre las mujeres no ha cambiado mucho desde el Mundial de Berl¨ªn 2009, donde Semenya, joven campeona de 18 a?os entonces, fue maltratada cuando la IAAF hizo p¨²blico que se estaba investigando su condici¨®n sexual y las ventajas que le supondr¨ªa a la hora de competir. Siete a?os m¨¢s tarde, la discusi¨®n ha sobrepasado los l¨ªmites del deporte. Semenya (1m 55,28s, la mejor marca de su vida) super¨® en la ¨²ltima recta a la atleta de Burundi Francine Niyonsaba (1m 56,49s) y a la keniana Margaret Wambui (1m 56,89s), dos atletas que, como ella, para decirlo con palabras del editorial del New York Times, no son conformes al canon establecido durante siglos por la sociedad sobre la imagen que deben tener las mujeres, especialmente, las mujeres deportistas.
Ante este problema, la cuesti¨®n de la igualdad en la competici¨®n es secundaria, lo que no entendieron, obviamente, la mayor¨ªa de sus rivales, que le dieron la espalda a las tres a la hora de felicitarse tras la carrera. El abrazo solidario de Semenya y Niyonsaba, que contribuy¨® a la victoria de la sudafricana, lo compens¨®.
El carrusel que m¨¢s vueltas dio alrededor de la altura fue el de los 5.000m que, guiado por los et¨ªopes Gebremeskel y Gebrhiwet, condujo a Farah al trampol¨ªn de la campana, donde una ¨²ltima vuelta en 52,8s le permiti¨® culminar su Lasse Viren, el dos veces dos de 5.000m y 10.000m en Londres 2012 R¨ªo 2016, que solo antes que ¨¦l hab¨ªa logrado el finland¨¦s, en M¨²nich 72 y Montreal 76. Con un sprint que siempre aparece cuando lo reclama, sean cuales hayan sido las condiciones de la carrera, el brit¨¢nico (13m 3,30s) super¨® al norteamericano de origen keniano, Paul Chelimo, y Gebrhiwet. En sus quintos Juegos Ol¨ªmpicos, Bernard Lagat, de 41 a?os y doble medallista en 1.500m, termin¨® quinto (13m 6,78s).
Cuando Beitia, que milagrosamente ha podido contener las l¨¢grimas, desciende del podio, ya es domingo tambi¨¦n en R¨ªo. Los atletas espa?oles que han vivido la noche desde una grada baja junto al saltadero de altura, se retiran a la Villa hablando sin parar sobre lo que han visto. Allyson Felix sube despu¨¦s al podio para recoger, con el relevo largo norteamericano, su sexta medalla de oro en su carrera ol¨ªmpica. Cuando el home of the brave, the land of the free se apaga, los trabajadores empiezan a desmontar el escenario. Sin los mejores atletas de todoel mundo, el Estadio Ol¨ªmpico vuelve a ser un campo de f¨²tbol en un barrio de R¨ªo.
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