La guinda adecuada
No deb¨ªa ser de otra forma. Despu¨¦s de un partido ag¨®nico, duro como el pedernal, taquic¨¢rdico hasta el final, Espa?a pudo poner la guinda que buscaba al historial ol¨ªmpico de la mejor generaci¨®n de su historia. No ha sido su mejor torneo, tard¨® algo m¨¢s de lo recomendable en ajustarse, pudo, quiz¨¢s, con un mejor rendimiento, derrotar por fin a EE UU y ante Australia sufri¨® de lo lindo. Pero al final, ah¨ª est¨¢n, colg¨¢ndose de nuevo otra medalla al cuello. Porque en las duras y en las maduras, Espa?a siempre compite, siempre est¨¢ ah¨ª. Desde 2006 y salvo en los Mundiales de Turqu¨ªa 2010 (sin Pau) y Espa?a 2014 (el ¨²nico gran borr¨®n) nuestra selecci¨®n no ha faltado nunca a su cita en semifinales. Nueve de 11. Asombroso.
Esto es lo realmente dif¨ªcil y lo que hace grande, enorme, a este grupo. El haber podido mantener durante tanto tiempo el compromiso, la tensi¨®n, el hambre, las buenas relaciones, la gesti¨®n de los egos, la conciencia colectiva. No s¨®lo esto, sino que lo han logrado cuando el cat¨¢logo de parabienes casi se ha agotado, encumbrados deportiva y socialmente y con las cuentas corrientes gozando de excelente salud.
El ¨¦xito tiene sus peligros y su digesti¨®n no siempre es la correcta. A este colectivo, cada triunfo, cada objetivo conseguido les ha hecho m¨¢s sabios, m¨¢s competitivos, m¨¢s ambiciosos. Muchas veces todo ha cuadrado y se ha tocado techo. En otras, nos hemos quedado a un pasito o nos hemos tenido que conformar con el segundo objetivo. Pero como todos deber¨ªamos saber, el ganar y hacerlo casi siempre, es muy, pero que muy dif¨ªcil.
El partido ante Australia fue un buen ejemplo de la capacidad de la selecci¨®n para sobrevivir en las condiciones m¨¢s extremas. Sobre todo a partir de que los australianos subieron su agresividad defensiva un par de pelda?os y Espa?a se atragant¨® perdiendo doce puntos de ventaja. Los rebotes fueron otra vez un quebradero de cabeza, y Mills, al que maldecimos unas veinte veces durante el encuentro, pareci¨® capaz en un determinado momento de ganar ¨¦l solo el partido a pesar de dedicarle toda la atenci¨®n del mundo por parte de Llull, Ricky, Claver o quien fuese.
Se puso tan complicado el partido que Scariolo tuvo que tirar la calculadora de minutos de Pau a la basura, manteni¨¦ndole en pista a riesgo de que llegase agotado al tramo final. Menos mal, porque lo que volvi¨® a hacer Gasol fue inconmensurable. Su caudillaje result¨® abrumador, ech¨¢ndose al equipo a la espalda por en¨¦sima vez. Si alguien simboliza la capacidad competitiva de esta selecci¨®n es Pau. No porque sea un talento estratosf¨¦rico, que tambi¨¦n lo es, no porque se le caigan los puntos de las manos, que se le caen, sino porque cuesta trabajo recordar una noche de enjundia en la que no haya estado a la altura.
Con el partido en el alambre, se lleg¨® a esos momentos donde todo el trabajo, el esfuerzo, las ilusiones, se dirimen en un par de jugadas. Esta vez sali¨® bien. Sergio Rodr¨ªguez meti¨® los dos tiros libres y Claver toc¨® un bal¨®n por el que le tendr¨ªan que poner una calle en su pueblo. Decir que Espa?a se lo merec¨ªa igual es mucho decir, pues tambi¨¦n Australia hizo m¨¦ritos suficientes. Pero lo que s¨ª es indiscutible es que una trayectoria como la espa?ola a lo largo de m¨¢s de una d¨¦cada ped¨ªa cerrar esta p¨¢gina con una sonrisa.
Se cierra exitosamente la traves¨ªa ol¨ªmpica de unos jugadores emblem¨¢ticos e inolvidables que comenz¨® hace 16 a?os en Sidney, donde dieron sus primeros pasos unos imberbes pero ya atrevidos Navarro y Ra¨²l L¨®pez, que en aquellos tiempos eran los estandartes de aquel grupo. Cuatro a?os despu¨¦s en Atenas, y ya incorporados Felipe, Pau y Calder¨®n, aprendieron la impagable lecci¨®n de que en estos campeonatos lo importante no es el grupo (terminaron primeros ganando a Argentina e Italia, finalmente oro y plata) sino el cruce (derrota ante una EEUU menor). Ya como campeones del mundo y en plena madurez, asombraron en Pek¨ªn y Londres, asustando a la galaxia NBA. Por ¨²ltimo, m¨¢s cerca de los cuarenta que de los treinta y junto a otros chavales que aprendieron de baloncesto y de valores a su sombra, cierran el ¨¢lbum de fotos subidos de nuevo a un caj¨®n, con una medalla en el pecho, enlazadas las manos, disfrutando y haci¨¦ndonos disfrutar. El futuro traer¨¢ lo que sea, pero mientras tanto que nos quiten lo bailado. Que ha sido mucho y bueno.
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