El Real Madrid arruga a la Real Sociedad
Los de Zidane, bien equilibrados, liquidan con comodidad a un rival que apenas compareci¨®
No hubo trama en San Sebasti¨¢n, donde solo compareci¨® el Madrid de principio a fin. El equipo de Zidane se dio un paseo por Anoeta, arrug¨® a su rival y gole¨® sin un despeine a una Real fl¨¢cida y parvularia, sin nervio, impotente desde que Bale la puso en jaque antes de llegar al segundo minuto. Fin de la intriga, la Real se evapor¨® y el Madrid, muy equilibrado pese a las bajas de Pepe, Cristiano, Modric y Benzema, cuatro titulares, se sinti¨® en el patio de su casa. Bien abrochado delante de Kiko Casilla, no dio opciones a su rival y le mand¨® a la lona sin remedio con dos tantos de Bale, el segundo justo al cierre, y otro con excelencia de Asensio. En Anoeta, un Madrid muy completo exhibi¨® su poderoso fondo de armario.
No existi¨® la Real Sociedad, conjunto de una levedad extrema. Pura plastilina, un equipo sin volumen. Hasta algunos episodios del segundo tiempo, no hubo blanquiazul que ganara un asalto, como no hubo quien tomara alguna decisi¨®n acertada. Un grupo deshuesado. Sin deslumbrar, el Madrid tuvo solidaridad, remangue, orden y punter¨ªa. M¨¢s que suficiente para encapotar a la Real desde el primer parpadeo. Antes de los dos minutos, con los locales a¨²n en ch¨¢ndal, tres pases para un gol con todos los chicos de Eusebio en la Luna. Desde la cueva, Sergio Ramos conect¨® con Carvajal, que enrosc¨® la pelota en la cabeza de Bale, cuyo remate entre sus supuestos centinelas fue terminal, una ejecuci¨®n excelente. El gal¨¦s tiene un ca?¨®n en la zurda y dinamita en la cabeza, suerte que domina con un ¨¢ngel. Rulli, portero realista, no pudo ni acostarse sobre la hierba.
El gol lleg¨® cuando la gente no hab¨ªa tomado ni aire. Quedaba un mundo, pero la Real, tan afeitada, not¨® de tal forma la sacudida que ya no apareci¨® en toda la noche. Sin chicha y escaso talento siempre se vio sometida en todas l¨ªneas, con gente como Xabi Prieto, Rub¨¦n Pardo, Vela y William Jos¨¦ a la sombra en el banquillo. Motivos tendr¨ªa Eusebio. Como tambi¨¦n Zidane para enchufar de nuevo a Asensio y Kovacic en detrimento de Isco y James, que han perdido mucha solera. Ninguno tuvo reclamo hasta el tramo final por el aprobado general de los titulares. Con Kroos al mando, la escoba de Casemiro y la escolta de Kovacic, al Madrid le bast¨® con tirar de oficio y mantener un sentido gremial, del primero al ¨²ltimo.
Pese a la sencillez del partido, los muchachos de Zidane no se consintieron una p¨¢jara, no se dejaron llevar por la placentera jornada. Apenas concedi¨® nada a su rival, que ni tom¨® la matr¨ªcula a Kiko Casilla. Ni siquiera Illarramendi, que en la ¨²nica expansi¨®n de su equipo en el primer cap¨ªtulo, se sinti¨® tan extra?o ante el meta madridista que cuando solo cab¨ªa chutar le pudo el alma de centrocampista y dio un pase al vac¨ªo. Enfrente, el Madrid tuvo en Morata a una referencia constante. Tras una pretemporada tan gris, el delantero madrile?o resurgi¨® en Anoeta. Jam¨¢s fue un objetivo fijo para los zagueros realistas. Morata tiene cuajo para barrer todo el frente de ataque. En San Sebasti¨¢n se ofreci¨® para todo y a todos, por el eje y por las orillas. Tan capaz en el juego de espaldas como lanzado en carrera. No es Bolt, pero tiene un despegue muy potente. Todo un incordio para la Real y una soluci¨®n estupenda para sus compa?eros.
Con Morata al frente, que el Madrid ampliara su ventaja era cuesti¨®n de tiempo. La tuvo Kroos, cuyo disparo desvi¨® Rulli con las u?as, y un par de incursiones imposibles del propio Morata precedieron al tanto de Asensio, hasta entonces de los menos activos. El gol retrat¨® a la Real. Un pase de Varane desde la trinchera dej¨® al mallorqu¨ªn en los morros del portero argentino. ??igo Mart¨ªnez, rezagado en tierra de nadie, le dio todo el horizonte. La ejecuci¨®n de Asensio fue un simposio de clase. Un control delicado y sutil y un toque de palanca con el pie izquierdo para acunar el bal¨®n en la red. Un gol de categor¨ªa, de mucha categor¨ªa. Y puntual, poco antes del descanso, el que tanto necesitaba la Real, que se fue a la camilla aturdida. Al menos de vuelta, subi¨® algo la escala. Poca cosa, pero mejor cara.
Sin muchos apretones y avisos en su ¨¢rea, el Madrid baj¨® el pist¨®n en el segundo acto, m¨¢s ocupado por preservar el marcador que por sellar definitivamente la contienda. Como consecuencia, el equipo se hizo m¨¢s largo, lo que descolg¨® a Morata, Asensio y Bale. Las rebajas obligaron a intervenir a Zidane, que ech¨® el lazo a Lucas V¨¢zquez, Isco y James, con lo que el Madrid acab¨® con Bale como nueve. Fue un Madrid menos fluido, pero nunca se sinti¨® alarmado. La Real, con algo m¨¢s de colmillo, no encontr¨® la forma de colarse en el encuentro, tampoco con la irrupci¨®n de pretorianos como Prieto y Vela. Y Bale, cuando ca¨ªa el tel¨®n, le dio el ¨²ltimo azote. El equipo blanquiazul hab¨ªa llegado tarde a una Liga en la que no se demor¨® el Madrid. Coser y cantar en Donosti.
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