B¨¦lgica-Espa?a: El primer brindis de Lopetegui

Resplandeci¨® la Roja en un d¨ªa inolvidable para Julen Lopetegui. El vasco se bautiz¨® con una victoria tan contundente como lucida ante la selecci¨®n que, seg¨²n el baremo de la FIFA, es la segunda del mundo. Frente a una buena Espa?a, B¨¦lgica fue una birria, un espanto. Lo contrario que el equipo espa?ol, que dio un notable tono general en todas las l¨ªneas, incluidos los m¨¢s examinados, Vitolo, Diego Costa, Koke y Thiago. Los cuatro subieron la nota, rescatados los dos primeros tras su ausencia en Francia y lanzados los dos segundos a la titularidad. Acunados por Lopetegui en las categor¨ªas inferiores, a Koke y Thiago les toca ahora madurar definitivamente en el campo internacional con el mismo rector.

Evoluci¨®n, no revoluci¨®n. Es lo predicado por Lopetegui, matriculado en la Ciudad del F¨²tbol, muy cerca de Vicente del Bosque. Como es l¨®gico, con solo unas horas de vuelo al frente de La Roja, queda pendiente consolidar el deseado progreso. Para lo que no har¨¢ falta tiempo es para certificar que de revuelta nada de nada. Se comprob¨® con la lista de convocados y se evidenci¨® en Bruselas, donde la partitura fue la habitual, el orden a partir de colonizar la pelota y el centro del campo como zona crucial de tr¨¢nsito y no como un simple apeadero. Eso s¨ª, de nuevo m¨¢s producci¨®n de juego que remates. Y tambi¨¦n hubo alternancias en la presi¨®n alta y el repliegue de los cinco volantes junto a los zagueros

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Casual o no, iron¨ªas de la vida, las mejores se?ales llegaron por el costado derecho. Por ah¨ª encontr¨® Espa?a la primera v¨ªa de escape, por la orilla de Carvajal y Vitolo, justo los dos ¨²nicos titulares que no tuvieron plaza en la ¨²ltima Eurocopa. El madridista, que era un fijo, por lesi¨®n. El canario, que era un aspirante, por decisi¨®n del seleccionador. En la capital belga, tras media hora de muermo, con los dos equipos muy chatos, con mucho soldado raso a la vista de los dos t¨¦cnicos debutantes, fueron Carvajal, que crece, crece y crece cada d¨ªa, y Vitolo quienes prendieron la mecha. Tras alg¨²n amago sin ¨¦xito, el lateral filtr¨® un pase estupendo para el sevillista, que dej¨® tirado a Courtois y conect¨® con Diego Costa. El ariete no control¨® el bal¨®n, pero su toque impreciso cay¨® a pies de Silva, que ha arrancado en esta etapa como cerr¨® la anterior. Ya suma 26 goles como internacional. Si ya fue el m¨¢ximo goleador bajo la tutela de Del Bosque, ya puede decir que lo es con Lopetegui.

A partir del tanto del jugador de City, Espa?a le dio un meneo considerable a una decepcionante B¨¦lgica. Con Wilmots o el espa?ol Roberto Mart¨ªnez resulta ser una selecci¨®n sin alma, sin chicha, funcionarial. Puro garraf¨®n por mucho que aliste a ilustres como Hazard, Carrasco, De Bruyne... Todos hicieron mutis ante su nuevo entrenador. Sus gentes no les perdonaron tanta modorra y se llevaron un considerable abucheo tras no lograr ni un remate, tirito siquiera, ante De Gea, hasta el minuto 82. La nader¨ªa, un adversario afeitado, con Hazard a la cabeza.

Bien los secundarios

El primer tanto visitante parasit¨® a¨²n m¨¢s a los belgas. M¨¢xime con la crecida de Espa?a. Se activaron Thiago y Koke, los nuevos escoltas de Busquets, y a la fiesta se sum¨® Silva, mientras Vitolo no dej¨® de desenfocar a Jordan Lukaku, que se las comi¨® todas, incluido el penalti al sevillista que no desaprovech¨® Silva. Ya desde el primer gol, la Roja le hab¨ªa cogido gusto al partido, hab¨ªa olido la oportunidad de lucirse. Sin arabescos, con ingenio, dominio y eficacia. Silva ya es un cl¨¢sico, pero chicos como Koke y Thiago, secundarios hasta ahora, nunca han llegado a soltarse con Espa?a. Lopetegui les ha dado bola a la primera y, por fin, ninguno sinti¨® la carga. Ambos manejaron el cotarro, con el timbre de autoridad que se les intuye, que fluye con asiduidad en sus equipos.

En el mismo caso que el jugador del Atl¨¦tico y el del Bayern est¨¢ Diego Costa, desnortado en su carrera internacional. La lesi¨®n de Morata a los veinte minutos, anticip¨® su entrada al encuentro. Y esta vez no defraud¨®, sino que sell¨® su mejor partido con la Roja. Courtois, como har¨ªa con un cabezazo de Piqu¨¦, le priv¨® del gol con una parada con los pies, pero Diego Costa fue Diego Costa. Supo estirar al equipo, fue el incordiante que suele ser y se exprimi¨® como un lim¨®n. Esta vez conect¨® en largo y en corto y siempre se ofreci¨® como soluci¨®n. Es el Costa que se espera desde hace dos a?os. Otro gui?o positivo para Lopetegui, reforzado sobremanera por el despliegue de sus principales apuestas: Vitolo, Koke, Thiago y el repescado Costa. El debut so?ado para cualquiera.