En Nueva York, la guerrera y el libertario
Wozniacki y Monfils, fuera de las quinielas, ocupan un primer plano en las semifinales, en las que se miden a Kerber y Djokovic respectivamente. La danesa lucha contra el deterioro de su carrera
En Nueva York, las r¨¢fagas de aire que deambulan estos d¨ªas previenen de la llegada de un hu¨¦sped indeseado. Es Hermine, el hurac¨¢n que desde hace d¨ªas rodea la costa este de los Estados Unidos y mantiene en alerta a la gran metr¨®poli. Cierre de playas, evacuaciones voluntarias en Long Island, dispositivos de emergencias activados. Los medios est¨¢n dispuestos ante la tormenta tropical. La llegada de Hermine era previsible, pero no as¨ª otras dos irrupciones, acotadas ¨²nicamente al asfalto calenturiento de Flushing Meadows.
Son las de Caroline Wozniacki y Gael Monfils, dos nombres que no entraban en las quinielas y ahora ya est¨¢n inscritos en el tabl¨®n de las semifinales. Dos tenistas que despu¨¦s de un periodo sombr¨ªo vuelven a ver la luz. La primera, una estrella que se fue difuminando despu¨¦s de alcanzar el n¨²mero uno (octubre de 2010) y el segundo un libertario al que siempre se le ha esperado, pero que nunca ha llegado del todo y que como compensaci¨®n ha desafiado permanentemente a la l¨®gica del juego y la f¨ªsica, con acciones tan pl¨¢sticas como inveros¨ªmiles.
El caso de Wozniacki tambi¨¦n contradice al raciocinio. La danesa hizo cumbre con 20 a?os, pero nunca ha llegado a cumplir las expectativas que suscit¨® su fen¨®meno, el de una tenista talentosa, con un f¨ªsico privilegiado ¡ªtiene una marca de 3h 26m 33s en los 42 kil¨®metros del marat¨®n de Nueva York¡ª y un potencial mercadot¨¦cnico imprescindible en estos d¨ªas de tanto marketing y figuras cosm¨¦ticas. En 2011 conquist¨® cinco trofeos y rechaz¨® hacer un desnudo para Playboy. Ese mismo a?o la revista Forbes cifr¨® sus ingresos en 11 millones de euros, lo que la situaba como la segunda deportista mejor pagada del mundo.
Hoy d¨ªa conserva el tir¨®n comercial, pero en el plano ten¨ªstico su nombre se ha desvirtuado. Se fue distanciando progresivamente del top-10 y actualmente ocupa el pelda?o 74 de la lista de la WTA. Durante el ¨²ltimo lustro su m¨¦rito individual m¨¢s rese?able es la final que alcanz¨® hace dos a?os en Nueva York y los dos ¨²ltimos a?os ha tenido que superar un rosario de lesiones. No pudo jugar en Roland Garros, y en Melbourne y Wimbledon perdi¨® en la primera ronda. Sin embargo, la Gran Manzana le ha devuelto la inspiraci¨®n. Esta madrugada encara a un acorazado, Angelique Kerber, y cuando le preguntaron por la alemana, a dos triunfos de convertirse en la nueva n¨²mero uno, respondi¨®: ¡°Para ser honesta, mientras he estado lesionada no he visto un solo partido suyo. Tendr¨¦ que ver v¨ªdeos¡±.
¡°S¨¦ que suena mal¡±, continu¨®. ¡°Pero no me importa nada ahora mismo qu¨¦ ranking tengo, si estoy la 5, la 20 o la 100. Lo m¨¢s importante para m¨ª es disfrutar de lo que hago y estar sana; es lo que me importa ahora mismo. Cuando estoy sana, puedo jugar a mi mejor nivel. Lo importante es creer en uno mismo. S¨¦ que puedo hacerlo, s¨¦ que puedo derrotar a cualquiera¡±, prolong¨® la de Odense, reconocida en la pista como una guerrera que no da por perdida una bola, como su rival en las semifinales.
Monfils: ?Recurso o solo 'show'?
El de Monfils, el¨¦ctrico y el¨¢stico, es un episodio distinto, pero su actuaci¨®n neoyorquina tambi¨¦n ha cogido por sorpresa a todo el mundo. El parisino, de 30 a?os, afronta a Novak Djokovic, que aterrizar¨¢ en el pulso con tan solo 6h 26m de desgaste. Sin embargo, hablar de ¨¦l supone hacerlo de uno de los tipos m¨¢s imprevisibles del circuito. Es el 12 del mundo ¡ªlleg¨® a ser el siete en julio de 2011¡ª, pero siempre se le ha considerado un tenista disperso, que necesita de adrenalina y el espect¨¢culo para no caer en el tedio. Su techo son unas semifinales de Roland Garros (2008). Con ¨¦l, surge esa sensaci¨®n del que pudo ser y no fue.
Aun centrado, estos d¨ªas amag¨® con atarse los cordones en mitad de un punto, y en la l¨ªnea de siempre ha dejado alguna estirada imposible, que algunos contemplan como meros artificios. ¡°Seamos sinceros: ?Voy a hacerme da?o por la gente? No. Me tiro al suelo porque quiero ganar el punto. Cuando montas un show es para entretener, pero esto del tenis consiste en ganar¡±, se defiende el galo, cuya carrera tambi¨¦n ha sido diezmada por las lesiones. Con una r¨®tula bipartita, en 2011 se da?¨® el cart¨ªlago de la rodilla y su futuro qued¨® entre interrogantes.
Pero ahora, en Nueva York, el tenis est¨¢ ofreciendo segundas oportunidades. Se la ha concedido a ¨¦l, el acr¨®bata transgresor, y a Wozniacki, la guerrera de vuelta.
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