Del infierno a Hollywood

En un ambiente de asesinatos, robos y prostituci¨®n, Phiona perdi¨® a su padre por sida a los tres a?os, y se qued¨® sin techo porque su madre no pod¨ªa pagarlo. ¡°Ten¨ªa unos diez a?os cuando un d¨ªa segu¨ª a mi hermano en busca de comida, y as¨ª conoc¨ª a Robert Katende, un misionero que alimentaba a los ni?os a cambio de que aprendieran a jugar al ajedrez¡±, recuerda por en¨¦sima vez, acostumbrada ya a los micr¨®fonos y c¨¢maras. A los hombres del suburbio no les gustaba la nueva afici¨®n de Phiona, porque el ajedrez era un juego de blancos, pero ella porfi¨® en visitar a Katende, quien descubri¨® que ten¨ªa un talento extraordinario. Y pronto empez¨® a competir, con ¨¦xito.

La confianza en s¨ª misma que muestra ahora contrasta con la cara de asombro que ten¨ªa en la Olimpiada de Janti Mansiisk (Rusia) en 2010. Aquella adolescente de unos 14 a?os hab¨ªa volado de Uganda a Siberia como miembro de su equipo nacional femenino, descubriendo de golpe lo que era un aeropuerto, un avi¨®n, un hotel, una cama enorme s¨®lo para ella, grandes bandejas llenas de comida para elegir sin l¨ªmite¡­ y, sobre todo descubri¨® que mucha gente viv¨ªa mucho mejor de lo que es normal en su pa¨ªs. Lo m¨¢s lejos que hab¨ªa ido hasta entonces era Sud¨¢n, donde ella y sus colegas del suburbio de Katwe ganaron un encuentro internacional, y toneladas de autoestima. Estas frases de Tim Crothers, autor de un libro publicado en EEUU sobre Phiona, ayudan a entenderlo: ¡°Nacer africano es ser un marginado en el mundo. Nacer en Uganda es ser un marginado en ?frica. Nacer en Katwe es ser un marginado en Uganda. Nacer ni?a es ser una marginada en Katwe¡±.

Katende tiene claro por qu¨¦ el ajedrez da tan buenos resultados en su arrabal: ¡°Ense?a a los ni?os a evaluar, a tomar decisiones l¨®gicas y, lo m¨¢s importante en este contexto, a no darse nunca por vencidos. En situaciones tan extremas como la de Phiona cuando la conoc¨ª, eso es fundamental¡±.

El objetivo de Phiona en el deporte mental es ser gran maestra, pero de momento est¨¢ muy ocupada en su vida de estrella y la promoci¨®n de La reina de Katwe, que se estrena el s¨¢bado en el Festival de Cine de Toronto. Le ha comprado una casa a su madre e invierte parte de sus ingresos en centros donde se ense?a ajedrez a ni?os. Hace dos a?os, tras una larga gira de promoci¨®n por EEUU, sentenci¨®: ¡°Nueva York no me gusta. Demasiado ruido¡±. Y cuando vuelve a Kampala ya no tiene que explicar m¨¢s veces que ha vuelto a montar en ¡°el p¨¢jaro plateado¡±.