Wawrinka es el ant¨ªdoto contra Djokovic
Como ya pasase el curso pasado en Roland Garros, el suizo exprime al n¨²mero uno (6-7, 6-4, 7-5 y 6-3, despu¨¦s de 3h 54m) y eleva en Nueva York el tercer grande de su carrera, la misma cifra que Murray
Ni Andy Murray, ni Roger Federer, ni Rafael Nadal. El mejor ant¨ªdoto contra Novak Djokovic se llama Stan Wawrinka, un suizo bonach¨®n que juega al tenis como los ¨¢ngeles y que ayer derrot¨® al n¨²mero uno en la final de Nueva York (6-7, 6-4, 7-5 y 6-3, despu¨¦s de 3h 54m), para elevar el tercer grande de su carrera. En un pulso delicioso, plagado de matices t¨¦cnicos, el de Lausana volvi¨® a demostrar que si hay alguien que sabe buscarle las cosquillas y desquiciar al serbio es ¨¦l, el hombre que vive pl¨¢cidamente a la sombra, a rebufo de los cuatro titanes.
Juega por impulsos Wawrinka, ciclot¨ªmico, tan curvil¨ªneo que existen momentos del a?o en los que parece que la cosa no va con ¨¦l. Como en el arranque de esta final neoyorquina, en la que le cost¨® entrar un buen rato, la media hora que le concedi¨® a Djokovic durante el primer parcial. Pero, desfogado el serbio en ese inicio, falsa ilusi¨®n, despu¨¦s le pulveriz¨® con una tormenta perfecta de golpes, templanza e inteligencia. Con un ritmo infernal. El serbio, que apuntaba a su 13? gran t¨ªtulo ¨Cy a situarse, por tanto, a solo uno de Nadal¨C, termin¨® extenuado y derrotado. Hecho polvo.
Va camino Wawrinka de convertirse en su peor pesadilla. El curso pasado le priv¨® de su primer Roland Garros y de cerrar el c¨ªrculo del Grand Slam (los cuatro majors en una misma temporada), y ahora, sobre el asfalto de Flushing Meadows, una nueva lecci¨®n de competitividad y pundonor. Y eso que Nole llegaba much¨ªsimo m¨¢s fresco, con la mitad de tiempo en pista. Sin embargo, lo que a priori se percib¨ªa como una ventaja se transform¨® despu¨¦s en una r¨¦mora, porque el que dict¨® fue el suizo, punzante con el rev¨¦s y la derecha, dominante. Forz¨® al de Belgrado a corretear por toda la Arthur Ashe, desgast¨¢ndole y exigi¨¦ndole golpeos desde ¨¢ngulos inveros¨ªmiles. As¨ª que Djokovic termin¨® fundido y cojeando, atendido por el m¨¦dico, con una ampolla en su pie derecho, sangrante y tembloroso.
Sufri¨® Djokovic, al que esta temporada se le est¨¢ haciendo demasiado larga. Despu¨¦s de dos a?os en la c¨²spide, sin nadie que le tosiera, ha perdido fuelle el serbio, derribado prematuramente en Wimbledon y R¨ªo, y sin opci¨®n pr¨¢cticamente frente a Wawrinka. Este, 31 a?os, pulido por el sueco Magnus Norman, ha alcanzado la madurez ten¨ªstica y disfruta en las alturas. Lo corrobora un dato: ha ganado las ¨²ltimas 11 finales que ha disputado; tres de ellas en grandes escenarios (Melbourne, Par¨ªs y Nueva York), a una por a?o desde aquella de 2014 en las ant¨ªpodas, contra un Nadal lesionado.
A Nole se le est¨¢ haciendo demasiado largo el curso. Ha perdido fuelle. Los dos a?os en la cima pesan en la mente y las piernas
Como no encontraba la v¨ªa, Djokovic miraba a su box, a ver si Boris Becker o Marian Vajda le aportaban alguna soluci¨®n. Pero no, no hubo forma para ¨¦l, siempre expresivo, boquiabierto ante algunos puntos de su rival, enrabietado ¨Crecibi¨® un warning por romper una raqueta¨C y resignado frente al vendaval suizo. Porque ayer, de nuevo, Wawrinka fue un torbellino. Otra vez. Trasquil¨® al n¨²mero uno a una velocidad de v¨¦rtigo. All¨¢ va un rev¨¦s paralelo, all¨¢ una derecha cruzada; all¨¢ un tiro liftado, all¨¢ otro plano y profundo. Enga?osa su figura, m¨¢s fornida y menos atl¨¦tica que el molde que prima en el circuito.
Singular y fabuloso lo de Stanimal, que en la tercera ronda del torneo sorte¨® una bola de partido en contra con Daniel Evans y que sin hacer ruido ya contabiliza la misma cifra de grandes de Murray. Mientras, Djokovic no pudo alimentar su palmar¨¦s. Se qued¨® sin revalidar el t¨ªtulo del a?o pasado en la Gran Manzana, donde en siete finales solo ha podido llevarse dos trofeos. Los 46 winners de Wawrinka (por los 30 suyos) le abrasaron; tambi¨¦n, el hecho de materializar solo tres opciones de rotura de las 17 que dispuso. No era su d¨ªa, no. La gloria era para Stan, el hombre del ant¨ªdoto.
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