Santillana descubre que s¨®lo tiene un ri?¨®n y...
El s¨¢bado 21 de abril de 1973 el Madrid visit¨® al Espa?ol con Sarri¨¢ a reventar. A cinco jornadas del final, la cabeza estaba apretad¨ªsima: Atl¨¦tico y Bar?a, 40 puntos; Espa?ol y Madrid, 39. Partido entre candidatos, pues, en el que el derrotado podr¨ªa quedar fuera de carrera. Gan¨® el Espa?ol, 1-0, y el Madrid se descabalg¨® de esa Liga, que ganar¨ªa el Atl¨¦tico. Pero perdi¨® algo m¨¢s: perdi¨® a Santillana hasta el curso siguiente. Y ¨¦ste, a su vez, casi pierde la prometedora carrera que le esperaba.
Aquel Espa?ol ten¨ªa varios exmadridistas. Santamar¨ªa, un pilar en la ¨¦poca de Di St¨¦fano, era el entrenador. De Felipe, canterano blanco que le sucedi¨®, era el central de los pericos. Borja, el portero, tambi¨¦n proced¨ªa del Madrid. Pero el Espa?ol no estaba para festejos familiares. Y en el minuto 26 se produjo una jugada que ocupar¨ªa las conversaciones las siguientes semanas. Me la relata el propio Santillana:
¡ªHice una pared con Amancio, arranqu¨¦ fuerte hacia la devoluci¨®n y se me cruz¨® De Felipe, que meti¨® la rodilla y me dio en el bajo vientre. Di una voltereta por el impulso y ca¨ª tras ¨¦l, sobre mi espalda.
La jugada se vio luego en los telediarios. El choque fue espectacular, la ca¨ªda, m¨¢s. Se qued¨® en el suelo, desmadejado: ¡°No me pod¨ªa mover, del dolor¡±. Le sacaron como pudieron entre Amancio y el propio De Felipe. Fue atendido durante cinco minutos, pero no se recuper¨®. Entr¨® el extremo Anzarda y Amancio pas¨® a delantero centro.
En la ducha, Santillana orin¨® sangre y se asust¨®: ¡°Pas¨¦ una noche muy mala en el hotel. No fuimos a ninguna cl¨ªnica. Ahora veo lo de ahora, recuerdo aquel tiempo y no me explico c¨®mo no pasaban m¨¢s cosas. Una vez en Vigo tuve una conmoci¨®n de media hora y a la noche me qued¨¦, como todos, en el hotel, sin vigilancia m¨¦dica ninguna¡±.
La ma?ana del domingo, De Felipe fue a El Prat, a interesarse por ¨¦l antes de que cogiera el avi¨®n. Hab¨ªa le¨ªdo en los peri¨®dicos lo de que hab¨ªa meado sangre: ¡°Se lo agradec¨ª, fue un buen gesto. Estaba preocupado de verdad¡±.
Para Miguel Mu?oz, la preocupaci¨®n era que Santillana y Amancio (que volvi¨® muy da?ado) pudieran jugar el mi¨¦rcoles contra el Ajax la vuelta de semifinales de Copa de Europa. El Ajax (ya con Cruyff) tra¨ªa un corto 2-1 de ?msterdam. Santillana no jug¨®. Amancio s¨ª, pero muy mermado. El Madrid perdi¨® 0-1 y qued¨® eliminado.
Eso puso de un humor de mil demonios a Bernab¨¦u, que hizo unas dur¨ªsimas manifestaciones en As Color contra Santamar¨ªa y De Felipe. La declaraci¨®n es tremenda, a¨²n en los par¨¢metros de Bernab¨¦u, que cuando se enfadaba era de armas tomar. Tanta furia quiz¨¢ se explique porque ten¨ªa debilidad por Santillana. ?l mismo hab¨ªa exigido su fichaje, tras verle jugar con el Racing en Alicante. Santamar¨ªa y De Felipe quedaron arrasados, pues sent¨ªan por el patriarca. Sus respuestas en el n¨²mero siguiente de As Color son descargos sin insolencia. Se les ve sumisos, achicados.
En la ducha, Santillana orin¨® sangre y se asust¨®
Santillana tampoco jug¨® el domingo siguiente. Ni el otro. Pruebas y m¨¢s pruebas. Por fin, el 8 de mayo, el diario Pueblo, en sensacional exclusiva, revela que las exploraciones han permitido descubrir que Santillana ten¨ªa s¨®lo un ri?¨®n. Con tratamiento y reposo recuperar¨ªa su funcionamiento normal, pero no podr¨ªa jugar m¨¢s, porque otro golpe ah¨ª podr¨ªa causar su muerte. Santillana queda arrasado:
¡ªYo ten¨ªa veinte a?os, era mi tercera temporada. ?De repente ese golpe! Me mostraron las radiograf¨ªas. S¨®lo un ri?¨®n, en la derecha, aunque m¨¢s grande de lo normal, en forma de herradura. Una anomal¨ªa con la que hab¨ªa vivido tan feliz sin saberlo. Eso no hab¨ªa salido en los reconocimientos cuando fich¨¦. Entonces eran muy simples: electroencefalograma, electrocardiograma y an¨¢lisis de sangre y de orina. Y nada m¨¢s.
El tema ocup¨® el escenario nacional. Unos m¨¦dicos opinaban que podr¨ªa jugar bajo su riesgo, otros que no. Los del Madrid no se atrev¨ªan a dar el paso. La Espa?a futbol¨ªstica lo vivi¨® con dolor. Se le quer¨ªa y aplaud¨ªa en todos los campos. Humilde, serio, agradable, espectacular en sus saltos, correcto con el rival. Un modelo de deportista. ¡°?Le ha tenido que pasar a ¨¦l! ?Ya le pod¨ªa haber pasado a¡!¡± Y ah¨ª cada cual pon¨ªa el nombre de su jugador m¨¢s detestado.
Saporta llam¨® a Samaranch y ¨¦ste habl¨® con Antonio Puigvert, la eminencia nacional en urolog¨ªa. El 12 de junio fueron a Barcelona. Samaranch invit¨® a comer en su casa a Saporta, el jugador y los padres de ¨¦ste. Luego les llev¨® a Puigvert. Este le hizo toda clase de pruebas y dio una primera opini¨®n favorable. El 15 le examin¨® de nuevo y dio luz verde: podr¨ªa seguir jugando. El ri?¨®n estaba ya perfecto. El riesgo de un nuevo accidente, m¨¢s fuerte, que lo partiera con consecuencias fatales, le parec¨ªa remoto.
Yo ten¨ªa veinte a?os, era mi tercera temporada. ?De repente ese golpe!
¡ªYo dudaba, pero ¨¦l me dec¨ªa: ¡°Tienes una cabeza, un coraz¨®n, un p¨¢ncreas, un h¨ªgado, un est¨®mago, un ri?¨®n¡ Si te cae una teja en la cabeza no tienes otra y no vas a dejar de salir a la calle por eso. No debe preocuparte tener s¨®lo un ri?¨®n. Naciste as¨ª, has vivido feliz as¨ª. Si no hubiera ocurrido esto, ni lo sabr¨ªas¡±. Me hizo mucho bien.
La noticia ahora fue: Santillana podr¨¢ seguir jugando. Todo el mundo lo acogi¨® con felicidad. Pero a¨²n tendr¨ªa que pasar un calvario.
¡ªJugaba con miedo. Tard¨¦ en coger confianza. Y la prensa no se port¨® bien conmigo. Me criticaban, me dec¨ªan que no era el mismo. Me quitaban la fe.
Volvi¨® en Alicante, en pretemporada. Jug¨® toda la pretemporada, incluida la presentaci¨®n en el Bernab¨¦u de Netzer y Mas, ante el River Plate. Fue titular los dos primeros partidos de Liga: en casa, ante el Castell¨®n (0-0) y en Granada (1-1). Perdi¨® el puesto hasta la novena jornada. Luego volvi¨®, pero a tirones. Fue su peor Liga en el club, en puridad, la ¨²nica floja. La acab¨® con 18 partidos y 3 goles.
Pero en junio, ya en la Copa, recobr¨® el tono. El Madrid la gan¨®, con 4-0 al Bar?a en la final, en la que marc¨®. Ese era su sexto gol en esa Copa, tantos como partidos jug¨®. Y ya sigui¨® jugando, hasta la 87-88 inclusive. Fueron 17 temporadas en el Madrid, 643 partidos, 290 goles, nueve Ligas, cuatro Copas, dos Copas de la UEFA. Y 56 partidos en la Selecci¨®n, con 16 goles.
Se retir¨® a punto de cumplir los 36, pasando el testigo a Butrague?o. Feliz, con una carrera colmada. Rodeado de cari?o y prestigio.
Pero aquellas semanas de zozobra no se le han borrado de la memoria.
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