Bienvenidos al hotel Ancelotti
El t¨¦cnico ofrece al Bayern un juego m¨¢s sencillo y menos demandante para los futbolistas tras la exigencia de Guardiola. El equipo ha ganado todos sus partidos
![Diego Torres](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F905d2291-3bc7-4951-9b10-14c4000df79f.png?auth=71540af241da7b2d45e7ccd8aac79de09feb0b15263f9f39b72b24c67ae654b5&width=100&height=100&smart=true)
![Ancelotti se pone la chaqueta del Bayern durante un partido.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WD62I2BSQM74YP7JPLS5ZCYWSQ.jpg?auth=4a9d8f20dbe784eb4b15e004835cdb9399d8efdca0c25e1b3c53bb796c08dd94&width=414)
¡°?C¨®mo me voy a estresar si el f¨²tbol es un juego?¡±, se pregunta Carlo Ancelotti.
Sonriente, lozano, escrutando a sus interlocutores desde unos ojos cristalinos y brillantes, el entrenador en activo m¨¢s laureado de la Champions proclam¨® recientemente ante una nutrida audiencia b¨¢vara que se bebi¨® dos litros de cerveza en una fiesta institucional porque hay productos cuya potencia todav¨ªa no ha calculado: ¡°Yo s¨¦ cu¨¢nto vino puedo soportar, pero todav¨ªa no s¨¦ cu¨¢ntas cervezas aguanto¡±.
El hombre exhibe con aparente campechan¨ªa un talento descomunal para conseguir que a su alrededor todo fluya cordialmente. Una leve cojera, efecto visible en las rodillas de una carrera larga y tortuosa con las botas puestas, es el ¨²nico signo manifiesto de incomodidad en todo el conjunto. El detalle lo dignifica a ojos de los muchachos y le confiere un aura de viejo zorro frente a los directivos.
Durante tres a?os Pep Guardiola convirti¨® la sede del Bayern, en S?bener Strasse, en una especie de santuario de abnegado perfeccionismo. All¨ª se suced¨ªan jornadas de agitaci¨®n y vigilia. El Cabo Ca?averal del f¨²tbol europeo. El sucesor ha devuelto al lugar su aroma primordial como de buc¨®lica posada b¨¢vara. Los resultados en la Supercopa alemana, Bundesliga y Champions son la m¨²sica de fondo: ocho partidos, ocho victorias. Un gol en contra y 27 a favor.
¡°En el Bayern quiero continuar con una buena posesi¨®n de bal¨®n pero tambi¨¦n conseguir jugar con un poquito m¨¢s de verticalidad¡±, explica en el L¡¯Equipe. ¡°Quiero m¨¢s finalizaci¨®n¡±.
Ancelotti posee dos cualidades imbatibles. La primera es el olfato para detectar el sentimiento colectivo del vestuario y presentarse como el catalizador, el resorte capaz de convertir los anhelos de los jugadores en energ¨ªa competitiva. Con ¨¦l, los futbolistas se sienten m¨¢s influyentes de lo que realmente son. Su segunda virtud se relaciona con el genio t¨¢ctico. Ancelotti es un maestro en el arte de ofrecer soluciones claras e imaginativas a los problemas que los futbolistas encuentran en el campo. Sin dogmatismos. Instintivamente, es capaz de resolver las peores contradicciones.
En 2013 hered¨® la maquinaria pesada de Mourinho en el Madrid y un a?o despu¨¦s gan¨® la Champions jugando con Isco de mediocentro. En el Bayern su misi¨®n es la contraria. Encuentra un equipo y un club plagado de personalidades que a?oran el viejo f¨²tbol directo alem¨¢n y piden a gritos un poco de sosiego tras el torbellino acad¨¦mico de Guardiola.
El t¨¦cnico en activo m¨¢s laureado
Carlo Ancelotti (Reggiolo, 1959) es un caso ¨²nico. Ning¨²n entrenador en activo ha conquistado m¨¢s t¨ªtulos de Copa de Europa. Levant¨® dos como futbolista, con el Milan; y otras tres copas como entrenador, ya con el formato de Champions, dos con el Milan y una con el Madrid. En total cinco trofeos, como Migual Mu?oz.
Su fichaje por el Bayern coincide con el programa de un club que considera la Champions como su prioridad. Despu¨¦s de lograr tres Bundesligas consecutivas y varios r¨¦cords de puntuaci¨®n y goles con Pep Guardiola, el club m¨¢s rico de Alemania se ha impuesto recuperar el trofeo que logr¨® por ¨²ltima vez en 2013. Inmediatamente, los dirigentes han pensado en Ancelotti. El parmesano es el entrenador-fetiche a la hora de asaltar el t¨ªtulo m¨¢s preciado del continente.
Ancelotti se present¨® en el Bernab¨¦u prometiendo un ¡°f¨²tbol espectacular¡± despu¨¦s de tres a?os de contragolpes y ahora en el Bayern advierte que lo que quiere es m¨¢s contragolpes. ¡°La estad¨ªstica de la ¨²ltimo Euro¡±, dice, ¡°es bastante elocuente: siete partidos sobre diez fueron ganados por el equipo que tuvo menos el bal¨®n. Para meter un gol lo m¨¢s f¨¢cil es el contragolpe. Cuanto m¨¢s tienes la posesi¨®n, menos posibilidades tienes de contraatacar y aprovechar los espacios¡±.
Ancelotti dice lo que quieren escuchar sus futbolistas. Apunta a cuestiones que intrigaron a Beckenbauer y preocupan al director general, Karl-Heinz Rummenigge, o al director deportivo Matthias Sammer. Se pone a disposici¨®n para lo que manden. Menos cruyffismo. M¨¢s simplificaci¨®n.
¡°Lo hice en el Madrid con James, Di Mar¨ªa o Isco¡±, dice. ¡°Y lo quiero hacer en el Bayern con Robben, Rib¨¦ry, Douglas o Coman. No quiero que se dediquen tanto a abrir el campo y a centrar, como extremos, sino m¨¢s a recibir el bal¨®n en el medio¡±.
Los centroeuropeos lo definen como gem¨¹tlichkeit. La serenidad ideal, aspiraci¨®n de todo buen hostelero que se precie. Un estado mental que conecta con esa paz que no es simplemente un modo de ser. El t¨¦cnico de Reggiolo es un hombre mucho m¨¢s complejo de lo que aparenta. Su impasibilidad no es un atributo del car¨¢cter sino una f¨®rmula de gesti¨®n. Un seguro de ¨¦xito en el Parma, el Milan, el Chelsea, el PSG y el Madrid, algunas de las instituciones m¨¢s exigentes de una industria inflada como pocas.
Nacido en 1959 en la campi?a parmesana, Carlo Ancelotti finge ser un aldeano distra¨ªdo. Su m¨¦todo parece de f¨¢cil aplicaci¨®n pero sus imitadores han fracasado. Para lograr la gem¨¹tlichkeit ancelottiana es preciso ser un genio del c¨¢lculo y la acci¨®n.
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