El Celta guarda su esencia hasta el final ante el Panathinaikos
El equipo de Berizzo derrota al Panathinaikos tras hacer lo posible para perder durante ochenta minutos y darlo todo para ganar en los diez ¨²ltimos
En el f¨²tbol ya pocas cosas son lo que parecen, se sepulta lo cl¨¢sico y emerge lo h¨ªbrido, las competiciones europeas se juegan bajo un sol de justicia y los formatos de liguillas alejan a los partidos del frenes¨ª de anta?o. En este f¨²tbol de 2016 hay equipos griegos que se presentan a jugar con un entrenador italiano y once futbolistas con once pasaportes diferentes. Ese es el Panathinaikos, que cay¨® en Bala¨ªdos ante un Celta que defiende sus opciones en la Europa League para dirigirse hacia un mano a mano con el Ajax para liderar su grupo, en todo caso para superarlo y acceder a las eliminatorias.
El Celta hizo lo posible por perder durante los primeros ochenta minutos y lo dio todo para ganar en los diez ¨²ltimos. Sucedi¨® lo segundo, detalle que alerta sobre su capacidad y la del rival. Se dej¨® llevar el equipo de Berizzo en un partido que comenz¨® bajo una solana con una inusitada pereza, pero que pronto se le nubl¨®, incapaz de trenzar juego, de llamar a su identidad con y sin pelota, tan improductivo que acab¨® por invitar al rival a exponerse. El Panathinaikos, que empez¨® dubitativo y con reparos a la hora del despligue, era media hora despu¨¦s de saltar al campo un torrente con un m¨¢s que interesante caudal y se fue al descanso tras coleccionar varias ocasiones para marcar e incluso un gol anulado mientras en Bala¨ªdos el celtismo, el del c¨¦sped y el de la grada, estaba disperso, unos en busca de su juego, los otros con un reclamo hacia el palco y la negociaci¨®n en marcha para que inversores chinos controlen el club: ¡°Mouri?o, atiende, el Celta no se vende¡±.
El calendario le exige al Celta, su t¨¦cnico recurre a explorar la profundidad de la plantilla, pero la realidad es tozuda: hay bastante diferencia entre piezas, en su capacidad y sobre todo en como engranan. Naranjo y Se?¨¦, titulares en esta cita, no son Pione Sisto y Bongonda y todos ellos est¨¢n muy lejos de lo que le ofrec¨ªan al equipo Nolito y el todav¨ªa lesionado Orellana. Rossi carece a d¨ªa de hoy de ese don ub¨ªcuo, constante e industrioso que aporta Iago Aspas, al que guard¨® Berizzo en la banda durante 78 minutos y vivi¨® ese tiempo como si estuviese enjaulado, desesperado por aportar. No se puede discutir el car¨¢cter coral que gui¨® al Celta hacia su mejor versi¨®n, la del equipo que apretaba sin bal¨®n y se disparaba hacia la meta rival con una variedad y continuidad al alcance de muy pocos, pero si algo ha mostrado este inicio de temporada es que el plan de Berizzo se beneficiaba del talento de piezas que por ahora no tienen reemplazo.
El Celta empez¨® en la tumbona, pareci¨® levantarse con alg¨²n leve rescoldo de clase, con un taconazo de Guidetti que pareci¨® m¨¢s de Gutidetti, pero se volvi¨® a caer. Lo sostuvo Sergio ?lvarez con una doble intervenci¨®n a remates de Ibarbo y Coulibaly, un mal¨ª que encendi¨® el motorcito y se merend¨® la banda derecha; oo mantuvo en el partido la precipitaci¨®n del rival, que dej¨® pasar dos goles bien anulados, uno por fuera de juego de Ibarbo, otro ya tras el descanso por falta previa de Berg antes de su remate y que reclam¨® un penalti en una acci¨®n en la que Cabral empuj¨® a Ibarbo.
El partido transit¨® hasta un punto en el que el grader¨ªo aparc¨® reivindicaciones referentes a cuestiones de despacho y enfoc¨® hacia el banquillo de Berizzo a la espera de que le insuflase a su equipo un aliento pelotero. Entraron Pione Sisto y Wass por los extremos Naranjo y Se?¨¦ porque adem¨¢s Berizzo necesitaba m¨¢s madera por dentro en un partido que se desmadejaba, pero en el que a¨²n as¨ª el Panathinaikos jam¨¢s pas¨® apuros atr¨¢s hasta que, con doce minutos por delante, sali¨® al campo Iago Aspas e hizo algo que apenas nadie en su equipo hab¨ªa hecho hasta ese momento: tir¨® un desmarque. No precis¨® mayor alarde para propiciar un penalti de Samba a Guidetti que, como el del ¨¢rea opuesta, tambi¨¦n se qued¨® en el limbo. Pero el episodio, la proximidad del final y el bullicio de su futbolista bandera, activaron al Celta, trajeron a la grada de vuelta al verde. Lleg¨® el triunfo porque el bal¨®n al fin se movi¨® con soltura, Guidetti remat¨® un servicio de Wass y poco despu¨¦s ¨¦ste empal¨® desde muy lejos un diab¨®lico libre directo. Pareci¨® tan f¨¢cil y al tiempo tan dif¨ªcil.
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