Un Nadal de dos caras
Tras un arranque demoledor, el espa?ol se nubla ante un correoso Mannarino. Pese a todo, el 6-1 y 7-6 (despu¨¦s de 1h 51m) le empareja en los cuartos de Pek¨ªn con el b¨²lgaro Dimitrov (6-7, 7-6 y 6-4 a Pouille)
Para cuando el bueno de Adrian Mannarino quiso pesta?ear y abrir los ojos, Rafael Nadal ya le hab¨ªa dado una tunda, pero poco a poco el franc¨¦s se resarci¨®. As¨ª que lo que en principio iba camino de ser otro desfile similar al que rubric¨® en su estreno en Pek¨ªn, hace dos d¨ªas frente a Paolo Lorenzi (doble 6-1), acab¨® convirti¨¦ndose en una cita bastante m¨¢s exigente para el de Manacor. Si ante el italiano emple¨® solo 1h 04m, contra el franc¨¦s (64 del ranking mundial) se estir¨® bastante m¨¢s el cron¨®metro (1h 51m) y en consonancia la dificultad: 6-1 y 7-6. A pesar de todo, Nadal avanz¨® hacia los cuartos del torneo asi¨¢tico, en los que hoy (hacia las 15.00, Movistar+) se medir¨¢ al b¨²lgaro Grigor Dimitrov (6-7, 7-6 y 6-4 a Lucas Pouille).
M¨¢s all¨¢ del historial y los trofeos, uno de los aspectos que m¨¢s loables del balear es su aplicaci¨®n, sea quien sea el que est¨¢ al otro lado de la red y sea cual sea el escenario. Hoy d¨ªa, Pek¨ªn. Este jueves le toc¨® turno con Mannarino, zurdo como ¨¦l, 28 a?os y con el que nunca se hab¨ªa topado en ninguna pista del circuito. Un rival sin t¨ªtulo ni final alguna en su expediente y que a priori no deb¨ªa representar a priori mayor complicaci¨®n, pero que traste¨® lo suficiente como para que Nadal tuviera que abordarlo con la m¨¢xima determinaci¨®n.
El espa?ol, n¨²mero cuatro del mundo, corne¨® como un toro bravo en el primer parcial. Lo sell¨® en apenas media hora, 29 minutos exactos, en los que Mannarino poco m¨¢s pudo hacer que ver pasar la bola una y otra vez por uno y otro costado. Nadal lo descompuso en la manga inicial con 13 golpes ganadores y solo tres errores no forzados; y, lo que es m¨¢s importante, con unos ¨ªndices de servicio m¨¢s que notables: gan¨® el 75% de los puntos jugados con su primer saque y todos los que se dilucidaron con su segundo; impecable en este punto, por tanto.
Hasta ah¨ª, todo en orden, todo bien, porque despu¨¦s Nadal fue difumin¨¢ndose en todos los sentidos. Su porcentaje en el servicio decreci¨® de forma m¨¢s que considerable (al final qued¨® en un 61% de efectividad) y fue cediendo la iniciativa del juego a Mannarino, que agradeci¨® la benevolencia y fue meti¨¦ndose en un partido que todo el mundo ve¨ªa poco antes completamente decantado. Conforme el galo gan¨® confianza, la del espa?ol mengu¨®. Se nubl¨® Nadal (27 errores no forzados, solo cuatro menos que su adversario) y se desdibuj¨®. Fue a remolque (3-4, 4-5, 5-6...) en el segundo set y su drive, sin filo ni pegada, la tara que principalmente le ape¨® contra Pouille en Nueva York hace un mes, volvi¨® a renquear.
De hab¨¦rselo cre¨ªdo un poquito m¨¢s, Mannarino pudo haber igualado perfectamente el marcador, pero en el tie break le entr¨® el v¨¦rtigo l¨®gico de quien encara las ¨²ltimas paredes del Annapurna. Rebati¨® hasta el final (6-6, 6-7 y 6-8...), pero cuando el marcador indicaba el 6-6 en la muerte s¨²bita y ten¨ªa el punto pr¨¢cticamente hecho le tembl¨® la raqueta en la red. Nadal, ya se sabe, sigue siendo pese a todo Nadal, est¨¦ mejor o peor, m¨¢s o menos fino. El respeto (temor) siempre estar¨¢ ah¨ª. Y el franc¨¦s se march¨® mascullando: lo que pod¨ªa haber sido y no fue... .
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