Rafinha y el Barcelona desmontan al Deportivo
El brasile?o firma los dos primeros tantos de un equipo bien intenso y que recobra sus mejores sensaciones ante un rival sorprendentemente vulnerable
Hay partidos pesarosos, por el sol y por la tibieza de la tarde, por una calma chicha que invita a la siesta, jornadas de Liga habitualmente engorrosas para las figuras como las del Bar?a, expectantes por la llegada de la Champions y resacosas por el virus FIFA, d¨ªas en que se dan resultados sorprendentes, como fue la victoria del Alav¨¦s en el Camp Nou. El marco motiva especialmente a los equipos peque?os y a los jugadores m¨¢s an¨®nimos, por no decir suplentes, pocos tan v¨¢lidos como Rafinha. El brasile?o resolvi¨® con la gorra la visita del Deportivo, que dimiti¨® de manera escandalosa, desquiciado por el quisquilloso y valiente Neymar, y rematado por el reaparecido Messi. Ya escarmentado, no estaba para concesiones el Bar?a.
Los goles acabaron con el runr¨²n que hab¨ªa de camino al estadio y en la nueva grada de animaci¨®n del gol norte del Camp Nou. M¨¢s que de f¨²tbol, se hablaba de jugadores y del entrenador, de la suplencia de Messi e Iniesta. Al t¨¦cnico le salen unas alineaciones muy raras en las jornadas de entretiempo, condicionadas por encuentros tan importantes como el del mi¨¦rcoles contra el City de Guardiola. A Luis Enrique le ha dado por desplegar el equipo a partir de tres centrales, sin que se sepa si es por una decisi¨®n t¨¢ctica; por la afrenta del Deportivo, capaz de atacar con tres delanteros y defender con un tr¨ªo de mediocentros; o porque prefiere modificar el dibujo antes que poner a Aleix Vidal, el sustituto natural del lesionado Sergi Roberto.
Hay decisiones muy reveladoras sobre la manera de ser de los entrenadores, y est¨¢ claro que Luis Enrique, estimulado por las rotaciones, no quiere saber nada de Aleix Vidal y en cambio tiene una fe ciega en Rafinha. Ubicado como extremo derecho, el punto de arranque de Messi, el brasile?o desequilibr¨® el partido con una jugada muy expresiva del momento del Bar?a: rob¨® la pelota, combin¨® con Luis Su¨¢rez y remat¨® cruzado hasta doblar el brazo de Lux, poco afortunado en la jugada (1-0). No queda m¨¢s remedio que apretar y presionar cuando mengua la elaboraci¨®n y la combinaci¨®n, y los jugadores se muestran imprecisos, m¨¢s jornaleros que virtuosos, poco reconocibles como artistas del Bar?a.
Aleix Vidal no tiene sitio
Los arrebatos y las jugadas de estrategia se impusieron al passing-game en el Camp Nou. El equipo se estiraba demasiado, conduc¨ªa mucho y tocaba poco, limitada la l¨ªnea de pase, lento y reincidente en las p¨¦rdidas, sin salida muy clara desde el ¨¢rea de Ter Stegen. La actitud, sin embargo, resultaba irreprochable: los muchachos de Luis Enrique corr¨ªan, atentos e intensos, sin disfunciones ni concesiones defensivas, y muy efectivos habilitados por Lux. La pegada de Rafinha y Luis Su¨¢rez fue suficiente para abatir al Deportivo, que tom¨® dos nuevos goles como quien no quiere la cosa, sin pesta?ear, muy manso y espectador, sorprendentemente vulnerable, destensado y desconectado, rara sensaci¨®n en un plantel de Gaizka Garitano.
Rafinha remach¨® un rechazo de Lux despu¨¦s de un cabezazo de Piqu¨¦ en una falta botada por Neymar (2-0). Y Luis Su¨¢rez, excelso en la recepci¨®n, le col¨® el cuero por entre las piernas al meta despu¨¦s de un precioso control orientado (3-0). El gol rompi¨® el guion de los dos ¨²ltimos partidos del Deportivo en el estadio cuando igual¨® por dos veces una desventaja de dos tantos y se convirti¨® en una pesadilla parecida a la de la Real Sociedad y el Celta para Luis Enrique. Asegurada la victoria, el partido se puso a merced de Alc¨¢cer, para que se estrenara como goleador despu¨¦s de que Luis Enrique reservara tambi¨¦n a Luis Su¨¢rez y diera entrada al reestablecido Messi, para que se rodara con vistas al City.
A Alc¨¢cer, sin embargo, se le niega el gol, peleado con los porteros y los postes, igual da que sea en casa como fuera, reducido tambi¨¦n por Lux. El meta se redimi¨® en la segunda parte con una serie de estupendas paradas, solo abatido por un golazo de Messi. Muy escorado, el 10 enganch¨® con la zurda sin parar un pase profundo de Neymar, asistente, agitador, valiente y tambi¨¦n desafiante, al punto de que provoc¨® la expulsi¨®n de Laure. Al mando del argentino, el equipo se organiz¨® mejor y complet¨® unos muy buenos minutos, como si todav¨ªa hubiera partido y no se impusiera administrar esfuerzos, los 11 jugadores muy puestos, desde Neymar hasta el omnipresente Piqu¨¦.
Nadie volvi¨® a preguntar por Vidal ni mostr¨® especial inter¨¦s por el City de Guardiola, que llegar¨¢ al Camp Nou despu¨¦s de que empatara con el Everton de Koeman. La vida se afronta de manera muy diferente en el Bar?a cuando Iniesta ha descansado, Su¨¢rez recupera el gol, Neymar no deja de encarar ni cuando le abren la cabeza y est¨¢ de vuelta Messi, tan presente ante el D¨¦por que fue amonestado por S¨¢nchez Mart¨ªnez. Ni siquiera la tristeza de Alc¨¢cer, impotente y negado, inquiet¨® a la hinchada, m¨¢s que contenta con un 4-0 en un partido dise?ado para jugadores polivalentes y resultones como Rafinha.
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