El Athletic despierta, la Real Sociedad se duerme
El conjunto bilba¨ªno rompe su mala racha en los cl¨¢sicos y remonta a los donostiarras con otro gol de Aduriz
Hace tiempo que los cl¨¢sicos entre el Athletic y la Real perdieron el f¨²tbol, enredados en pasiones adolescentes (que si yo te quiero m¨¢s, que no, que yo, que cuelga t¨², que no, que a m¨ª me da igual). Enredos de cine de barrio en los que se sobreact¨²a aunque el gui¨®n sea m¨¢s plano que la tierra antes de que Galileo dijera lo contrario. ?ltimamente han perdido hasta la pasi¨®n en ese debate alternativo sobre qu¨¦ es m¨¢s importante, si ganar a este o si ganar a aquel, sobre las trascendencia del ser o la insoportable levedad del ser, sobre qui¨¦n sufre o qui¨¦n disfruta m¨¢s cuando pierde o cuando gana. Al final los adolescentes, o sea los futbolistas, dependen m¨¢s de las circunstancias para excitarse que el p¨²blico en general.
Le pas¨® a la Real Sociedad, que sali¨® en son de paz y en calma, con el bal¨®n como tois¨®n, porque es capaz de buscarlo, amaestrarlo y gobernarlo, pero se encontr¨® con un gol inesperado, un gol que fue el fruto de un saque de esquina defendido por el Athletic como los malos se defienden ante los buenos en las viejas pel¨ªculas de serie C: tres a por uno, y marca el otro, o sea Zurutuza, que ven¨ªa del saloon del ¨¢rea grande pero tiene siempre el zapato bien ajustado. El gol silenci¨® San Mam¨¦s. No en vano el Athletic llevaba ocho cl¨¢sicos consecutivos sin ganar a su vecino. Y que te d¨¦ un portazo en los morros al cuarto de hora de banal conversaci¨®n suena a zaska en toda la boca. Al Athletic le dolieron los dientes, porque nadie hab¨ªa ido al dentista, porque nadie conoc¨ªa a nadie en el partido, salvo en los forcejeos. El esp¨ªritu volc¨¢nico del Athletic se equilibraba con el cortafuegos de la Real Sociedad, mejor organizada en el campo, sin tiral¨ªneas, con Carlos Vela difuminado bajo el cielo gris, y con William Jos¨¦ de controlador de un aeropuerto sin aviones.
Sin Be?at, el Athletic es un equipo asambleario. Una suma de esfuerzos al que le salv¨® el gol en contra. Tanto como adormeci¨® a la Real, enfrascada en su historial casi impoluto de la d¨¦cada, se olvid¨® de jugar, y el Athletic, dolido en su costado por el gol de Zurutuza, decidi¨® presionar, jugar cuanto pod¨ªa, aprisionar a la Real Sociedad que se sent¨ªa a gusto en la c¨¢rcel de su ventaja. Como siempre, las fieras eran m¨¢s importantes que los gladiadores. Le fallaba al Athletic la arquitectura con San Jos¨¦, Iturraspe y Muniain, pero le sobraba cemento con Williams, Aduriz y Ra¨²l Garc¨ªa, especialistas en construcciones de urgencia, s¨®lidas, sin abalorios. Esa fue la parte que no entendi¨® la Real, con Vela, Prieto, William Jos¨¦ desactivados y con Illarramendi m¨¢s dubitativo que nunca. Al descanso, el Athletic (con tres disparos peligrosos de Williams, Muniain e Iturraspe) sab¨ªa que pod¨ªa ganar, pero la Real dio la sensaci¨®n de que no sab¨ªa que pod¨ªa perder.
Al reinicio del partido, Muniain, hasta entonces et¨¦reo, hizo una de las suyas, controlar, recortar hacia adentro y golpear a pie cambiado, curva, en comba, junto al poste derecho haciendo in¨²til la presencia de Rulli. Un gol de Munian, a lo Munain, y eso que su juego adolec¨ªa de muchas carencias. Ah¨ª, quiz¨¢s la Real se dio cuenta de que su cartilla de ahorro ten¨ªa que ver m¨¢s con las preferentes que con un plazo fijo de toda la vida. M¨¢s a¨²n, cuando diez minutos despu¨¦s Aduriz consigui¨® voltear el marcador tras un error de Navas, una pelea de Williams con Rulli y el toquecito sutil del rojiblanco para superar al portero y defensores realistas.
Si el f¨²tbol es una cuesti¨®n de ¨¢nimo, el Athletic ten¨ªa las de ganar, porque la Real apenas pudo contar con el pulso de Zurutuza, incansable, razonable en cuanto hac¨ªa, pero con su batall¨®n de ¨¦lite de vacaciones: Oyarzabal solo apareci¨® en un disparo que repeli¨® Iraizoz, Vela fue una nube m¨¢s en el cielo de Bilbao y William Jos¨¦ s¨®lo firm¨® un error -que pudo ser el empate final- ante Iraizoz cuando San Mam¨¦s y el Athletic se quedaban sin aliento.
Porque antes hab¨ªa marcado Williams a pase de Aduriz y despu¨¦s ??igo Mart¨ªnez en un cabezazo tras un libre indirecto. Se romp¨ªa as¨ª la racha de la Real en los cl¨¢sicos, demasiado escondida en el juego, como se esconde la gente tras el paraguas (del gol) cuando llueve, como se encoge la gente cuando no tiene paraguas. Le pudo el pedigr¨ª de los cl¨¢sicos, el mismo que anim¨® al Athletic a suplir el juego por poder¨ªo, con un Williams a la altura que se espera (hizo de Yuri un lateral lento) y con Aduriz a la altura que no se le espera porque se le encuentra siempre.
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