Las Palmas y Celta enloquecen
El equipo canario iguala una desventaja de tres goles ante un rival que se qued¨® con diez hombres y pudo ganarle en la ¨²ltima jugada del partido
Marc¨® Boateng, igual¨® una desventaja de tres goles Las Palmas y a Quique Seti¨¦n se le escap¨® una sonrisa delatora. El f¨²tbol es eso, mezcla lo pasional y lo imposible para disfrutar hasta en las situaciones m¨¢s extremas. Si adem¨¢s se llega al resultado mediante un est¨¦tico despliegue resulta inevitable gozar. Todo ello matiz¨® un partido bello por sus giros inesperados, por sus matices inescrutables, un empate que premi¨® a Las Palmas por su tenacidad para reparar lo que hab¨ªa estropeado, tambi¨¦n al Celta por su capacidad para imponerse de inicio y su esfuerzo para sufrir en los minutos finales en inferioridad num¨¦rica y rehacerse para bregar por un punto tras tener los tres en el bolsillo. Una igualada que, en definitiva, fue un regalo para el espectador, que disfrut¨® de un espect¨¢culo magn¨ªfico, una locura futbol¨ªstica.
El elogio debilita y a Las Palmas igual le lleg¨® demasiado pronto en este campeonato. No fue inmerecido porque su idea y su puesta en escena merece ser destacada, pero tampoco debe desenfocar su realidad: el equipo que prepara Quique Seti¨¦n, con sus armas, deber¨¢ esforzarse para salvar la categor¨ªa. Esa es su realidad y as¨ª de dura se la mostr¨® el Celta en veinte minutos demoledores con tres goles. Las Palmas acab¨® arreglando la noche, pero encadena seis jornadas sin ganar. En ese intervalo el Celta apenas ha perdido un partido.
Todo ocurri¨® en uno de esas citas que se decantan a sopapos. Tres bofetadas le propin¨® el Celta al Las Palmas, tres le devolvieron en un duelo descontrolado que expuso talento, pero tambi¨¦n errores, los dos iniciales achacables al meta canario Ra¨²l Lizoain, que pudo hacer mucho m¨¢s en los primeros goles que encaj¨® su equipo. Uno lleg¨® tras un libre directo de Wass en el que el portero entreg¨® el bien que se le supone m¨¢s preciado, el centro de su marco. En el segundo sali¨® a destiempo ante la pericia de Iago Aspas, que aprovech¨® un preciso servicio de Pione Sisto para superarle por alto. Golpeado, a punto de irse a la lona, Las Palmas concedi¨® todav¨ªa un tercer golpe tras conexi¨®n entre Orellana y el inevitable Aspas.
No precis¨® el Celta un gran despliegue para causar tanto da?o. Ni se aplic¨® en la presi¨®n tanto como acostumbra, ni manej¨® la pelota m¨¢s tiempo que su oponente, ni siquiera pareci¨® estar muchos cuerpos por encima. Aprovech¨® sus opciones ante un rival descabalgado que ya en desventaja trat¨® de crecer con sus valores, con el bal¨®n al pie y mucha gente por delante del bal¨®n. Y demostr¨® que es un equipo en el que se puede creer, m¨¢s all¨¢ de que las circunstancias o sus propias carencias le sean adversas. Lleg¨® con la gente de atr¨¢s Las Palmas, con el central David Garc¨ªa, que estuvo cerca del gol en dos oportunidades tras dos acciones combinativas, y con su compa?ero de l¨ªnea Pedro Bigas, que acort¨® distancias al inicio de la segunda parte tras una grosera concesi¨®n del meta Sergi ?lvarez. Creci¨® el equipo de Seti¨¦n porque parti¨® de la lona, derrumbado como estaba. Acort¨® distancias y tuvo fortuna para no encajar en la inmediata respuesta del Celta, que remat¨® al palo nada m¨¢s sacar de centro.
Arriesg¨® Las Palmas, no le quedaba otra. Subi¨® l¨ªneas, se aboc¨® a que Iago Aspas aprovechase los espacios para liquidar las opciones de remontada, a que el juez de l¨ªnea hilase fino. Se acomod¨® atr¨¢s el equipo de Berizzo, pero Las Palmas nunca renunci¨® a su credo. Ah¨ª est¨¢ su encanto y el origen del elogio que le contempla. Empuj¨® y lo hizo con bal¨®n. No todos pueden hacerlo. Y en los veinte primeros minutos de la segunda parte arregl¨® lo que se le hab¨ªa estropeado en los veinte iniciales de la primera. En ese camino el Celta perdi¨® a Orellana, lesionado, y a Sergi G¨®mez, que se fue expulsado antes de que Vieira embocase el penalti del segundo gol canario. Boateng empat¨® de inmediato y con m¨¢s de veinte minutos por delante pareci¨® pintar el partido de amarillo.
Pero ah¨ª el Celta supo armarse. ¡°No llevamos el peso del partido, pero no se nos pueden ir estos dos puntos¡±, lament¨® Iago Aspas al final. No le faltaba raz¨®n. Con diez hombres su equipo se hizo fuerte y nunca dej¨® de mirar la victoria. La puedo encontrar en el ¨²ltimo minuto cuando otra nueva imprecisi¨®n de Lizoain abri¨® la meta para que Marcelo D¨ªaz rematase al larguero. Las Palmas se hab¨ªa consumido. No fueron los ¨²nicos: tanto ir y venir, tanta alternativa agot¨® hasta a quienes la presenciaban.
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