Teleno, el pico de 1001 cumbres
De c¨®mo un ¡°paseo¡± por la monta?a se convierte en un "rompepiernas"
Seguro que a usted tambi¨¦n le ha pasado, recibe un mensaje de un amigo con una invitaci¨®n tan suculenta que no se puede rechazar y, c¨¢ndido, la acepta. Y cuelga pensando que ya tiene plan para el fin de semana, cuando lo que tiene es un embarque que ni los marinos de la Pinta.
Hace unas semanas, uno de los componentes de la cuadrilla monta?era de la que formo parte, cuadrilla porque somos cuatro y gracias, propuso hacer una escapadita el fin de semana, disfrutar de una jornada en la monta?a y, como premio gordo, degustar un cocido maragato en todo su esplendor. La propuesta me lleg¨® por el grupo de WhatsApp, Dios confunda a los inventores de esta aplicaci¨®n diab¨®lica.
La idea la tuvo ?ngel, uno de los componentes del autodenominado grupo ¡°cuarteleros¡±, ?ngel de los Gonz¨¢lez con casa solariega en la muy noble villa Santa Colomba de Somoza, coraz¨®n de la Maragater¨ªa, y cuna de un cocido maragato que hace saltar las l¨¢grimas. Los otros dos miembros son Adolfo y Arist¨®teles, nombrados para no levantar agravios, y que conmigo cierra el cuarteto de este clan monta?ero. No somos una organizaci¨®n secreta, pero si un c¨ªrculo algo cerrado, porque entendemos el monta?ismo quiz¨¢ un poco diferente de lo que se suele concebir. Nos gusta la monta?a, nos gusta cumplir las rutas y objetivos marcados, pero lo m¨¢s importante de estas jornadas, en los espacios abiertos, son las tertulias que nacen espont¨¢neas sobre casi cualquier tema: filosof¨ªa, historia, m¨²sica, deporte, religi¨®n, cine, pol¨ªtica o arte. Aunque tambi¨¦n nos apasionan los encuentros con grandes animales en los ascensos, descensos o recesos. En esta ocasi¨®n solo vimos un conejo, m¨¢s suerte para la pr¨®xima vez.
Mars Tilenus, el monte m¨¢gico
- Monta?a m¨¢s alta de los montes de Le¨®n que da nombre a la sierra del Teleno. 2183 metros sobre el nivel del mar.
- La cruz que marca el v¨¦rtice geod¨¦sico indica 2188 metros, 5 metros m¨¢s de lo que mide.
- La ascensi¨®n a su cima en oto?o y primavera t¨¦cnicamente es f¨¢cil y f¨ªsicamente moderada.
- La ascensi¨®n en invierno puede resultar dura, con fuertes ventiscas y temperaturas que caen hasta los -30?C.
- En verano, con sol, la falta de cobertura arb¨®rea lo convierte en una plancha y su ascenso es bastante complicado por el calor.
- Por la cara norte se salva un desnivel acumulado de m¨¢s de 1000 metros, que en la mayor¨ªa de los picos se considera ascenso de "dificultad alta"
- Al no tener cobertura arb¨®rea, en d¨ªas de niebla es f¨¢cil perder el sendero que marcan los hitos...
- Fue bautizado por los astures como Teutates, su dios de la guerra. Los romanos lo rebautizaron como Mars Tilenus, a?adiendo el dios de la guerra de la ciudad capitolina.
- Dicen que esconde una gran veta de oro.
- Domina el paisaje leones en un radio de 50 km a la redonda.
Como clan monta?ero, se decidi¨® disfrazar esta escapada gastron¨®mica con la ascensi¨®n a alg¨²n pico cercano. A tiro de piedra de Santa Colomba est¨¢ el famoso Teleno, concretamente la cara norte de este pico, el m¨¢s alto de los montes de Le¨®n.
As¨ª que dicho y hecho. Uno de nosotros, que no fui yo, se dedic¨® a buscar una ruta por la cara norte. El adjetivo que escuche en el reporte de esa ruta fue f¨¢cil que extend¨ª a todas las facetas: f¨ªsica, t¨¦cnica y temporal. Probablemente me dijeron m¨¢s cosas, pero no preste mucha atenci¨®n. Resumiendo, no hice los deberes, no me estudie el pico ni la ruta.
De hecho, el d¨ªa anterior, y porque el universo es grande, tuve la ocurrencia de consultar el parte del tiempo: 12 grados cent¨ªgrados, sin lluvia y sol con episodios nubosos. Perfecto, ruta f¨¢cil y con tiempo oto?al suave. Menos mal que antes de cerrar la ventana del navegador me di cuenta de que estaba consultando el tiempo del pueblo Teleno en Asturias. As¨ª que casi con el mismo inter¨¦s busque el tiempo en el pico Teleno o alrededores. El pron¨®stico bajaba un poco las temperaturas y adivinaba un viento era de 15 km que, seg¨²n la escala Beaufort, es una brisilla ligera. No me preocup¨¦ de m¨¢s, alguien lo estar¨ªa haciendo por m¨ª. Segundo error, activ¨¦ el c¨®modo interruptor de la dependencia, pecado, y no venial, en la monta?a.
Despu¨¦s prepar¨¦ mi equipo: mochila, pantalones finos, un forro polar, guantes no impermeables, gorro y zapatillas de monta?a. Menos mal que ech¨¦ al zurr¨®n una chaqueta de Goretex naranja y gris, que me encanta y siempre llevo.
Llegamos a Filiel, un peque?o pueblo en las estribaciones de los montes de Le¨®n, desde donde comenzamos el ascenso. Entre unos cuantos robles se filtraban los rayos de un sol de oto?o y la temperatura era suave. Todas las se?ales apuntaban a un paseo para abrir hambre, la operaci¨®n ¡°cocido maragato¡± iba viento en popa. Al poco tiempo el terreno ya iba adquiriendo algo de inclinaci¨®n, pero el camino era f¨¢cil y el paisaje de monte suave y carente de altos bosques dibujaba los hermosos valles de la Maragater¨ªa a nuestros pies. Paseo tenue y agradable.
Hasta que, de repente, el camino dej¨® de zigzaguear y se enderez¨® como San Dimas. Una l¨ªnea recta nos indicaba el camino m¨¢s corto hacia la cima. Y al poco tiempo el camino se sumerg¨ªa en el circo glaciar conocido como La Sartaina, o m¨¢s bien en la morrera del glaciar lleno de piedras sueltas. En ese punto podr¨ªa jurar que, por muy suave que fuese el ascenso al Teleno, ah¨ª ten¨ªamos 30 grados de inclinaci¨®n como poco ?Sabe qu¨¦ ech¨¦ de menos en mi equipaci¨®n? Un par de buenos bastones.
No pasaba nada, la cima no parec¨ªa estar muy lejos. Con decisi¨®n nos merendamos esa porci¨®n de subida al picu. Est¨¢bamos casi en el borde de la cima, y yo pensaba que realmente hab¨ªa sido un pase¨ªto sin dificultad ninguna. Pero ante nosotros no apareci¨® la cumbre del Teleno, si no una meseta que se extend¨ªa varios cientos de metros y que cubr¨ªa el ascenso con niebla y nubes. Casi mejor, que si no nos iba a saber a poco. Adem¨¢s, la plasticidad y el color de las nubes sobre el p¨¢ramo que ten¨ªamos que cruzar dibujaban un paisaje realmente bonito. Y los b¨ªceps femorales nos agradecieron el descanso sobre llano.
S¨²bitamente, tuve la sensaci¨®n de que la temperatura se hab¨ªa desplomado. S¨ª, ese mismo d¨ªa entraba un frente polar por Galicia que cubrir¨ªa toda la pen¨ªnsula ?No lo hab¨ªa comentado? Yo tampoco lo sab¨ªa. Sin problemas, echamos las mochilas al suelo y nos enfundamos en las chaquetas. La m¨ªa naranja con c¨¢mara de aire y sistema de aislamiento en cuello y pu?os funcion¨® perfectamente.
Se acab¨® la llanura y el terreno volvi¨® a su verticalidad anterior. Qu¨¦ pena de bastones dejados en casa. Entre canchales, los hitos marcaban la direcci¨®n a seguir y el man¨®metro que a¨²n no est¨¢bamos cerca del pico, al menos el ejercicio nos manten¨ªa calientes. La niebla se disip¨® y detr¨¢s de ella aparecieron unos negros nubarrones. Comenz¨® a nevar y yo comenc¨¦ a mirar mis zapatillas de monta?a con preocupaci¨®n.
Sobre nosotros apareci¨® otra cornisa, ¡°bueno, la cumbre ya, menos mal, a ver si nos va a empeorar el tiempo¡±, alguien dijo. Ascendimos por el veril y la cornisa nos sorprendi¨® con otra ¡°llanura¡±, esta misma broma nos gast¨® el Teleno unas cuatro veces, daba la sensaci¨®n que el monte tuviese infinidad de cumbres y se lo pasase bomba con nosotros. No apareci¨® la cumbre pero si un viento lateral en forma de borrasca que estrellaba los trozos de cristal de agua, que no copos de nieve, sobre nuestro flanco derecho. Yo iba agarr¨¢ndome el ala de la capucha de mi chaqueta, como si saludase a los pe?ascos del suelo, para protegerme los ojos, mientras miraba mis zapatillas de monta?a. Si, en este preciso momento ya echaba de menos en la lista de cosas no tra¨ªdas: unas gafas antiborrasca, unos bastones, botas con suela vibran y polainas. Bueno las polainas todav¨ªa no, solamente me preocupaba tener que echarlas de menos.
Superamos un par de pseudocumbres m¨¢s, experimentamos un par de alegr¨ªas interruptus, y yo ya ten¨ªa los guantes empapados. Usted se preguntar¨¢ por qu¨¦ no me los quit¨¦ y met¨ª las manos en los bolsillos. Lo intent¨¦ un par de veces, pero algunos pe?ascos de canchales por los que evolucionamos te obligaban a utilizar las manos. En mi caso, adem¨¢s, no me fiaba mucho de mi calzado monta?ero.
A esas alturas lo ¨²nico que me preocupaba era hacer cumbre r¨¢pidamente por si empeoraba el tiempo, que no nos pillase en mitad del descenso, no quer¨ªa a?adir a la lista de cosas no tra¨ªdas y necesitadas equipo como crampones o raquetas... o piolets. Aparte de eso nada m¨¢s podr¨ªa empeorar, a no ser que nos meti¨¦semos en el campo de tiro y maniobras que el ej¨¦rcito tiene en la ladera norte del Teleno, y estuviesen de ejercicio. Pero creo que ponen una bandera roja para avisar, en alg¨²n sitio.
Al cruzar el en¨¦simo p¨¢ramo, con la ventisca golpeando y detr¨¢s de la niebla, aparecieron unas sombras negras, altos c¨²mulos de pe?ascos, que resultaron ser el pico del Teleno. Ten¨ªan que serlo, el man¨®metro marcaba los 2.175 metros, nos quedaban apenas 8 metros para coronar. As¨ª lo hicimos, hab¨ªamos ascendido 1.033 metros. Con las piernas congestionadas, frio en manos y pies mojados, nos hicimos la foto de rigor tras la cruz que marca el pin¨¢culo y sin m¨¢s pre¨¢mbulo iniciamos el descenso.
Y al poco tiempo el camino se sumerg¨ªa en el circo glaciar conocido como La Sartaina, 0 m¨¢s bien en la morrera del glaciar lleno de piedras sueltas.?En ese punto mis piernas podr¨ªa jurar que, por muy suave que fuese el ascenso al Teleno, ah¨ª ten¨ªamos 30 grados de inclinaci¨®n como poco.
Le aseguro que el descenso fue mucho m¨¢s r¨¢pido, quiz¨¢ empujados para evitar la ventisca o espoleados por deleitarnos con el cocido maragato, cebo de toda esta aventura. Ahora les tocaba sufrir a las rodillas, las m¨ªas desde luego lo hicieron. Cuando alcanzamos el valle de Filiel, 7 horas y 18 kil¨®metros despu¨¦s, volvi¨® a aparecer el sol. A pesar de todo el cansancio, result¨® una jornada espectacular. Lo digo sinceramente, no es el consuelo de un sufridor.
D¨ªas despu¨¦s, un m¨¦dico militar, que hab¨ªa estado de maniobras en el Teleno, me coment¨® que este monte tiene un microclima muy caprichoso, y que uno de los expertos monta?eros del ej¨¦rcito sufri¨®, en sus p¨¢ramos, una hipotermia. Ya sabe, no se puede subestimar ning¨²n monte, por su altura u orograf¨ªa, y menos si los romanos se lo dedicaron a Marte, el dios de la guerra. Este ¨²ltimo detalle ten¨ªa que haberme activado la peque?a alarma que todos o casi todos tienen en el cerebro.
?Cu¨¢l es la moraleja de toda esta historia? Pues que el Teleno es precioso, monta?a a la que hay que volver siempre que se pueda y que los embarques de los amigos, sobre todo de estos tres, son la sal de la vida. Espero que me monten m¨¢s zorreras como esta, al menos dos veces al a?o. Y, por extensi¨®n, espero que usted se implique en aventuras similares.
?El cocido que nos tomamos despu¨¦s en casa Pepa? Espectacular.
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