Ninguno hace nada para ganar
Carlsen y Kariakin firman su 7? consecutivo, y ambos lo consideran un buen resultado
Sergu¨¦i Kariakin cree que sus probabilidades de dar la gran sorpresa, destronando al campe¨®n del mundo, son mayores tras cada empate. Y Magnus Carlsen no se siente a¨²n recuperado totalmente del tropiezo en la 5? partida, que estuvo a punto de perder. Son las deducciones l¨®gicas del insulso empate en la 7?, con el importante matiz de que el noruego eludi¨® las variantes agudas, algo impropio de ¨¦l, a la espera de jugar ma?ana con blancas la 8? de las 12 previstas, con el marcador igualado a 3,5 puntos.
El documental Magnus, de Benjamin Ree, estrenado el viernes en Nueva York, no profundiza lo deseable en c¨®mo fue educado Carlsen, pero s¨ª alumbra algunas zonas de su personalidad: lo much¨ªsimo que sufre tras una derrota importante o cuando las cosas no salen como ¨¦l quiere; por ejemplo, tras los primeros reveses a los 14 a?os (a esa edad hizo tablas con Gari Kasp¨¢rov en una partida r¨¢pida y ya se perfilaba como futuro campe¨®n) o cuando, a los 23, perdi¨® ante Vasili Ivanchuk en la duod¨¦cima ronda del Torneo de Candidatos de Londres, lo que casi le impide lograr el primer puesto: ¡°Apenas dorm¨ª en las dos noches siguientes. En algunos momentos tuve miedo de volverme loco¡±, admite el escandinavo en la pel¨ªcula.
Cada d¨ªa hay m¨¢s indicios de que el punto menos fuerte del campe¨®n est¨¢ ah¨ª, en la estabilidad psicol¨®gica, y m¨¢s concretamente en la resiliencia (capacidad para superar situaciones adversas); quiz¨¢, por falta de costumbre. Ello est¨¢ contribuyendo mucho a que Kariakin haya llegado indemne al 8? asalto, sin exhibir nada m¨¢s (ni nada menos) que su virtuosismo defensivo. Los gestos de ansiedad e irritaci¨®n de Carlsen tras la 5? partida no admit¨ªan duda alguna sobre su dolor, que a¨²n no ha superado del todo.
S¨®lo as¨ª puede entenderse que uno de los mejores ajedrecistas de todos los tiempos haya jugado de manera tan superficial la 7?, desaprovechando una magn¨ªfica oportunidad de lograr clara ventaja con negras en el 15? movimiento, y peque?a ventaja en el 16?: su cabeza s¨®lo pensaba en el segundo empate bals¨¢mico seguido, sin darse cuenta de que pod¨ªa jugar a ganar.
La actitud de Kariakin es m¨¢s l¨®gica y comprensible. ?l sabe que arriesgar significar¨ªa ir contra su propio car¨¢cter, lo que le har¨ªa jugar inc¨®modo. Por tanto, su estrategia general consiste en mantener la igualdad en el marcador al menos hasta que s¨®lo queden dos partidas, porque es previsible que los nervios de Carlsen acusen tanta tensi¨®n y provoquen un error decisivo.
Las hermanas de Carlsen admiten en el documental que Magnus se evade muchas veces de las conversaciones familiares porque casi siempre est¨¢ analizando alguna posici¨®n a ciegas ¡°con la parte de atr¨¢s de su cerebro¡±. Y lo que necesita en este delicado momento es justo lo contrario: dejar de pensar en aperturas, variantes o posiciones concretas y mirar la situaci¨®n desde la lejan¨ªa y con frialdad. Entonces podr¨ªa ver que sigue siendo el favorito, y que jugar¨¢ con blancas tres de las cinco partidas que faltan. Lo que necesita esencialmente para ganar es volver a ser ¨¦l mismo.
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