La metamorfosis de Nico Rosberg
El t¨ªtulo de Rosberg es fruto de un cambio de mentalidad que le ha permitido al alem¨¢n resarcirse en los malos momentos
La batalla fue feroz. Un resumen de la larga guerra que han mantenido estos dos pilotos a lo largo de su ya dilatada vida en las carreras, desde el karting hasta el Mundial de F¨®rmula 1. Tras haber perdido la mayor¨ªa de batallas, Nico Rosberg encontr¨® esta vez la f¨®rmula para doblegar a Lewis Hamilton, uno de los integrantes m¨¢s geniales de la parrilla, alguien capaz de imponer una descomunal presi¨®n psicol¨®gica sobre sus rivales. Las estad¨ªsticas de ambos se han ido trenzando a base de golpes: Rosberg domin¨® el campeonato al principio para perder despu¨¦s la batuta, que pas¨® a manos de su compa?ero, antes de que Nico demostrara que la metamorfosis que hab¨ªa experimentado a base de trabajo era real. Fue su fuerza mental, aupada por el nacimiento de su hija Ala?a, la que le condujo hasta el t¨ªtulo.
Esta corona hace bueno el vaticinio del padre Keke, padre de Nico y campe¨®n del mundo en 1982. ¡°De todo este grupo de chicos, solo dos van a llegar a la F-1: Lewis porque tiene el apoyo de Ron Dennis y McLaren, y Nico porque es mi hijo¡±, dijo hace m¨¢s de 20 a?os el finland¨¦s.
Los t¨ªtulos fueron inscribi¨¦ndose en el palmar¨¦s de la pareja de chavales hasta que llegaron a la F-1. Rosberg se hab¨ªa subido a un monoplaza por primera vez cuando ten¨ªa seis a?os¡ un sue?o para cualquier ni?o. Y con 11 a?os era ya campe¨®n de la Liga Cote d¡¯Azur (Francia) de karts y campe¨®n de Francia. Luego, en 2002 afront¨® la F¨®rmula BMW en el equipo de su padre, Viva Racing, y logr¨® el t¨ªtulo tras ganar nueve carreras. Aquello le vali¨® para poder probar un Williams con 17 a?os, antes que nadie. No obstante, lo que le catapult¨® hasta lo m¨¢s alto fue su t¨ªtulo de GP2 (2005), tras puntuar en 20 de las 23 carreras y acumular 12 podios y cinco victorias. Aquel lleg¨® a los 120 puntos, la cifra m¨¢s alta de la categor¨ªa. Aquello le abri¨® definitivamente las puertas de la escuder¨ªa Williams.
No obstante, una cosa es correr en la F-1 y otra bien distinta, ganar. Mientras Hamilton roz¨® la primera coronaci¨®n en su deb¨² en 2007 y la alcanz¨® la temporada siguiente, Rosberg esperaba y se desesperaba metido en un coche sin m¨²sculo. Con Williams subi¨® al podio en dos ocasiones (Australia y Singapur 2008), pero no fue hasta que fich¨® por Mercedes en 2010 que sus expectativas se multiplicaron. El camino no fue f¨¢cil. Primero tuvo que luchar contra una leyenda como Michael Schumacher, siete veces campe¨®n, y no sucumbir en el intento. Lo hizo: super¨® a su compa?ero de equipo todas las temporadas.
Hasta que en 2013 Mercedes coloc¨® en el asiento de al lado a un viejo conocido. Entonces, todos los fantasmas del pasado se desbocaron y Rosberg empeque?eci¨® al lado de Hamilton. Sus duelos fueron subiendo de voltaje a medida que su prototipo fue creciendo hasta convertirse en la referencia absoluta en 2014. Eso les dej¨® solos en la justa, uno enfrente del otro, dejando al resto en segundo plano. Las escaramuzas se sucedieron y la tensi¨®n lleg¨® a cotas preocupantes para la c¨²pula de la escuder¨ªa de Brackley, que intervino de forma regular y dio toques de atenci¨®n a ambos lados del taller. Hubo guerra psicol¨®gica, desobediencia de ¨®rdenes, malas caras en el podio y m¨²ltiples problemas internos. Todo parec¨ªa favorecer a Hamilton, m¨¢s s¨®lido, m¨¢s fuerte, m¨¢s agresivo y aparentemente m¨¢s ambicioso. As¨ª fue como el brit¨¢nico se llev¨® de carrerilla los t¨ªtulos de 2014 y 2015.
El chico de Tewin nunca escondi¨® que su principal objetivo siempre fue emular a Ayrton Senna, y probablemente se relaj¨® un poco al levantar su tercer cetro. Rosberg lo aprovech¨® para encadenar tres victorias en las ¨²ltimas tres pruebas del a?o pasado y las cuatro primeras de este, asestando un primer golpe que puso a su principal en apuros nada m¨¢s comenzar el 2016.
Con el paso de los grandes premios, las fricciones fueron subiendo de intensidad hasta llegar a la cuarta curva del circuito de Montmel¨®, donde todo salt¨® por los aires y las dos Flechas de Plata terminaron en la tierra mientras se disputaban la cabeza del pelot¨®n. Ese encontronazo actu¨® como punto de inflexi¨®n, puesto que Hamilton fue capaz de llevarse seis carreras de siete, y pas¨® de figurar 43 puntos por detr¨¢s de su compa?ero en la tabla (Rusia) a dominarla con un margen de 19 (Alemania).
La mayor¨ªa del paddock pens¨® entonces que la historia de siempre iba a repetirse una vez m¨¢s porque Hamilton ya le ten¨ªa definitivamente tomada la medida a Rosberg, que seg¨²n las experiencias anteriores iba a reblandecerse todav¨ªa m¨¢s. Muchos vaticinaron incluso un derrumbe por parte del de Wiesbaen, que sin embargo se mantuvo sereno y encontr¨® la templanza, la determinaci¨®n y la serenidad en s¨ª mismo para renacer con m¨¢s fuerza que nunca.
Entre B¨¦lgica y Suzuka se adjudic¨® otras cuatro victorias en cinco citas, beneficiado adem¨¢s por las calamidades que se le acumularon a su colega, especialmente en Malasia, donde su coche le dej¨® tirado cuando lideraba el pelot¨®n a 15 vueltas del final. Fue en ese tramo en el que Rosberg endureci¨® su gesto y confirm¨® su metamorfosis, la que le hizo pasar de ser un corredor blando a uno fr¨ªo, dos cosas muy distintas y que tienen un efecto muy distinto en alguien como Hamilton, que por segunda vez en su trayectoria ha sido superado por alguien al volante de su mismo coche.
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