Julian Weigl, el heredero de Toni Kroos, toma el Bernab¨¦u
El mediocentro del Dortmund, de 21 a?os, exhibe su inmadurez y su grandeza en la remontada (2-2) que lo sit¨²a en lo m¨¢s alto del Grupo F
¡°?No hay muchos nombres m¨¢s grandes que el del Real Madrid!¡±, dijo Weigl, riendo. El b¨¢varo, de aspecto infantil, no pod¨ªa reprimir la emoci¨®n. A sus 21 a?os reci¨¦n cumplidos acababa de salir airoso del tr¨¢nsito m¨¢s emocionante de su carrera. Pasar a trav¨¦s del aro de fuego del Bernab¨¦u y acabar celebr¨¢ndolo en el c¨®rner noreste del estadio, dando botes con sus compa?eros sobre la hierba, empap¨¢ndose mutuamente en bebidas isot¨®nicas como hacen los pilotos con el champ¨¢n despu¨¦s de las carreras, ante el gigantesco coro de los hinchas del Dortmund convocados en la grada. El empate (2-2) hab¨ªa sido todo un triunfo. Los hab¨ªa convertido en l¨ªderes del Grupo F contra todo pron¨®stico.
Julian Weigl es el mediocentro alem¨¢n con m¨¢s proyecci¨®n. Inteligente y ¨¢gil, es capaz de hacerse cargo del eje del equipo. Est¨¢ llamado a ocupar ¨¦l solo el espacio que Kroos y Khedira se reparten en la selecci¨®n de Alemania. En el estadio de Chamart¨ªn, sin embargo, sufri¨® como el resto de sus compa?eros. Los ahog¨® una repentina ola de inhibici¨®n. ¡°Al principio cometimos muchos errores¡±, dijo; ¡°el m¨ªster no estaba muy contento con nosotros al descanso. Para la mayor¨ªa de nosotros esta era nuestra primera vez en el Bernab¨¦u. Somos muy j¨®venes y estamos aprendiendo todav¨ªa. Quedar l¨ªderes del Grupo por delante del Madrid y del Sporting ha sido algo que no esper¨¢bamos¡±.
El Dortmund perdi¨® el pasado verano a dos de sus jugadores m¨¢s influyentes: Mjitari¨¢n, el l¨ªder del ataque, fich¨® por el United; y Hummels, el l¨ªder de la defensa, se fue al Bayern. La regeneraci¨®n se est¨¢ completando con ¨¦xito. Pero al proceso le resta un trecho para estar concluido. La edad de los jugadores de campo que saltaron a jugar contra el Madrid es reveladora: Pulisic 18; Mor 19; Demb¨¦l¨¦ 19; Weigl 21; Bartra 25; Sch¨¹rle 26; Rode 26; Aubameyang 27; Reus 27; Papastopoulos 28; Schmelzer 28; Castro 29 y Piszczek 31 componen un abanico m¨¢s bien biso?o. Solo Schmelzer, Reus y Piszczek hab¨ªan visitado el estadio madrile?o con anterioridad.
El silencio impone m¨¢s que el ruido. La atm¨®sfera expectante de la hinchada del Bernab¨¦u, la tensi¨®n callada, la sensaci¨®n de vac¨ªo, resulta extra?a a los o¨ªdos de los jugadores alemanes. En la Bundesliga el aliento es incesante. Los campos alemanes inducen a la fiesta. El contraste debi¨® abrumar a los jugadores del Dortmund en el arranque del partido. ¡°En la primera mitad cometimos muchos errores¡±, dijo el entrenador, Thomas Tuchel. ¡°Fallamos pases y decidimos mal. No sent¨ªamos el partido. No ten¨ªamos el feeling necesario. Weigel jug¨® mal al principio y eso fue clave para nosotros. Pero en la segunda parte comenzamos a sentir el partido y todo cambi¨®¡±.
Tuchel emplea un l¨¦xico extra?o. Tambi¨¦n pide cosas que los entrenadores no suelen pedir a los j¨®venes. Para muchachos que hace un a?o y medio jugaban en Segunda, como Mor, Pulisic, Demb¨¦l¨¦ o Weigel, ser¨ªa m¨¢s sencillo salir al escenario m¨¢s dif¨ªcil de Europa a esperar replegados en su campo, robar y lanzar o correr al espacio. Tuchel les pidi¨® que tuvieran el bal¨®n en campo contrario, donde no hay espacio, donde se ver¨ªan hostigados por algunos de los mejores jugadores del mundo, y donde ser¨ªa imprescindible elevar la precisi¨®n al m¨¢ximo en cada pase y en cada regate, a riesgo de sufrir una p¨¦rdida y provocar una contra. La presi¨®n del ambiente empeor¨® las cosas. Los anillos solemnes del Bernab¨¦u se sumaron a la exigencia para quebrar los nervios del equipo, que se fue al descanso despu¨¦s de meterse atr¨¢s desorientado. Hasta Weigl, que casi nunca falla un pase, acab¨® d¨¢ndole una pelota f¨¢cil a Modric.
El 2-0 parec¨ªa la sentencia para el Dortmund. Pero entonces Demb¨¦l¨¦, Weigl, Aubameyang, el jovencito Mor y el veterano Reus, comenzaron a sentir el partido. El feeling, que es una forma de coraje, se sustanci¨® en una tormenta de pases cortos y largos. Bien colocado en la cobertura, siempre al servicio del pasador, r¨¢pido para controlar y h¨¢bil en la finta, Weigl fue distribuyendo el juego con entregas tensas y rasas a los perfiles m¨¢s c¨®modos de los compa?eros mejor situados. Fue una peque?a obra de ingenier¨ªa futbol¨ªstica.?
El 2-2 expres¨® la superioridad postrera del Dortmund. Al cabo de la noche, el equipo alem¨¢n domin¨® el bal¨®n y los espacios. El 52% de posesi¨®n en campo rival, frente al 48% madridista, habla de un dominio global. La fiesta en el c¨®rner noreste estuvo justificada. La felicidad de Weigl, ba?ado por Demb¨¦l¨¦ en bebida isot¨®nica, tambi¨¦n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.