El Eibar se pasea ante Osasuna
El conjunto armero sentencia la eliminatoria en el partido de ida
Para no esperar, el Eibar acab¨® la faena antes del recreo. La Copa es un premio o un castigo seg¨²n se mire y seg¨²n si tienes qu¨¦ ponerte para una fiesta tan extra?a. Osasuna, o sea, Caparr¨®s, prefiri¨® preservar los trajes cl¨¢sicos y opt¨® por novedades de cat¨¢logo. Lo cierto es que en su alineaci¨®n hab¨ªa tantas bajas (f¨ªsicas, administrativas o t¨¦cnicas) que m¨¢s que un fondo de armario parec¨ªa un entresuelo. El Eibar est¨¢ m¨¢s hecho, tiene los automatismos m¨¢s entrenados y con dedos parecidos teclea un f¨²tbol m¨¢s acorde con lo cotidiano. O sea, que lo que para Caparr¨®s es desierto (voluntario o renacido) para el Eibar es el tr¨¢fico de la vida cotidiana. Por eso el bal¨®n ca¨ªa siempre del lado del Eibar, por eso los defensas llegaban antes que los delanteros, por eso parec¨ªa que hab¨ªa m¨¢s vestidos de amarillo que de rojillo. Colocaci¨®n se llama la figura geom¨¦trica. Y por colocaci¨®n lleg¨® el primer gol del Eibar. Porque G¨¢lvez, un central, sobrepas¨® las l¨ªneas enemigas y encontr¨® al soldado Luna que a su vez encontr¨® al cabo Nano, un delantero cl¨¢sico que tiene a bien adelantarse unos cent¨ªmetros a su marcador cuando de rematar se trata.
Osasuna a¨²n no se hab¨ªa desperezado, ni hab¨ªa olido el cuero del bal¨®n, jugando como un equipo largu¨ªsimo, inconexo, deslavazado. Y el Eibar se adelant¨® por inercia, como si condujera un coche autom¨¢tico de esos que lo hacen casi todo por s¨ª solos, sostenido por Rivera, pura sensatez, y Escalante, puro nervio.
En ese momento, poco antes de la media hora, los tipos de inter¨¦s de la eliminatoria se hab¨ªan estabilizado: el Eibar sab¨ªa que la ten¨ªa ganada y Osasuna, perdida,. Cuesti¨®n de esperar a que cerrasen los mercados. Pero en el entretiempo de la jornada, el Eibar hizo dos goles m¨¢s; uno de Bebe, tras un taconazo magn¨ªfico de Adri¨¢n y otro de Adri¨¢n en un cabezazo, pleno de anticipaci¨®n. Era algo as¨ª como rematar la pieza ya cobrada.
Porque Osasuna est¨¢ en otra batalla y apenas le llega el aliento para el d¨ªa a d¨ªa, o sea, semana a semana. Dio Caparr¨®s entrada a un canterano, Aitor Lorea, que siempre viste la desnudez de una derrota, pero los fuegos artificiales son eso, artificiales y duran un segundo como mucho. El fogonero era el Eibar. A Osasuna, los cohetes le quemaron las manos. Tres veces.
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