Osasuna y Valencia empatan en un duelo entretenido
Osasuna y Valencia compiten en errores y aciertos y se reparten los puntos para quedarse como estaban
Era la tormenta contra la helada, o la lluvia contra el granizo. Era el miedo contra el temor. Un ex director deportivo, Vasiljevic, en un banquillo, y un ex delegado en el otro, Voro, habitual de las emergencias. Servicios de urgencias en ambos casos. Si la historia pesa, el armario de Osasuna y Valencia est¨¢ empotrado en una pared demasiado estrecha. Ambos han quemado entrenadores como en la hoguera de San Juan y a¨²n quedan ascuas, pavesas. A saber qu¨¦ pasar¨¢ con tanta Liga por delante: tres entrenadores en Osasuna, antes de que den las 12, y tres entrenadores del Valencia, con dos repeticiones de Voro, antes de que den la diez. As¨ª se va a donde los jugadores quieran, hasta donde asuman la responsabilidad de lo ocurrido, hasta donde quieran corregir su ortograf¨ªa.
Quiz¨¢ por ello todo fue un sobresalto. No hab¨ªa un discurso progresivo, una intensidad creciente. Demasiadas precauciones defensivas de ambos equipos, demasiada esperanza en lo circunstancial. Y ocurri¨® ¡ªporque ocurri¨®¡ª que Munir aprovech¨® un pase de Siqueira para marcar y banderillear a Osasuna que a¨²n cabalgaba en la pradera. Eran dos minutos, o sea nada, ni sudor ni nada, como si juegas con guantes. Y la engancha y la pone en el ¨²nico sitio posible. Segundos antes, mientras en el estadio atronaba una pitada contra la directiva rojilla en protesta por el ir y venir de entrenadores, Santi Mina se hab¨ªa encontrado un bal¨®n suelto y solo con Mario, portero osasunista por delante. El disparo del delantero gallego se fue a la grada, pero fue un aviso.
Tras el tanto de Munir, qui¨¦n le dec¨ªa al Valencia que no lo estaba haciendo bien, y quien le dec¨ªa a Osasuna que lo est¨¢ haciendo mal, cuando resulta que empata Oriol Riera, cuatro minutos despu¨¦s, tras un grosero error de Mario Su¨¢rez, que no se sabe qu¨¦ quiso hacer, si controlar o despejar; pero el resultado fue que dej¨® el bal¨®n muerto para que Riera empatara.
Malas defensas
La ruleta rusa del director deportivo y el delegado solo hab¨ªa comenzado, porque sin querer Oriol Riera marc¨® en propia puerta, porque cuando te golpeas la rodilla, te puedes romper la mano. Y ocurri¨® que se equivoc¨® en lo que ten¨ªa que hacer. Y sucedi¨® lo imposible. Como en el cine. Ocurri¨® que la necesidad de ganar comenz¨® a hacer estragos. Ambos atacan mejor y ambos defienden peor.
Las urgencias son as¨ª. Y marc¨® Roberto Torres con un gran disparo de zurda cuando el Valencia supon¨ªa que su calvario hab¨ªa llegado a la cumbre y no hab¨ªa cruces amenazantes en el horizonte porque Osasuna era una nube baja. Y resulta que empata Roberto Torres cuando ni siquiera el cielo estaba gris.
Y luego va Montoya y se hace un eslalom que acaba con el bal¨®n en la red. Y sucede que hay un penalti claro para el Valencia que Parejo lanza como quien golpea una bola de nieve y acaba en las manos de Mario. Y resulta que poco despu¨¦s, el lateral izquierdo Clerc, el mejor del partido se fabrica un gol donde nadie lo esperaba.
Quiz¨¢s fue lo justo en un duelo de urgencias. Lo que est¨¢ claro es que el empate fue un analg¨¦sico para aliviar unas horas y poder dormir. Nadie se cur¨® en El Sadar. Tampoco nadie empeor¨® tampoco.
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