El Celta alarma al Real Madrid

El f¨²tbol tiene relatos que requieren un congreso de sabios. Un equipo como el Real Madrid capaz de estar invicto durante 40 partidos se va a la lona en dos jornadas consecutivas. En ninguno estuvo rematadamente mal, sobre todo en Sevilla, pero en tres d¨ªas ya est¨¢ m¨¢s apurado en Liga y con el agua al cuello en la Copa del Rey. Suficiente para que se disparen las alarmas, es lo que tiene ser el Real Madrid. El Celta le dej¨® grogui en Chamart¨ªn con una victoria en La Castellana diez a?os despu¨¦s que obligar¨¢ a los de Zidane a marcar al menos dos goles en Vigo. Los de Berizzo, bien enhebrados, tuvieron hueso. Primero lograron que su rival fuera m¨¢s opaco que de costumbre y luego le dieron la puntilla. Congelado se qued¨® el Madrid. Tres partidos de a¨²pa en seis d¨ªas y ya nada parece igual.

No es cuesti¨®n parvularia fluir en el tablero ajedrec¨ªstico que plantea el Celta, equipo ordenado y tenaz en el que, sin la pelota cosida, todos est¨¢n subordinados a los movimientos de los adversarios. Cada cual con su pareja hasta que se cierre la jugada. En el Bernab¨¦u, de nuevo el cuadro de Berizzo fue un conjunto exigente, como ya lo fuera en su visita de agosto en Liga. Con el andamiaje de cinco centrocampistas por detr¨¢s de Aspas, al Madrid le cost¨® rumiar a su rival, se top¨® con un jerogl¨ªfico. El Celta le bloque¨® la opci¨®n de capear con los volantes, con lo que los de Zidane se ve¨ªan obligados a las permutas constantes para dar con algunas rendijas. Lo interpret¨® bien el Madrid, con los zagueros sin grilletes, igual que los centrocampistas. Se trataba de no ofrecer un blanco fijo al equipo vigu¨¦s. Invad¨ªan el campo contrario Varane y Ramos, como los laterales, lo mismo que Kroos, Modric e incluso Casemiro procuraban descolgarse hacia el ¨¢rea del Celta que gobernar el juego. El planteamiento de Berizzo obliga a la versatilidad ajena.

Con Lucas V¨¢zquez y Asensio por los extremos, los costados fueron la mejor ruta madridista, aunque ello derivara en una catarata de centros laterales. Apenas caz¨® alguno Cristiano, encriptado por los dos centrales, Cabral y Roncaglia. Firme para enredar al Madrid, de inicio al Celta le falt¨® ser m¨¢s pendular. Hasta el gol, casi no tuvo hilo con Aspas, salvo en alg¨²n sprint de Bongonda. En buena medida porque en este Madrid funciona de momento el div¨¢n de Zidane. Pese a las dos derrotas, hoy es un convoy, no un compendio de solistas y subalternos. Ha ganado esp¨ªritu gremial y tiene mordida a la hora de presionar.

No fue un choque con mucho foco para los porteros. La trama estaba entre ¨¢rea y ¨¢rea, y sin aire para dar palique al bal¨®n. Los blancos tuvieron m¨¢s llegadas, sobre todo con Lucas, jugador con cintura de lagartija, con mecha en carrera y con desparpajo para el regate en las zonas calientes. Tambi¨¦n Asensio daba carrete al ataque, pero los de Zidane no encontraron el punto final, por m¨¢s que anidara CR como ariete.

El duelo exig¨ªa una aplicaci¨®n extraordinaria para todos. Y la hubo con creces hasta que un simple episodio mand¨® al garete el ecosistema general. Fuera casual o por los infinitos arcanos del f¨²tbol, la lesi¨®n de Asensio minutos antes de la hora de juego abri¨® el partido de par en par. No es que el peso del mallorqu¨ªn en el encuentro fuera superlativo, pero desde su lance nada fue lo mismo. De repente, el Madrid defendi¨® mal. Danilo no lleg¨® al achique, Ramos, aculado, habilit¨® el despegue de Bongonda, cuyo centro despej¨® de espuela Marcelo. El rechace cay¨® a pies de Aspas, que decidi¨® como lo buen jugador que es.

En ventaja, de inmediato, se refugi¨® m¨¢s de la cuenta el Celta y lo pag¨® con un gol local con similitudes al visitante. Un env¨ªo al ¨¢rea de Modric fue desviado como pudo por Hugo Mallo y Marcelo caz¨® un gran disparo con el empeine izquierdo, sin dejar que el bal¨®n cayera al suelo. En un suspiro, Lucas, tan fiable siempre, perdi¨® el bal¨®n y Aspas asisti¨® a Jonny, el lateral zurdo, que, de forma inopinada irrumpi¨® por el eje central y bati¨® a Casilla como si llevara una vida como delantero. Un partido tan macizo y encorsetado qued¨® cortocircuitado por tres latigazos en cinco minutos.

Contra las cuerdas, Zidane se destap¨®, con Casemiro en auxilio puntual de Varane y Ramos, ya ¨²nicos reclutas en la retaguardia, y tres arietes: CR, Benzema y Morata. Enfrente, Berizzo reforz¨® el per¨ªmetro de su porter¨ªa y disip¨® cualquier arre¨®n final de los blancos. Sin el arrebato de otras ocasiones, solo le dio para quedarse pasmado tras un disparo de Benzema por delante del punto de penalti que se fue al anfiteatro. Como se le puede ir esta Copa al Madrid. Crudo lo tiene.