Repaso del Baskonia a un Bar?a en ca¨ªda libre

El Palau Blaugrana se ha convertido en un funeral. Quedan 10 jornadas, un mundo, para el final de la Euroliga. Pero ni el m¨¢s entusiasta y entregado seguidor del Barcelona es capaz ya de vislumbrar el menor s¨ªntoma de esperanza en un equipo que hace aguas definitivamente. El Baskonia le peg¨® un repaso, una paliza de las que hacen ¨¦poca (79-93), en la l¨ªnea de la que le propin¨® el Real Madrid a este Barcelona de Bartzokas en la octava jornada (63-102). Aquello fue el 18 de noviembre. Se suceden los partidos, se acumulan las derrotas, 12 ya, y no se observan s¨ªntomas de mejora en un equipo que, hist¨®ricamente, nunca hab¨ªa sucumbido de tal manera en la m¨¢xima competici¨®n continental.

Larkin, Hanga, Tillie y Budinger llevaron en volandas al Baskonia. El Barcelona, a base de algunos ramalazos individuales, meros golpes de rabia, de Doellman primero, de Vezenkov despu¨¦s, logr¨® rehacerse por dos veces de las primeras acometidas del Baskonia. Pero tras el empate a 40, transcurridos solo 16 minutos, el andamiaje del Barcelona se vino abajo. Su defensa se raj¨® por delante y por detr¨¢s. Llov¨ªan los triples baskonistas y sus p¨ªvots empezaban a hacer lo que quer¨ªan tambi¨¦n cerca del aro.

Bartzokas, desesperado, se gan¨® a pulso una falta t¨¦cnica. Las diferencias se agrandaron en un visto y no visto, hasta llegar a los 25 puntos (55-80). Gran parte del p¨²blico se indign¨® por la molicie de sus jugadores. Sonaron los pitos de protesta. Quedan 13 minutos. Pero el Baskonia campaba a sus anchas. El Barcelona fue un equipo a la deriva, el partido se convirti¨® en un calvario para ¨¦l. Bartzokas tir¨® de los jugadores que no estaban llamados a intervenir. Pero si Tomic, Navarro o Claver no daban una ¡ªsumaron tres puntos entre los tres¡ª, si Rice anotaba pero era constantemente sobrepasado por Larkin, y si el marcador ya no daba opci¨®n, el entrenador griego consider¨® llegado el momento de los ¨²ltimos de la fila.

Recurri¨® al serbio Peno, el tercer base en discordia que vuelve a aparecer tras las lesiones de Renfroe y Oleson, del brasile?o Faverani, reci¨¦n fichado del Murcia, del senegal¨¦s Diagn¨¦, reci¨¦n recuperado del Fuenlabrada tras el despido de Dorsey, y del sueco Eriksson, que apenas cuenta.

El panorama fue apocal¨ªptico. Parte de la hinchada se fue bastante antes del final. Volvieron los silbidos de desaprobaci¨®n, los pa?uelos de protesta dirigidos hacia el palco primero, hacia el equipo despu¨¦s. El Barcelona sigue a dos victorias de la octava plaza, pero ya no se trata de eso. Se trata de la lamentable imagen que depara, d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n. Una imagen que no justifica siquiera su rosario de lesiones. El desplome es tal y los s¨ªntomas son tan evidentes como los errores de planificaci¨®n y de gesti¨®n, que vienen de mucho tiempo atr¨¢s.