El Benfica castiga la noche de pesadilla de Aubameyang
Los errores del delantero del Dortmund alimentan el esforzado triunfo de los portugueses
El Benfica sufri¨® y gan¨®, en la noche m¨¢s penosa para Aubameyang, que durante la hora que estuvo en el campo fall¨® ocasiones de todos los colores y contribuy¨® de manera decisiva a minimizar el despliegue de su equipo, que fluctu¨® de la superioridad a la impotencia. Triunf¨® quien persigui¨®. Y ah¨ª tiene m¨¦rito el Benfica porque no es un trabajo al que est¨¢ acostumbrado, mand¨®n como es en su competici¨®n dom¨¦stica. Pero el Borussia obliga. Esa probeta de ensayo que maneja Thomas Tuchel alberga una excitante qu¨ªmica en la que mezcla varios futbolistas a los que se augura un largo recorrido. A los mandos est¨¢ Julian Weigl, un chico de 21 a?os al que, valga la irreverencia, se le puede parangonar con el tranco, la fisonom¨ªa y las maneras futbol¨ªsticas que ten¨ªa Pep Guardiola. Construye en largo y en corto, apoya, ofrece salidas y se posiciona como escoba en la presi¨®n alta. Siempre ofrece una referencia para sus compa?eros.
Weigl dict¨® y el Borussia escribi¨® una obra que no supo rubricar. Le falt¨® punter¨ªa, cuesti¨®n nada menor. Pint¨® superior durante casi todo el partido, domin¨® antes y despu¨¦s del gol de Mitroglou, pero dej¨® pasar cada oportunidad en la que lleg¨® ante la meta del Benfica. Especialmente fall¨®n estuvo el cotizado Aubameyang, que alert¨® sobre sus cualidades: es m¨¢s delantero cuando explota el espacio que si se le obliga a resolver en el ¨¢rea. La mala experiencia con Gab¨®n en la Copa de ?frica parece haberle deprimido. En Lisboa fue de fiasco en fiasco y su lenguaje corporal remiti¨® al de un futbolista alica¨ªdo que ni siquiera aprovech¨® un lanzamiento de penalti para salir del agujero: lo env¨ªo centrado a los pu?os de Ederson, que ni siquiera tuvo que despegar los pies del suelo para repelerlo. Poco despu¨¦s su entrenador lo envi¨® a la banqueta.
Entre los desastres de su delantero, el Borussia sinti¨® que estaba ante un rival superado, que incluso le ofrec¨ªa m¨¢s facilidades de las aconsejables. Pero no hall¨® v¨ªas para llegar a su porter¨ªa y pen¨® la ¨²nica vez que debi¨® defender la suya. El Benfica creci¨® desde la desdicha de su oponente. Durante largos tramos del partido no hubo noticias de sus futbolistas diferenciales. Volcado hacia su meta, aboc¨® a Salvio, o Pizzi a recorrer kil¨®metros sin bal¨®n. Desconect¨® a Mitroglou, que no toc¨® bola durante los primeros tres cuartos de hora, y a Carrillo, que en el descanso se qued¨® en la caseta tras haberse dedicado m¨¢s al atletismo que al f¨²tbol. Rui Vitoria entendi¨® que deb¨ªa aportar a¨²n m¨¢s resta por dentro, llam¨® a Filipe Augusto para poblar el mediocentro y subir l¨ªneas a partir de ese blindaje. El plan le brind¨® inmediatos r¨¦ditos porque sorprendi¨® al Benfica en los dos primeros minutos tras el receso con una presi¨®n alta que gener¨® dos saques de esquina. El segundo lo toc¨® Luisao y lo remach¨® a la red Mitroglou.
El Borussia se encontr¨® entonces ante una monta?a que nunca hab¨ªa buscado. Tampoco el Benfica, que cada poco tiempo se mostraba gentil con el rival. Fejsa, un mediocentro que tambi¨¦n acumul¨® desastres, regal¨® el penalti que marr¨® Aubameyang antes de que Tuchel le dijese basta a su delantero. Para entonces ya mandaba el reloj y un marcador que invit¨® al Benfica al repliegue. Ante una zaga cerrada, el Borussia tom¨® el manual, abri¨® el campo y fue paciente. Oblig¨® a un excelente Ederson, el meta local, pero nunca dej¨® de ser romo y deber¨¢ remontar en su feudo para estar en cuartos de final.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.