Refugiados en jaque
La ONG Ajedrez sin Fronteras mantiene una escuela para acogidos sirios en el campo de Azraq (Jordania)
Un anciano monje tibetano inspir¨® al humanista espa?ol ?lvaro van den Brule para fundar Ajedrez Sin Fronteras (ASF), que ahora mantiene 14 escuelas en Etiop¨ªa, India, S¨¢hara argelino, Sri Lanka, Grecia, Bolivia, Eritrea, T¨ªbet, Espa?a y Jordania; en esta ¨²ltima los alumnos son refugiados sirios. Adem¨¢s de combatir el tedio, el deporte mental transmite ¡°paz, respeto y autoconocimiento¡± a personas muy necesitadas de todo ello.
¡°Un espacio de felicidad en un mundo de pesadilla¡±. As¨ª describe Van den Brule lo que su organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro aporta en Azraq, adonde ¨¦l sus compa?eros fueron hace un a?o y volver¨¢n en Semana Santa para seguir formando monitores que multipliquen su labor, gracias a la colaboraci¨®n especial del Ayuntamiento de Pontevedra, cuyos recursos se unen a los que aportan varias empresas y muchos ciudadanos.
Azraq, 07.45 de una ma?ana de hace un a?o. Unos 300 refugiados sirios (de los 40.000 que entonces acog¨ªa el campo; ahora son muchos m¨¢s), con un alto nivel educativo y cultural, hacen cola porque la escuela de ASF, con la colaboraci¨®n de ACNUR, est¨¢ a punto de abrir, con 142 kilos de material (tableros, piezas, relojes, material did¨¢ctico, etc.). Entre ellos hay bastantes ni?os; cuatro de ellos son ciegos, que veinte minutos despu¨¦s reciben regalos que les hacen llorar de alegr¨ªa junto a sus padres: juegos de ajedrez especiales para ciegos, donados por la ONCE.
¡°Nunca olvidar¨¦ ese momento, a pesar de las muchas vivencias intensas que acumulamos. De pronto, personas sumidas en la tristeza y en una vida de penurias ven la felicidad a trav¨¦s de algo tan sencillo como un juego de ajedrez¡±, recuerda Daniel Rivera, maestro internacional de ajedrez, quien forma parte del equipo de ASF para Azraq junto a su colega Pablo Garc¨ªa Castro, la psic¨®loga Alba Piay y Van den Brule.
Momentos como ¨¦se compensan con creces las dificultades de ASF para ejercer su labor: ¡°Hemos sufrido malaria, neumon¨ªas, trastornos digestivos graves, fr¨ªo y calor extremos¡, pero es un precio que pagamos a gusto por transmitir peque?as dosis de felicidad, y tambi¨¦n valores muy importantes¡±, se?ala Van den Brule, quien pone especial ¨¦nfasis cuando habla de personas discapacitadas de todo tipo. Y subraya: ¡°El ajedrez act¨²a como un div¨¢n de psicoanalista, y contribuye a resolver conflictos all¨¢ donde estamos¡±.
Por encima de todas esas ideas, hay una esencial para el fundador y director de ASF: Adem¨¢s, en ajedrez, m¨¢s que en cualquier otro deporte, perder ense?a mucho m¨¢s que ganar, y ¨¦sa es un lecci¨®n muy ¨²til y estimulante para personas que lo han perdido todo porque se lo han quitado. En ese punto, la transferencia de lo que aprenden con el ajedrez a la vida real es instant¨¢nea¡±.
Van den Brule recibi¨® una inyecci¨®n en vena de paz, austeridad y equilibrio interior cuando pas¨® varias horas con un monje tibetano de 80 a?os, cuya ¡°m¨¢gica energ¨ªa¡± resumi¨® as¨ª en un art¨ªculo para El Confidencial: Tras una meditaci¨®n de una hora en un silencio inusual, comimos frugalmente unos d¨¢tiles y unos gajos de mandarina a medias, que cab¨ªan en la palma de una mano. Consumada esta ceremonia de la austeridad, nos acercamos un poco m¨¢s a la felicidad en pos de la pr¨¢ctica del juego m¨¢s antiguo que conocen los humanos, el ajedrez¡±.
De las 14 escuelas de ajedrez que tiene hoy ASF, la de T¨ªbet es clandestina, porque las dur¨ªsimas leyes chinas que se aplican en ese territorio proh¨ªben las reuniones de m¨¢s de tres monjes. Y en septiembre ser¨¢n 16, cuando abran dos en Camboya: una, para v¨ªctimas de la prostituci¨®n infantil; la otra, para mutilados por las minas antipersonas, acogidos en el centro que dirige el sacerdote espa?ol Enrique Figaredo.
Quienes est¨¦n interesados en colaborar con ASF pueden hacerlo a trav¨¦s de su portal en Internet, con la seguridad total de que Van den Brule y su equipo no van a cejar en su empe?o. Rivera lo explica as¨ª: ¡°No podemos remediar los grandes problemas y miserias de este mundo. Pero ponemos nuestro granito de arena y, a juzgar por la gran respuesta de quienes ven lo que hacemos con nuestra campa?a Ajedrez, estrategia para la paz, no est¨¢ todo perdido¡±.
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