Eriksson libera al Bar?a

Marcus Eriksson obr¨® el prodigio, liber¨® de sus fantasmas y tribulaciones al Barcelona y encarril¨® el triunfo ante un Unicaja petrificado en la segunda parte. La victoria que tanto necesitaba este Barcelona tan angustiado por sus desatinos y desventuras de esta temporada le sit¨²a en las semifinales de la Copa, en las que hoy se enfrentar¨¢ al Valencia Basket.

Los partidos discurren por derroteros insondables y m¨¢s cuando se dirimen a vida o muerte como es el caso de la Copa, una competici¨®n tan capaz de hundir al m¨¢s pintado como de resucitar a un muerto. El encuentro del Barcelona parec¨ªa que iba a dejarle amarrado al div¨¢n del psic¨®logo. Su primera parte fue acorde con su nefasta temporada. Estuvo impreciso, nervioso, sin ideas, ante un rival igualmente desangelado, que no se llev¨® a enga?¨® a pesar de haber llegado a dominar por ocho puntos o de irse al descanso con cinco de ventaja (28-33). Tomic apenas hab¨ªa salido a relucir, Rice estaba discontin¨²o, el equipo entero no atinaba. Se obcecaba con los triples, perd¨ªa balones de manera absurda y perd¨ªa la batalla por el rebote.

Al Unicaja le bast¨® con un tir¨®n de Brooks y con neutralizar a Rice, hasta el gorro de la persecuci¨®n a la que fue sometido por Kyle Fogg y Alberto D¨ªaz. Pero el serbio Nedovic, el hombre sobre el que han girado sus recientes ¨¦xitos ligueros, no acababa de cogerle el aire al duelo, inc¨®modo por el marcaje de Renfroe. Pero dominaba el Unicaja y el Barcelona dio algunas muestras de las lagunas que le han condenado en muchas contiendas esta temporada, tan capaz de remontar como de encajar un 7-0 que volv¨ªa a ponerle ocho puntos abajo (21-29).

El tercer cuarto lo cambi¨® todo. Bartzokas puso en la cancha un quinteto con mucha dinamita potencial. Lo formaban Rice, Koponen, Eriksson, Vezenkov y Tomic. El equipo azulgrana, muy afilado en ataque, hizo lo que no hab¨ªa hecho durante todo el primer tiempo. De hecho, anot¨® m¨¢s en ese tercer cuarto, 30 puntos, que en los dos primeros juntos (28). El Unicaja se qued¨® petrificado, incapaz de llegar a las posiciones abiertas desde las que el Barcelona le infligi¨® severo castigo.

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El cambi¨® de onda tuvo un nombre propio, el de Eriksson. Es un sueco de 23 a?os que lleva siete en Espa?a. Cuentan que hace ya un tiempo, de visita en Upsala, la ciudad donde naci¨®, se ech¨® unas canastas con unos amigos. Empezaba a ser famosa su mu?eca. No escap¨® al escrutinio: lanz¨® una serie de 81 triples y meti¨® 78. Tras su paso por el Manresa, lo at¨® el Bar?a que tutel¨® su ascenso hacia la ¨¦lite. La pasada temporada apenas jug¨® despu¨¦s de haberse perdido ya la anterior tras sufrir una grave lesi¨®n. Y esta se las apa?¨® como pudo, como todos sus compa?eros, para ir encontrando un sitio en pleno temporal.

Erikson destroz¨® la defensa del Unicaja con 18 puntos, a pesar del marcaje a ultranza al que le someti¨® Dani D¨ªez. Lo hizo, sobre todo, a base de triples. En la primera parte hab¨ªa fallado los dos que hab¨ªa lanzado, en consonancia con el desafuero de su equipo desde la distancia: 4 de 18. Pero en ese tercer cuarto anot¨® los cuatro que lanz¨®. Su acierto y su soltura contagiaron a sus compa?eros, Renfroe, Rice, Tomic. De repente todo empez¨® funcionar en el Barcelona y nada en el Unicaja. Joan Plaza encomend¨® a Nedovic el marcaje de Eriksson. Ni por esas. El escolta serbio, desorientado, no estuvo a gusto, como todo su equipo, que empez¨® a perder la batalla del rebote, la chispa, dejado de la mano de Nedovic, pero tambi¨¦n de las de Musli, Omic o Jamar Smith.

El Barcelona, ya sin Eriksson, administr¨® su ventaja, de diez puntos a falta de tres minutos (71-61), con un magn¨ªfico manejo de Renfroe y Rice. Parec¨ªa otro equipo, y el Unicaja, nada que ver con el que gan¨® el pasado domingo al Madrid. El primer partido copero, y de la mano de Eriksson, surti¨® efectos reconstituyentes en el Barcelona. Pero el torneo es exigente al m¨¢ximo. Hoy determinar¨¢ hasta qu¨¦ punto se ha transfigurado el equipo de Bartzokas y hasta d¨®nde es capaz de alzarse el Valencia de Pedro Mart¨ªnez.