Italia se gana en Twickenham su sitio en el Seis Naciones
Inglaterra sufre hasta los minutos finales para someter a los ¡®azzurri¡¯ (36-15) y mantener el liderato del torneo
Dec¨ªa el seleccionador de Italia, el irland¨¦s Conor O¡¯Shea, que Twickenham era el Coliseo para sus pupilos. Llegaban cuestionados los azzurri -297 puntos encajados en los ¨²ltimos seis partidos del torneo- con el debate sobre si debe haber descensos para que entre Georgia. Su respuesta fue ejemplar. Hicieron temblar el Coliseo en una derrota muy honrosa ante una Inglaterra tan irregular como resolutiva que asegur¨® en los ¨²ltimos minutos la victoria ¨Cla 17? consecutiva- y el punto bonus de los cuatro ensayos pero perdi¨® la batalla del average en caso de empate a puntos con Escocia o Irlanda.
O¡¯Shea asegura que sus jugadores son mejores de lo que ellos mismos creen. El arranque de los azzurri fue tan notable como frustrante. Acamparon en campo rival ¨Cel ingl¨¦s, y nada menos que en su catedral- pero llegaron a la media hora con su marcador a cero cuando deb¨ªa marcar dobles d¨ªgitos. Italia se demostr¨® capaz de perdonar en cada posible escenario. Tommaso Allan fall¨® dos patadas sencillas ¨Ccon su p¨®lvora mojada, tocaba mirar a touch en golpes muy propicios-, se les cay¨® el bal¨®n de la plataforma cuando el maul rozaba el ensayo y el saque r¨¢pido de Parisse tras dominar en mel¨¦ se qued¨® a un par de metros de la zona de marca. Italia perd¨ªa saques de touch y, por si fuera poco, conced¨ªa un ensayo la primera internada rese?able de los ingleses.
Con motivos de sobra para bajar los brazos, Italia fue tenaz y ajust¨® cuentas con el marcador. Allan encontr¨® palos con un drop para volver a su desdicha estrellando contra el poste derecho un golpe a¨²n m¨¢s asequible que sus dos fallos previos. Llegar¨ªa raudo Venditti para embolsar el rechace ante un enjambre de ingleses somnolientos y posar bajo palos. Que una ventaja al descanso (5-10) pareciera premio escaso para Italia es un enorme halago.
La afronta debi¨® ser suficiente para un XV de la Rosa inexistente en ataque y nada disciplinado sin el bal¨®n. Conceder¨ªa nueve faltas en el primer tiempo, la mayor¨ªa en campo propio, mientras su capit¨¢n Dylan Hartley se pasaba la tarde pidiendo fuera de juego cuando el inteligente planteamiento azzurri opt¨® por no mancharse las manos en el ruck e imposibilitar la falta. Aun as¨ª, a a?os luz de la regularidad, a Inglaterra le basta un suspiro para vendar sus heridas. La cara de Eddie Jones hacia vestuarios era un poema y sus pupilos recibieron el mensaje. Un aceler¨®n de Care en un saque r¨¢pido m¨¢s una superioridad bien aprovechada por Daly en el ala izquierda y el cielo se abr¨ªa sobre Londres.
Italia volver¨ªa a romper el gui¨®n, con tantos partidos en los que se deja llevar cuando la corriente es esquiva. No les falt¨® valent¨ªa a los azzurri, que volvieron a campo contrario y anotaron su segunda marca con un quiebro magn¨ªfico de Campagnaro, que se zaf¨® sin esfuerzo de Ford y dej¨® petrificado y de rodillas a Brown. A diez minutos para el final, solo dos puntos separaban a los azzurri de la gesta (17-15).
Debi¨® ser el d¨ªa de Owen Farrell ¨Csumaba 50? internacionalidad a los 25 a?os- pero vivi¨® una de sus tardes m¨¢s aciagas: solo dos aciertos en seis intentos a palos, golpes a destiempo y malas decisiones. As¨ª que el partido lo resolvi¨® la delantera, con Joe Lanchbury en el mejor
momento de su carrera, y los suplentes, bautizados por Jones como ¡°finalizadores¡± para que todos se sientan importantes, incluso en la comunicaci¨®n oficial de su alineaci¨®n ¨Cel Seis Naciones tuvo que corregirlo-. El partido se decidir¨ªa en una plataforma infinita junto a la l¨ªnea de marca italiana. Los azzurri pusieron todos sus efectivos para derrumbarla y los ingleses concretaron el ensayo con Nowell aprovechando el desierto que se qued¨® en el ala contraria. Te¡¯o y el propio Nowell ampliaron la cuenta con el campo ya despedazado. Para entonces, Italia ya hab¨ªa demostrado que merece una silla en el torneo.
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