Kopa lanza el ¡®marketing¡¯ y escandaliza a Francia
La 58-59 fue la tercera temporada de Kopa en el Madrid. En las tres gan¨® la Copa de Europa. Aquella ¨²ltima hab¨ªa sido la de la llegada de Puskas, con lo que Bernab¨¦u hab¨ªa reunido su delantera perfecta: Kopa, Rial, Di St¨¦fano, Puskas y Gento. Kopa terminaba contrato ese su tercer a?o. Bernab¨¦u le ofreci¨® una renovaci¨®n por cinco m¨¢s. Estaba seguro de que aceptar¨ªa, pero se lo pens¨®, se lo pens¨®¡ y al final rehus¨®. Bernab¨¦u no lo esperaba. En el Madrid hab¨ªa ganado el triple que en su club de procedencia, el Stade de Reims. Bernab¨¦u no se explicaba c¨®mo pod¨ªa marcharse.
A Kopa le empujaban a regresar al Stade de Reims dos motivos: su mujer lo deseaba, y ¨¦l era feliz s¨®lo a medias. Reconocid¨ªsimo por Bernab¨¦u, por el p¨²blico y por sus compa?eros, no se resignaba a su puesto de extremo. En Francia jugaba en el eje del ataque, como nueve retrasado, agitando el ataque, protagonizando los avances, buscado por todos los compa?eros. En el Madrid ese papel era, claro, de Di St¨¦fano.
Ya, pensaba Bernab¨¦u, pero ?y el dinero?
Ya no era el simple muchacho hijo de emigrantes polacos al que se pod¨ªa enga?ar f¨¢cilmente
El dinero le importaba a Kopa, como a todos. Se hab¨ªa enojado mucho cuando en 1951 fue traspasado de su primer club serio, el Angers, al Stade de Reims. S¨®lo entonces se enter¨® (as¨ª eran las cosas antes) de que se deb¨ªa de por vida al Angers, de que estaba sometido desde su primera firma (con 17 a?os) al derecho de retenci¨®n, de que para irse a otro club, este tendr¨ªa que pagar un fuerte traspaso. Kopa hubiera encontrado natural que todo el dinero que el nuevo club estuviera dispuesto a gastarse en su contrataci¨®n fuese para ¨¦l.
En el Stade de Reims se complet¨® como jugador, se convirti¨® en la gran estrella de Francia. En 1955 tuvimos aqu¨ª seria noticia de ¨¦l: Francia pas¨® por Chamart¨ªn, gan¨® a Espa?a 1-2 y un grupo de franceses entusiasmados le sac¨® a hombros, como un torero. El Napole¨®n del F¨²tbol le bautiz¨® ese d¨ªa en su cr¨®nica Desmond Hacket, cr¨ªtico del Daily Express. El apodo hizo fortuna en toda Europa.
Para entonces ya no era el simple muchacho hijo de emigrantes polacos al que se pod¨ªa enga?ar f¨¢cilmente. Se orient¨®, tuvo amigos cultivados. Cuando le lleg¨® la oferta del Madrid ya sab¨ªa que en Espa?a el derecho de retenci¨®n no operaba con los extranjeros. Por eso acept¨® la oferta de Bernab¨¦u: contaba con que a los tres a?os quedar¨ªa en libertad y eso le permitir¨ªa cobrar en su siguiente destino el dinero equivalente a un traspaso, m¨¢s sus emolumentos propios de estrella.
As¨ª que compar¨® la propuesta de renovaci¨®n de Bernab¨¦u con las del Anderlecht y el Milan. Mientras, en Francia se cre¨® un movimiento para recuperarle, que era lo que ¨¦l deseaba. El problema para el Stade de Reims era que no ten¨ªa tanto dinero. Era el gran club de Francia (acababa de perder ante el Madrid la final de la cuarta Copa de Europa) pero no le alcanzaba para ofrecerle lo que otros. La soluci¨®n fue crear un concierto con varias empresas que explotar¨ªan la imagen de Kopa.
Hubo un refresco llamado Kopa, unas botas Kopa, camisetas Kopa, calzones Kopa, unas medias Kopa y un ch¨¢ndal Kopa. Fue un avanzado del marketing en el f¨²tbol, cuando eso todav¨ªa no se llamaba as¨ª ni de ninguna manera. En Francia, como luego har¨ªamos aqu¨ª, adoptaron la palabra inglesa (o mejor, americana) para el caso.
Hubo un refresco llamado Kopa, unas botas Kopa, camisetas Kopa...
En Francia, algunos torcieron el gesto. Por la ¨¦poca, el amateurismo a¨²n ten¨ªa un prestigio, a los JJ?OO no pod¨ªan acudir profesionales de ning¨²n tipo. Se admit¨ªa como algo inevitable que los futbolistas cobraran por su trabajo, pero esa explotaci¨®n comercial de su apellido (sincopado, en realidad se llamaba Kopaszewski) se vio como un exceso mercantilista. ?l, sin embargo, era un convencido de que era su derecho y de que el futuro le dar¨ªa la raz¨®n. Se le hab¨ªan abierto los ojos en ese sentido cuando un fot¨®grafo de la ¨¦poca, que les hizo un c¨¦lebre posado a Bernab¨¦u, Di St¨¦fano y ¨¦l juntos, la coloc¨® luego como reclamo en su estudio, lo que le atrajo multitud de clientes.
Hizo m¨¢s anuncios. Cre¨® su propia empresa para manejar esos asuntos. Al tiempo, desde su posici¨®n de figura m¨¢xima de Francia, empez¨® a predicar entre sus compa?eros. Tuvo problemas con el seleccionador franc¨¦s. Alguna vez dej¨® de convocarle, a instancias de la Federaci¨®n.
No le acobardaban. Hijo de inmigrantes polacos, minero en su infancia como su padre (con 14 a?os perdi¨® el ¨ªndice de la mano izquierda, aplastado por una vagoneta en la mina), era interiormente duro, en contraste con el aire elegante de su f¨²tbol de seda, de su apariencia, menudo de talla, rostro pl¨¢cido, perfecto aseo, maneras suaves.
La gran bomba la solt¨® el 4 de julio de 1963, en una entrevista en France Dimanche, un semanario popular que sal¨ªa los viernes. El titular fue: ¡°Los jugadores son esclavos. Se les puede vender, hasta forzar a cambiar de pa¨ªs sin su acuerdo¡±. Aquello cre¨® un revuelo europeo. La Federaci¨®n le exigi¨® que rectificara, no lo hizo y le suspendieron por seis meses. As¨ª eran las cosas entonces. Algunos, para defenderle, argumentaron que hablaba as¨ª porque estaba nervioso por una grave enfermedad de su hijo. Eso le encoleriz¨® m¨¢s. Present¨® demandas que algunos amigos le convencieron, con mucho esfuerzo, de retirar.
En 1964, ya sin su concurso, el Stade de Reims descendi¨®
En la 63-64, sin su concurso, y con otras figuras algo gastadas, el Stade de Reims baj¨® a Segunda. Recobr¨® la categor¨ªa en 1966, pero baj¨® otra vez de inmediato. Ni ¨¦l ni el Stade de Reims volvieron a ser los mismos. Tras una corta retirada, jug¨® su ¨²ltimo partido con 37 a?os, en 1968.
Francia se dividi¨® en torno a su figura. Pero con su retirada m¨¢s la nueva mirada surgida a partir de los sucesos de mayo de 1968, la opini¨®n en contra fue girando, al comp¨¢s que lo hac¨ªa la sociedad. Sus razones fueron mejor entendidas, se cre¨® el sindicato de futbolistas... En 1970 fue nombrado Caballero de la Legi¨®n de Honor.
Fuera del f¨²tbol, manej¨® sus negocios. El paso del tiempo hizo que su nombre fuera, progresivamente, m¨¢s olvidado, menos comercial. Lleg¨® a tener problemas y en 2001 sac¨® a subasta en una casa de Inglaterra sus recuerdos, premios, medallas¡
Dej¨® fuera de esa subasta dos cosas: su Bal¨®n de Oro de 1958, y el regalo de despedida que le hizo Bernab¨¦u: tres peque?as reproducciones en oro de la Copa de Europa, sobre un soporte de madera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.