Surf y tiburones
Por qu¨¦ no es buena idea matar a estos animales para reducir los ataques a los deportistas
Un surfista espera flotando sobre la tabla a menos de 200 metros de la playa. El agua est¨¢ un poco turbia debido a las lluvias que han ca¨ªdo el ¨²ltimo d¨ªa y no queda m¨¢s de una hora de luz, pero las olas son fant¨¢sticas. El sol se ha convertido en una bola naranja a cuatro dedos sobre la l¨ªnea del horizonte que marca el mar, y todo es calma. De repente, una violenta sacudida arroja al surfista de su tabla, no sabe lo que ha pasado, no ve nada que lo haya golpeado. Nota a su alrededor el agua m¨¢s caliente y se da cuenta de que su propia sangre le envuelve. Alarmado, no sabe d¨®nde est¨¢ herido ni de qu¨¦ gravedad. Intenta alcanzar la playa desesperadamente.
Este es el caso t¨ªpico de ataque de tibur¨®n. La mayor¨ªa de la gente que sufre un ataque no ve al animal ni suele sufrir m¨¢s de un mordisco. Los pocos casos que acaban en muerte de la v¨ªctima son por desangramiento o por la conmoci¨®n al verse envuelto en semejante situaci¨®n, si no consigue atenci¨®n m¨¦dica en los primeros instantes. Casi nadie es partido en dos o devorado, dado que el hombre no se encuentra entre las presas naturales de los tiburones.
De todos los incidentes con tiburones en el pasado a?o 2016, los surfistas se llevaron la peor parte copando el 58 % de los ataques, los que menos problemas tuvieron con los tiburones fueron los buceadores que solo sufrieron un ataque. La raz¨®n de que los surfistas sean el grupo que m¨¢s ataques concentren es que son los que m¨¢s tiempo pasan en el agua, justo en la zona preferida por los tiburones, la rompiente, y realizando actividades que despiertan los sentidos de los tiburones: patadas, chapoteos, remar con las manos o caer estrepitosamente de la tabla. La ¡°buena¡± noticia es que el a?o pasado 81 personas fueron atacadas por un tibur¨®n, pero solo cuatro murieron. Y es que es mucho m¨¢s probable morir ahogado, 132 veces m¨¢s, o golpeado por una embarcaci¨®n en el mar, hasta 290 veces m¨¢s, que ser atacado por un tibur¨®n. Por cada muerte por ataque de un tibur¨®n, mueren 1.000 ciclistas, y uno tiene el doble de posibilidades en su vida de morir a zarpas de un oso que ver a un tibur¨®n como le hinca el diente, im¨¢genes ambas algo perturbadoras.
Sinceramente, ser¨¦ impopular por decir esto pero tiene que haber una matanza selectiva (de tiburones) seria en Reuni¨®n y deber¨ªa ser a diario.Kelly Slater
Aun as¨ª, con las estad¨ªsticas en la mano, no es extra?o que entre los surfistas haya una mayor sensibilidad a los incidentes con tiburones. El miedo no sabe de matem¨¢ticas. Despu¨¦s del desafortunado accidente en el que un surfista, Alexandre Naussance, perdi¨® la vida en la Isla Reuni¨®n, el 11 veces campe¨®n del mundo de surf, Kelly Slater, declar¨® que se necesita hacer una matanza de tiburones en la zona porque el desequilibrio era insostenible. Y, claro, se li¨® una gorda en las redes sociales y en el mundo del surf. Al pobre Kelly Slater le dijeron de todo menos bonito¡ con lo que no estoy muy de acuerdo.
TIBURONES: un libro para entender la vida de los tiburones
Tiburones es un libro que ofrece la imagen real de los tiburones. Toca las leyendas urbanas, la historia real, da una visi¨®n de su naturaleza a trav¨¦s de la clasificaci¨®n, anatom¨ªa, ¨®rganos de los sentidos, alimentaci¨®n, reproducci¨®n, distribuci¨®n y migraciones. Ense?a a su identificaci¨®n, normas para evitarlos y la forma de actuar en encuentros. Adem¨¢s incorpora una selecci¨®n de los mejores lugares para bucear con tiburones, y consejos para fotografiar tiburones, investigarlos y protegerlos.
Pedro L¨®pez Alegret? es licenciado en Biolog¨ªa con grado en "biolog¨ªa de tiburones" por las universidades de Cornell y Queensland. Submarinista desde 1965. Es autor de 8 libros sobre tiburones, naturaleza marina y fotograf¨ªa subacu¨¢tica. Actualmente se dedica al buceo por todo el mundo...preferentemente con tiburones.
No conozco personalmente a Kelly Slater, as¨ª que no puedo opinar nada sobre ¨¦l, como surfista profesional lo conoce todo el mundo, por lo que en esa faceta ya est¨¢ todo dicho. Lo que s¨ª puedo decir es que Kelly Slater no tiene muchos conocimientos de din¨¢mica poblacional, de tiburones, ni de ecolog¨ªa (como ciencia que estudia los trasiegos de energ¨ªa en un ecosistema, no como al concepto de protecci¨®n no profesional de la naturaleza), aunque tampoco tiene por qu¨¦.
El tibur¨®n que caus¨® el ataque fue la especie conocida como tibur¨®n toro. Una especie cuya sola imagen ya infunde algo m¨¢s que respeto. Es un tibur¨®n corpulento con un gran lomo, una cabeza ancha y poseedor de uno de los mordiscos m¨¢s poderosos del reino animal. Seguro que Slater le tiene algo de temor, yo desde luego le tengo bastante, he sido testigo bajo el agua de la gran curiosidad y falta de timidez de este pez. Sin duda, es un animal al que tenerle much¨ªsimo respeto, no en vano es la tercera especie con m¨¢s ataques identificados, despu¨¦s del tibur¨®n tigre y el tibur¨®n blanco. Si algo provoca el tibur¨®n toro es respeto y, en ocasiones, miedo at¨¢vico. Quiz¨¢ esa fue la raz¨®n que llev¨® al campe¨®n, en un momento visceral, a solicitar que se hiciese un control poblacional del tibur¨®n mediante la pesca discriminatoria. Cierto que la isla de Reuni¨®n tiene un historial de ataques de tibur¨®n muy peculiar y bastante llamativa. En los ¨²ltimos 10 a?os han acontecido en sus aguas 21 ataques de los cuales siete acabaron con la vida de la v¨ªctima, en todo el mundo hubo un total de 766 ataques con 61 muertes en el mismo periodo. El problema es que Isla Reuni¨®n tambi¨¦n tiene una de las rompientes m¨¢s seductoras para el surf y quiz¨¢ por eso los surfistas se ven m¨¢s amenazados.
Pero claro, pedir la matanza de uno de los depredadores marinos no parece muy buena idea para fr¨¢gil equilibrio que mantiene un ecosistema isle?o. Am¨¦n de que la frase ¡°hay que matar tiburones porque quiero surfear en estas aguas¡± ¨¦ticamente chirr¨ªe un poco. Y adem¨¢s, est¨¢ demostrado que la matanza discrecional de tiburones, primero es bastante dif¨ªcil y, segundo, no reduce el n¨²mero de ataques. En Haw¨¢i se pescaron 5.000 tiburones durante 16 a?os para prevenir los ataques, y el n¨²mero de ataques no disminuy¨®. En ocasiones no es la especie que provoca los ataques la que sufre las consecuencias de la pesca, si no otras que comparten ecosistema y, a veces, se encuentran en peligro de extinci¨®n. Matar tiburones no parece, a priori, una buena idea.
Y la raz¨®n la tenemos en la misma Isla Reuni¨®n, donde el tibur¨®n toro no es especie nativa. El motivo que la poblaci¨®n de tibur¨®n toro sea dominante en los fondos isle?os es que la sobrepesca de tiburones de arrecife, la especie residente, por el comercio de aletas de tibur¨®n hab¨ªa colapsado la competencia entre ambas especies y dejado un nicho vac¨ªo, que ha ocupado el tibur¨®n toro, bastante m¨¢s agresivo.
Isla Reuni¨®n tiene su propio apartado en el fichero internacional de ataques de tibur¨®n, ya he comentado antes que es un destino algo peculiar. Y por eso las autoridades de la isla encargaron a submarinistas hacer un inventario ambiental de escualos. Lo que descubrieron fue sorprendente: los buceadores no encontraron muchos tiburones, y los pocos que pudieron ver se concentraban en la l¨ªnea de los puertos Le Port y Saint Gilles, entre los que se encuentra la playa de Boucan Canot y la desembocadura del rio Galets, justo donde los barcos pesqueros arrojan morralla, basura y restos de pescado a las aguas. Y justamente donde han ocurrido la mayor¨ªa de los ataques.
Por supuesto que los habitantes y los visitantes de Isla Reuni¨®n merecen poder disfrutar del oc¨¦ano sin miedo a ser mordidos por un bicho como un tibur¨®n toro, y deben encontrar una soluci¨®n para que la isla deje de ser un punto negro en el panorama internacional de los ataques de tibur¨®n. Pero la soluci¨®n al conflicto surfistas-tiburones, para ser ecol¨®gicamente inocua, debe ser gradual, con acciones como desde no arrojar desperdicios al mar, a no surfear durante el amanecer y el anochecer o en aguas turbias, pasando por hacer un estudio poblacional, o traer tiburones de arrecife a la zona. O todo lo anterior.
Tenemos un miedo paralizante a ser devorados, un miedo heredado de nuestros ancestros que corr¨ªan para salvar su vida delante de los leones all¨¢ por el valle de Afar. Y eso hace que a veces el miedo hable en vez la raz¨®n, por lo que no hay que hacer le una cruz a Kelly Slater, que por un lado es un gran defensor de la naturaleza marina, y por otro lado, despu¨¦s de que pasase la tormenta medi¨¢tica sobre su petici¨®n de cargarse tiburones, pidi¨® perd¨®n y declar¨®: ¡°No medit¨¦ lo que dije¡±.
Isla Reuni¨®n tiene un problema con tiburones, pero en realidad un problema peque?o. Si tomamos algo de distancia veremos que de los millones de surfistas que se lanzaron al agua en todo el mundo durante el 2016 (se estima que en el mundo hay 23 millones de surfistas), solo 45 tuvieron un problema con los tiburones, y de ellas solo tres resultaron en muerte. Lo que convierte la probabilidad de ser atacado por un tibur¨®n cuando vas al mar con tu tabla en algo similar a que te toque la primitiva. Tener miedo de los tiburones en el mar es como ir a los picos de Europa y tener miedo de los osos, matem¨¢ticamente hablando.
Lo normal en la vida de una persona que disfruta del mar en la costa, es que nunca se encuentre con un tibur¨®n, porque estos reh¨²yen el contacto con las personas de forma muy activa, incluso cuando estas est¨¢n a centenas o decenas de metros de distancia.
Consejos para evitar un ataque de tibur¨®n
El Fichero Internacional de Ataques de Tibur¨®n (ISAF) es una instituci¨®n cient¨ªfica, con oficinas en la Universidad de Florida, que lleva estudiados m¨¢s de 6000 casos individuales de ataques de tibur¨®n con el fin de establecer par¨¢metros y evitar futuros accidentes con estos animales. De sus estudios han sacado las siguientes recomendaciones:
[1] Siempre surfear o nadar en grupos, hay muchas m¨¢s probabilidades de que un tibur¨®n ataque a una persona aislada.
[2] No alejarse mucho de la costa, esto provoca el aislamiento y dificulta la atenci¨®n en caso de ataque o cualquier otro problema.
[3] No surfear ni nadar durante el amanecer o el anochecer, cuando los tiburones son m¨¢s activos y tiene una gran ventaja sensorial.
[4] No llevar joyas, cuyos reflejos pueden parecer escamas de peces.
[5] No entrar en el agua con heridas o durante la menstruaci¨®n. El olfato del tibur¨®n es prodigioso.
[6] No entrar en zonas con efluentes, aguas residuales, puertos de pesca comercial o deportiva, o donde se est¨¦ pescando o cebando el mar. Las aves marinas lanz¨¢ndose en picado son una buena se?al.
[7] La presencia de delfines o marsopas no quiere decir que no haya tiburones, ambos comparten las mismas presas.
[8] Evitar aguas sucias o desembocaduras de r¨ªos.
[9] No entrar con zonas del cuerpo muy diferentemente bronceadas o equipamiento muy brillante. Los tiburones les atraen el contraste.
[10] No chapotear ni surfear con mascotas cuyos movimientos err¨¢ticos recuerdan a un pez herido.
[11] Tener precauci¨®n a la hora de cruzar zonas entre bancos de arena o en el veril de un arrecife, son los sitios preferidos de los tiburones.
[12] No entrar en el agua si se sabe que hay presencia de tiburones, y salir si se avista uno.
[13] Por supuesto, no molestar a un tibur¨®n aunque no preste inter¨¦s por nuestra presencia.
[14] Si ocurre una aproximaci¨®n, golpear al tibur¨®n en el morro, y aprovechar la retirada del escualo para salir del agua. Si el tibur¨®n muerde, meter dedos o un objeto en los ojos o en las branquias del animal, pero nunca permanecer pasivo.
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