Terremoto Luis Enrique
El entrenador se ha adaptado a las necesidades futbol¨ªsticas del Bar?a y los jugadores se han impregnado de su car¨¢cter para protagonizar el partido que les faltaba
Jupp Heynckes hipotec¨® la carrera de Pep Guardiola como entrenador del Bayern M¨²nich. El t¨¦cnico alem¨¢n anunci¨® en enero de 2013 que en junio abandonar¨ªa el banquillo del Allianz Arena y el club respondi¨® poco despu¨¦s con el anuncio de que su sustituto ser¨ªa el exentrenador del Bar?a. La jugada pareci¨® tan calculada y perfecta como la sustituci¨®n de Guardiola por Tito Vilanova en el Camp Nou. Ocurri¨® que aquella temporada el campe¨®n b¨¢varo gan¨® el triplete ¡ªla Copa, la Bundesliga y la Champions¡ª, de manera que Guardiola recibi¨® una herencia envenenada de Heynckes.
No se sabe si al sucesor de Luis Enrique le puede pasar algo parecido despu¨¦s de que el asturiano haya comunicado que no renovar¨¢ por el Bar?a. A Lucho le avalan ocho t¨ªtulos sobre 10 y su equipo opta a ganar los tres campeonatos en disputa: finalista en la Copa, es l¨ªder provisional de la Liga y se ha clasificado para los cuartos de la Champions despu¨¦s de un remonte hist¨®rico e in¨¦dito ante el PSG: 6-1. Aunque le importe ¡°un r¨¢bano¡± entrar en la historia, el asturiano es hoy un ganador como t¨¦cnico del Barcelona.
Luis Enrique ha sabido manejarse en un club tan volc¨¢nico como el Bar?a. Aparentemente intransigente, se present¨® como t¨¦cnico azulgrana con una declaraci¨®n de intenciones que dur¨® medio a?o: ¡°En mis equipos el l¨ªder soy yo¡±. Lucho desafi¨® a Messi con la suplencia en Anoeta y se mont¨® la de Dios es Cristo. Hasta Xavi tuvo que mediar en el contencioso antes de que el t¨¦cnico se plegara a la manera de ser del 10. Ambos hicieron las paces y el Bar?a consigui¨® el segundo triplete despu¨¦s del logrado por Guardiola.
La ductilidad del entrenador fue entonces tan vital para la suerte del equipo como lo ha sido su respuesta a las declaraciones de Iniesta y Busquets despu¨¦s del 4-0 de Par¨ªs. Los capitanes expresaron su sorpresa porque el manual de instrucciones recibido no se correspond¨ªa con lo ocurrido despu¨¦s en la cancha del Parque de los Pr¨ªncipes. El t¨¦cnico, entregado a una pol¨ªtica de rotaciones dif¨ªcil de descifrar y a la imprevisibilidad como f¨®rmula para sorprender a unos rivales que ya sab¨ªan c¨®mo combatir al tridente, se corrigi¨® y recuper¨® el viejo dibujo t¨¢ctico barcelonista, el 3-4-3 con rombo que pint¨® Cruyff.
Lucho comprendi¨® que el ant¨ªdoto contra el tridente, la alternativa a un equipo inocuo en ataque est¨¢tico, hab¨ªa surtido efecto y se impon¨ªa cambiar el despliegue de sus muchachos con la intenci¨®n de darle una mejor salida a la pelota, llenar el medio campo y activar a Messi. As¨ª que no solo se reconcili¨® con el manual cruyffista sino que demostr¨® que no era sectario y que sab¨ªa interpretar adem¨¢s las necesidades futbol¨ªsticas del Bar?a. Nadie dud¨® nunca de su condici¨®n de culer sino que se discut¨ªa a veces sobre su categor¨ªa y ascendente sobre el plantel de Messi.
Hasta que lleg¨® el remonte ante el PSG. El plan le sali¨® perfecto por el comportamiento de su equipo y la cobard¨ªa de Emery. La lesi¨®n de Aleix Vidal, as¨ª como la goleada de Par¨ªs, le animaron a jugar sin laterales, con tres centrales que anticipaban y un medio del campo intimidador, dispuesto a presionar y a tomar riesgos, consciente de la pegada de los delanteros (el equipo marc¨® seis goles en nueve tiros) y la solvencia de Ter Stegen, estupendo en un mano a mano con Cavani con 3-1 y apote¨®sico en la jugada previa al 6-1. Hasta 14 jugadores se enchufaron a la causa.
Movimiento s¨ªsmico
El Bar?a se impregn¨® del car¨¢cter de Lucho. Jug¨® con riesgo, agresividad, car¨¢cter y ¨¦pica, salvaje en los momentos decisivos ¡ªmarc¨® tres goles en los ¨²ltimos siete minutos mientras el PSG solo daba cuatro pases, tres para sacar de centro¡ª, conectado a una hinchada a la que convenci¨® de que no alcanzaba con ganar sino que se impon¨ªa remontar desde la irracionalidad: el sism¨®grafo del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, a 500 metros del estadio, detect¨® un ¡°min¨²sculo terremoto¡± ¡ªla mayor vibraci¨®n de este tipo registrada hasta ahora¡ª despu¨¦s del 6-1 de Sergi Roberto.
No fue la ¨²ltima noche europea del liberado Luis Enrique con el Bar?a sino que result¨® ser el partido que le faltaba por jugar a una generaci¨®n ¨²nica de futbolistas, adultos que no veteranos, liderados por Neymar. ¡°Para hacer historia necesitamos pasar¡±, sentenci¨® Su¨¢rez. El art¨ªstico equipo que no pudo con el Inter de Mourinho en tiempos de Guardiola firm¨® la remontada por excelencia ante el PSG con la mitad de Messi, un cuarto de Iniesta, un plenipotenciario Neymar y la competitividad colectiva expresada en Ter Stegen. El Bar?a tuvo el sello inconfundible de Luis Enrique, ya instalado en el pante¨®n de los entrenadores del Camp Nou.
El club aspira a que el sacrificio de Lucho tenga el mismo efecto que supuso en 2015 la convocatoria de elecciones por parte del presidente Bartomeu y, por tanto, siga la senda de Heynckes.
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