El Athletic resucita ante la Real Sociedad
Los donostiarras nunca reflejaron el potencial de su juego en un derbi que afront¨® de forma timorata. El conjunto de Valverde se reencuentra en el lugar ideal
Hay goles que arrullan y goles que congelan. Y goles que te sacan del sopor. Y partidos que te despiertan. Y situaciones que te desesperan. Y que te sacan de la depresi¨®n. De todo, a suculentas dosis, hubo en el derbi vasco, salsa espesa, y en esa cocci¨®n lenta de los elementos consigui¨® el Athletic diluir a la Real hasta confundirla con el agua que azotaba Anoeta y dejaba ver el f¨²tbol entre visillos, al contraluz gris marengo del mediod¨ªa guipuzcoano. Y el derbi se lo llev¨® el Athletic cuando nadie esperaba su visita, tan t¨ªmido como es cuando sale de su casa. Pero se solt¨® el pelo, no es que se desmelenase con un f¨²tbol vers¨¢til ni en virtuosos desaforados, sino entendiendo mejor a la Real de lo que la Real entendi¨® al Athletic.
A menudo se juzgan los derbis por la testosterona, por la necesidad an¨ªmica, m¨¢s que deportiva, de ganar, por el prurito m¨¢s que los puntitos, pero a final se ganan por la interpretaci¨®n del juego. Y el Athletic ley¨® mejor la novela de la Real que la Real el discurso del Athletic. Quiz¨¢s la Real Sociedad se sinti¨® un best seller en el escaparate de una librer¨ªa, porque su literatura futbol¨ªstica y sus resultados le condenaban al ¨¦xito. Pero las p¨¢ginas no se escriben solas. Ese ordenador pudiente a¨²n no se ha inventado. Y el Athletic le embarull¨® las palabras. Le quit¨® el lapicero (o ea el bal¨®n), le tapon¨® las met¨¢foras (o sea las bandas) y le conden¨® a mancharse de tinta si quer¨ªa llenar los folios del partido. Y la Real Sociedad con los laterales taponados (el caso de Yuri fue todo un ejemplo descentrado, atolondrado, rompiendo fueras de juego por desatenci¨®n) y Vela perseguido por el sheriff Balenziaga como si se tratara de una pel¨ªcula del oeste entre el marshall y el forajido, fue menos Real Sociedad, m¨¢s rutinaria, m¨¢s previsible.
El penalti de Xabi Prieto fue de libro y el gol de Ra¨²l Garc¨ªa (que a punto estuvo de evitar Rulli) tuvo ese efecto de congelaci¨®n para el Athletic, de arrullo sopor¨ªfero, en la misma medida que le despert¨® de la siesta del perro a la Real. La bofetada del penalti espole¨® a la Real, m¨¢s por ¨ªmpetu que por juego, como si solo entonces hubiera entendido que se estaba jugando m¨¢s que un derbi su prestigio de posible candidato a la Champions League
Pero hab¨ªa perdido la primera batalla, la estrat¨¦gica y la an¨ªmica. El Athletic con Williams de palomero intrigante, con Ra¨²l Garc¨ªa, de atento a las desatenciones rivales, y los laterales aplicados a la tarea de contenci¨®n, le hab¨ªa desfigurado el rostro, tan reconocible, a la Real de Eusebio. Era el Athletic esperado frente a la Real inesperada. Un cabezazo de Juanmi bien respondido por Kepa, que volv¨ªa a la porter¨ªa, fue su ¨²nico argumento, algo inusual en un equipo que rodea al contrario y lo aflige por insistencia.
Perdon¨® el Athletic
Faltaba saber hasta donde quer¨ªa llegar el Athletic de Bilbao y hasta donde era capaz de avanzar la Real m¨¢s all¨¢ de las pulsaciones del coraz¨®n. El Athletic se contuvo, sostenido por Be?at y San Jos¨¦ y la inteligencia de Muniain por retener el partido entre sus pies. A¨²n as¨ª corri¨® el riesgo de caer en la depresi¨®n de los despejes, de alejar el bal¨®n sin darse cuenta de que vuelve a la velocidad de un boomerang. Pero, lo imprevisible en el f¨²tbol es un asunto de lo m¨¢s previsible, Un juego que se basa m¨¢s en el error que en el acierto, tiene que tenerlo en cuenta. Y lo cometi¨® Odriozola en una fallada cesi¨®n a su portero, que Williams, una bala imparable, una gacela huyendo de un tigre, lo aprovech¨® para hacer el segundo gol y dictar sentencia.
Las dudas se convirtieron en confusi¨®n realista, atolondramiento, urgencia por ir m¨¢s all¨¢ de a donde se pod¨ªa ir. Y pudo marcar m¨¢s veces el Athletic (Aduriz remat¨® al poste) y llegaron Lekue y Williams con el viento de espalda. Y pudo marcar la Real Sociedad, de hecho marc¨® Ra¨²l Navas un gol que el ¨¢rbitro (impecable hasta entonces) anul¨® injustamente. Y cabece¨® ??igo Mart¨ªnez al travesa?o. La inevitable explosi¨®n de los partidos rotos donde puede pasar de todo pero acaba contando lo que ha sucedido antes. Resucit¨® el Athletic cuando m¨¢s lo necesitaba y donde m¨¢s quer¨ªa. Europa se le vuelve a poner a tiro. Y fall¨® la Real cuando menos lo esperaba y contra quien menos quer¨ªa, y la Champions se le aleja un poco m¨¢s. Los derbis est¨¢n llenos de t¨®picos, pero manda el f¨²tbol. Bajo la lluvia, el Athletic se cobij¨® con el paraguas de su oficio. Y a la Real Sociedad se le rompieron las varillas del paraguas y se qued¨® a la intemperie.
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