Dortmund - M¨®naco: Una eliminatoria no apta para card¨ªacos
Los alemanes, imprevisibles desde la pizarra, se baten con el efervescente conjunto franc¨¦s
La marcha de Klopp en 2015 pareci¨® una estocada definitiva para el Dortmund, equipo que hab¨ªa logrado conjugar su pasi¨®n por el contragolpe con una presi¨®n asfixiante, conjunto capaz de noquear, por ejemplo, en la semifinales de 2013 al Madrid con un cacareado p¨®ker de Lewandowski. La llegada de Tomas Tuchel al banquillo, sin embargo, ha reafirmado sus r¨¢ices y enriquecido el f¨²tbol del Borussia, capaz de mezclar la vertiginosidad y la paciencia en el ataque, siempre con prisas y buen gusto para la composici¨®n del f¨²tbol. Un rival superlativo para el M¨®naco.
Sus laureles hablan por s¨ª solos: ocho Bundesligas, tres Copas de Alemania, cinco Supercopas a nivel nacional; y a nivel internacional, una Recopa de Europa (en 1966 para coronarle como el primer club alem¨¢n en ganar un t¨ªtulo internacional), una Liga de Campeones (en 1997 tras vencer a la Juve), y una Copa Intercontinental en 1997. Un grande de Alemania que se ha atornillado como el gran rival de la ¨¦poca del Bayern, el club todopoderoso que gobierna desde siempre por su capacidad econ¨®mica y su pol¨ªtica de fichar a los mejores jugadores rivales. Fueron en su momento el Moenchengladbach, el Colonia y el Hamburgo, adem¨¢s del Werder Bremen, los rivales replicones. Pero desde hace tiempo que es el Dortmund la alternativa, el equipo de f¨²tbol alegre que trat¨® sin demasiado ¨¦xito poner en entredicho al Bayern de Pep Guardiola antes y al de Carlo Ancelotti ahora.
La artima?a del Bayern, que le ha quitado en los ¨²ltimos cursos al propio Lewandowski, Hummels y un G?tze que regres¨® tras su fracasado intento, no ha debilitado tanto al club Die Borussen, que siempre encuentra perlas en el mercado y que con los mimbres de j¨®venes que tiene parece tener un billete de ¨¦xito para el futuro. As¨ª, futbolistas como talentoso Pulisic, el efervescente Emre Mor y el potente Demb¨¦l¨¦ aseguran la continuidad del proyecto dirigido por un Tuchel que, a imagen y semejanza de su amigo Guardiola, entiende los sistemas como posici¨®n de partida de los futbolistas, rada r¨ªgidos porque el cambio de posiciones enriquece su juego. As¨ª, ha probado defensa de tres ¨Cque es el sistema que m¨¢s aplica ahora-, el 4-3-3, el 4-1-4-1, el 4-2-3-1¡ Aunque s¨ª tiene un equipo base. Burki est¨¢ bajo los palos, un portero que mejora a cada partido; en el eje de la zaga ordena Papastathopoulos (o Ginter) y a sus lados abrigan el lateral Piszczek y el exazulgrana Bartra; en la medular el criterio y la circulaci¨®n de la pelota pasa por la frontera Weigl, escudado por el infatigable Castro; en las bandas se subrayan Durm y Guerreiro; y en la mediapunta se remarcan Dembel¨¦ y Reus (tambi¨¦n Pulisic entra con fuerza en el equipo); y los goles y las carreras llegan por cuenta del galgo Aubameyang, un velocista con botas pretendido por medio mundo y que contin¨²a como pichichi de la Bundesliga con 22 goles (Lewandowski tiene uno menos).
El M¨®naco recupera su nombre
Entre los coches de lujo y las mansiones prohibitivas para casi cualquier bolsillo, entre el afamado casino y la transitada ¨®pera, entre las tiendas con las marcas m¨¢s reputadas y los muchos deportistas afincados por las ventajas fiscales, se encuentra el Estade Louis II, el ya viejo campo del M¨®naco que sin embargo reverdece sus ilusiones en esta temporada, l¨ªder en la Ligue 1 (con tres puntos de ventaja sobre el PSG) y en cuartos de final contra el Borussia Dortmund. Han pasado una larga traves¨ªa de penurias deportivas y anonimato, pero el equipo monegasco tiene deudas pendientes en Europa y tras apear al poderoso Manchester City en la ronda anterior, las ilusiones del Principado se han disparado.
En la d¨¦cada de los 80, bajo el mandato de Ars¨¨ne Wenger, el club cobr¨® color y forma, tambi¨¦n prestigio hasta el punto de que jugadores universales vistieron su camiseta (Weah, Klinsmann, Djorkaeff, Thuram, Henry¡) e impusieron su ley en Francia. En Europa, lograron disputar la final de la Recopa (1992) ¨Ccayeron ante el Werder Bremen del goleador Klaus Allofs-, y tras una d¨¦cada, ya con Didier Deschamps en el banquillo, lograron su mayor gesta al plantarse en la final de la Copa de Europa tras noquear al Real Madrid ¨Crecordadas eran las carrera de Evra y Rothen por la izquierda, los quiebros de Giuly y los remates de Morientes y Givet o Adebayor-, pero volvieron a quedarse a las puertas de la gloria al caer frente al Oporto de Mourinho y futbolistas para el recuerdo como Deco y Carvalho.
Despu¨¦s de subrayarse en Europa y gobernar en la Ligue 1, sin embargo, el equipo cay¨® en el traj¨ªn de los fichajes y ventas sin sentido, en una crisis de identidad que le hizo darse de bruces con la realidad en 2011, momento en el que el equipo descendi¨® de categor¨ªa. Meses m¨¢s tarde, la llegada del presidente Dmitry Rybolovlev recuper¨® el fluir del dinero por las arcas del club ¨Ccompr¨® el 66% de las acciones de la entidad tras negociar con el pr¨ªncipe Alberto- y tras dos a?os en las catacumbas regresaron a Primera. Poco a poco, con fichajes de renombre pero tambi¨¦n con incorporaciones talentosas y hasta ascensiones del filial, el equipo cuaj¨® y ahora mira a todos por debajo en la Ligue 1. Su ¨¦xito en Europa, su triunfo sobre el City en duelos tan el¨¦ctricos como ofensivos, le pone de nuevo en el escaparate del bal¨®n.
Con Jardim en el banquillo, el M¨®naco se expresa con su exuberancia f¨ªsica pero tambi¨¦n con su buen hacer con los pies, habitualmente bajo el 4-4-2. Con guantes juega Subasic, que se est¨¢ ganando un nombre; en las bandas se subrayan los laterales m¨¢s que ofensivos Sidibe y Mendy (uno de los mejores del curso a nivel mundial, sin dudas), bien dirigidos por Glik y Jemerson, capataces de la l¨ªnea. En el centro suelen ser Bakayoko y Fabinho los que corren por tres o cuatro, f¨ªsicos y altos, m¨¢quinas inmunes al desaliento. Les flanquean el fino y estilista Bernardo Silva y el el¨¦ctrico Lemar, siempre con la opci¨®n de Moutinho de recambio. Arriba, Germain empez¨® con fuerza pero se ha visto superado por dos eclosiones: Falcao, que ha recuperado su f¨²tbol tras a?os a la deriva por culpa de las lesiones; y el joven Mbapp¨¦, sos¨ªas de Henry que ya est¨¢ llamando a la puerta de la selecci¨®n francesa y que poco durar¨¢ en el Principado.
Ahora se bate con el Dormund, un rival que no conoce en la m¨¢xima competici¨®n europea. Un duelo no apto para card¨ªacos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.