Jon Rahm cae en el ¨²ltimo hoyo
Heroica resistencia del golfista vizca¨ªno, que pierde la final del Mundial matchplay ante Johnson, el n¨²mero uno del mundo
Para Jon Rahm ganar no es lo m¨¢s importante del mundo, sino ganar con estilo, con su estilo. Tambi¨¦n para perder el golfista vasco se exige clase. Hay que perder peleando hasta el ¨²ltimo hoyo, el ¨²ltimo golpe, el ¨²ltimo putt y el ¨²ltimo aliento. As¨ª cay¨®, heroico y extraordinario, en la primera final de Mundial matchplay que disputaba, en el primer Mundial que jugaba, ante el mejor jugador del mundo, el norteamericano Dustin Johnson: por un golpe y en el ¨²ltimo green, el del 18.
Para Johnson es la tercera victoria consecutiva. Es el primer jugador que logra ganar los cuatro torneos mundiales. Le faltaba el matchplay, que no se escap¨® en el a?o de gracia del norteamericano, de 32 a?os, cuya estrella cambi¨® el pasado verano, cuando gan¨® el Open de Estados Unidos.
Concluye as¨ª, engrandecida su figura y sembrada su leyenda, el recorrido extraordinario del golfista de Barrika (Bizkaia) por el torneo m¨¢s complicado de su corta a¨²n carrera. Jon Rahm tiene 22 a?os. Su llegada al mundo del golf es revolucionaria. Recuerda a la de un cierto Tiger Woods, que transform¨® el golf para siempre hace justo 20 a?os. Su juego, su manera de aceptar el riesgo, de jugar con golpes imposibles a veces, record¨® en alg¨²n momento de su final al de Seve Ballesteros, el referente de todos desde hace 40 a?os.
En una semana largu¨ªsima, en la que jug¨® seis partidos a 18 hoyos, y gan¨® los seis, antes de enfrentarse al mejor jugador del mundo, y perder, Jon Rahm debi¨® derrotar al mejor jugador espa?ol de la ¨²ltima d¨¦cada, y d¨¦cimo actualmente del mundo, Sergio Garc¨ªa, a quien gan¨® el viernes por seis hoyos de diferencia en un torneo, cuyo formato, similar al de un combate de boxeo, cada hoyo un asalto, parece inventado para que luzca su estilo de pugilista que nunca arroja la toalla aunque los dem¨¢s le den por acabado.
Un domingo interminable
Antes de jugar con Johnson el segundo partido de un domingo interminable,Jon Rahm, que no lleva ni un a?o de profesional y ya ha saltado desde el puesto 571 a uno entre los 20 primeros del ranking mundial, debi¨® disputar una semifinal dur¨ªsima con el norteamericano Bill Haas, al que derrot¨® por tres hoyos y dos por jugar. Contra Johnson, Rahm lleg¨® por primera vez en toda la semana a disputar el hoyo 18, lo que, solo a mitad de partido, parec¨ªa imposible. La final ol¨ªa a goleada, pero termin¨® rozando la ¨¦pica de la remontada.
En el hoyo octavo, el jugador vasco que se hizo grande en la Universidad de Arizona, perd¨ªa por cinco hoyos. Ganaba Johnson, quien solo hab¨ªa necesitado de dos birdies, toneladas de calma y un juego sin riesgos para abrumar a Rahm, v¨ªctima m¨¢s de sus nervios y de su exceso de energ¨ªa que del juego rival.
A partir del hoyo 12, tras el que a¨²n perd¨ªa por cuatro hoyos, lo que convert¨ªa cada bandera en una final, Rahm se transform¨®. Conserv¨® la energ¨ªa y el riesgo, les a?adi¨® necesidad, sentimiento heroico, un poco de magia y algo de fortuna. El hoyo 13, un par cuatro corto, lo jug¨® con driver. Lleg¨® a green de uno. Marc¨® el camino de la gloria. El hoyo 16, un par cinco en el que acab¨® de salida entre ¨¢rboles, lo jug¨® como lo habr¨ªa jugado Ballesteros, encontrando un paso imposible a su bola entre ramas. De all¨ª sali¨® a solo un hoyo de Johnson, quien comenz¨® a temblar.
Volvi¨® Jon Rahm a jugar el hoyo 18, un par cuatro corto, como si fuera un par tres. El approach que le deb¨ªa haber dado la victoria se qued¨® corto, acompa?ado por un ruido de un golpe fort¨ªsimo, como de explosi¨®n (un portazo, dijeron los organizadores) y triste. El arsenal de heroicidades se hab¨ªa agotado. Johnson solo tuvo que ser el chico bueno, el jugador tranquilo que, sin necesidad de alardes, hizo lo que deb¨ªa hacer, embocar un putt cortito para conseguir la victoria y los 1.620.000 d¨®lares que la acompa?aban. Rahm se qued¨® en poco m¨¢s del mill¨®n de d¨®lares, y con la continuaci¨®n de su ascenso irresistible entre la elite del golf mundial. Dentro de dos semanas, debutar¨¢ en Augusta. Ser¨¢ su primer Masters. Y llega con deseos de seguir haciendo ruido.
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