La pen¨²ltima estaci¨®n del ¡®Loco¡¯ Abreu
El delantero, de cuarenta a?os, jugar¨¢ gratis en la Segunda uruguaya para intentar batir el r¨¦cord de clubes de un jugador
Escondido entre monta?as tropicales, forradas de palmeras y bananos, el centro de entrenamiento del club Bangu tiene una pista cubierta de futbito donde varios obreros pican una pared. Sobre el tapete precario de hierba sint¨¦tica se ejercitan varios futbolistas entre conos, colchonetas y los cascotes de la obra. Solo se escucha, ahogada por los martillazos, una voz en un portugu¨¦s con acento hispanohablante. Es la de Washington Sebasti¨¢n Abreu (Minas, Uruguay, 1976), quien apura sus ¨²ltimos d¨ªas en R¨ªo de Janeiro. Despu¨¦s de cuatro meses disputando el Campeonato Carioca con el hist¨®rico pero modesto Bangu, el delantero cambia nuevamente de aires y vuelve a su pa¨ªs: desde esta semana militar¨¢ en Central Espa?ol de Montevideo, de la Segunda uruguaya. Lo har¨¢ gratis y ser¨¢ su club n¨²mero 25.
¡°En agosto ser¨¢n 26 porque ya estoy mirando propuestas, y en enero, 27¡±, confirma. Habr¨¢ empatado entonces al recordman mundial de clubes, el exportero alem¨¢n Pfannenstiel, y estar¨¢ a un paso de su objetivo, aunque sea en peque?os equipos: ¡°Ya nadie me dice nada por jugar en Segunda, sino que se ve como un paso m¨¢s hacia el r¨¦cord. Pero no se trata solo de eso, sino de disfrutar¡±, asegura tras el entrenamiento, vestido con una camiseta del Bangu azul celeste, como la de su selecci¨®n, con la que disput¨® 72 partidos y marc¨® 31 goles.
Con cuarenta a?os Abreu pesa solo tres kilos m¨¢s que cuando se hizo profesional, hace 23, tras debutar en Nacional de Minas, el club de su ciudad, y pasar a Primera con Defensor Sporting (1994-96). En todo este tiempo cree que el f¨²tbol ha cambiado radicalmente, sobre todo en la metodolog¨ªa de entrenamiento: ¡°En una pretemporada de las de antes no ve¨ªas una pelota durante d¨ªas, ni aunque la tirase un vecino al campo. Hoy se mezcla f¨ªsico y t¨¢ctico al a vez. Hubo una evoluci¨®n para darle sentido al juego. Podr¨¢s correr 15 kil¨®metros, pero si tocaste dos balones no vale para nada¡±.
En lo individual tambi¨¦n ha visto modificaciones que le han favorecido: ¡°Antes com¨ªamos carne y pasta antes de los partidos y sin ejercicios espec¨ªficos. Hoy no es lo mismo el entrenamiento de un jugador de setenta kilos que de uno de noventa. Todo eso propici¨® que haya m¨¢s jugadores de hasta cuarenta a?os¡±.
A Abreu le ayuda su biotipo, pero para alargar su carrera asegura haber seguido dos m¨¢ximas: ¡°Elegir bien los sitios en funci¨®n de mi juego y tambi¨¦n del idioma. Si voy a un sitio con una lengua que no conozco pierdo un treinta por ciento de mi potencial¡±. En Latinoam¨¦rica Abreu es sin¨®nimo de referente de vestuario, por su personalidad fuerte y verbo elaborado. Todo lo contrario a lo que sugiere su apodo, Loco, ¡°malinterpretado en Espa?a¡±, seg¨²n dice.
El famoso "gol de Abreu"
A la Liga espa?ola lleg¨® tras una jugada desgraciada (un fallo clamoroso a puerta vac¨ªa tras una gran combinaci¨®n) que lo convirti¨® en viral antes de que existieran las redes sociales: el c¨¦lebre ¡°gol de Abreu¡± con San Lorenzo (1996-97), cuya narraci¨®n se repiti¨® en Espa?a cuando lleg¨® la temporada siguiente a un Deportivo en crisis tras la marcha de Rivaldo al Barcelona.
A¨²n hoy le escuece: ¡°Parece mentira que algunos dijesen que se pagaron varios millones de euros por m¨ª por un gol fallado. Mi imagen en Espa?a no era la real, porque no pude mostrar lo que ten¨ªa dentro¡±. El D¨¦por le puso la maleta en la mano ¡ªseis cesiones en seis a?os¡ª y eso condicion¨® su carrera. ¡°Ah¨ª est¨¢n las elecciones de la vida, si cobrar o jugar. Me pod¨ªa haber quedado seis a?os en A Coru?a y hoy ser¨ªa millonario, pero no iba a ser feliz¡±.
En el f¨²tbol mexicano encontr¨® un molde para su f¨²tbol y adem¨¢s un t¨¦cnico y un compa?ero que le abrieron la cabeza: Juan Manuel Lillo y Pep Guardiola (Dorados de Sinaloa, 2005-06): ¡°Las tertulias eran guerras t¨¢cticas entre los dos en una mesa de comer. Todo lo que estuviera al alcance serv¨ªa para contrarrestar el dispositivo t¨¢ctico del otro: cucharas, cuchillos, vasos¡±. Para Abreu fue un m¨¢ster pagado con vistas a su futuro como entrenador. ¡°Yo solo escuchaba y guardaba en el disco duro para que me sirviera despu¨¦s¡±. E igualmente con el resto de t¨¦cnicos que le marcaron: ¡°Pellegrini, Simeone, Russo. Todos a la licuadora, saco lo mejor de cada uno para poner despu¨¦s en mi chip¡±. Lillo lo fich¨® para la Real Sociedad (2008-09), y este respondi¨® con 11 goles en 18 partidos. Pero se fue porque el entrenador no renov¨®. ¡°Es mi forma de ser. Si se iba ¨¦l, me iba yo¡±.
Tras un breve paso por el f¨²tbol griego recal¨® en el Botafogo (2010-12), su segundo lugar en el mundo tras su amado Nacional de Montevideo, en donde jug¨® en cuatro etapas. En Botafogo fue ¨ªdolo desde su llegada, al recibir la camiseta n¨²mero 13, la que siempre usa, de manos de un ¨ªdolo hist¨®rico que vest¨ªa ese dorsal, M¨¢rio Lobo Zagallo.
Luego le toc¨® tirar un penalti en la final del Carioca contra Flamengo y lo convirti¨® a lo Panenka. Abreu dej¨® boquiabierto a Brasil. Curiosamente, dos meses despu¨¦s repiti¨® el lance, pero en cuartos de final del Mundial de Sud¨¢frica y en el penalti decisivo contra Ghana: ¡°Iba cagado andando hacia el portero. Pero iba lent¨ªsimo hacia el punto de penalti, ech¨¢ndole un pulso al portero, Kingson. Todo es psicol¨®gico. Cuanto m¨¢s tardas, m¨¢s provocas el an¨¢lisis complejo, entreverado, en la cabeza del otro. Era mucha responsabilidad. Pero sali¨®¡±.
A partir de ah¨ª su carrera cobr¨® dimensi¨®n global, a la vez que se acentuaba su esp¨ªritu n¨®mada. Tras un ¨²ltimo paso por Argentina, luego jug¨® en Ecuador, Paraguay y El Salvador, donde gan¨® la liga el pasado a?o. Sin embargo, no es su carrera inoxidable la que le vale el reconocimiento: ¡°A m¨ª solo se me recordar¨¢ de una manera: Abreu fue el que la pic¨® [a lo Panenka] en el Mundial¡±.
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