El f¨²tbol darwinista del Cholo
El Atleti supo adaptarse al 0-0 y a la desventaja, con m¨¢s fe y fuerza psicol¨®gica que buen juego
Habr¨¢ que reconocerle al Atleti su capacidad de reacci¨®n, su f¨²tbol adaptativo. El gol de ultratumba que marc¨® Pepe malograba el sabotaje balomp¨¦dico de Simeone. Y nos forzaba a abrirnos, a exponer, pero los riesgos moderados del Cholo en ataque -los m¨²sculos de Thomas sustituyeron al espectro de Torres- encontraron sentido en una asistencia de Correa a Griezmann cuando el partido parec¨ªa decidido.
Supo adaptarse el Atleti al 0-0. Y supo hacerlo en la desventaja, aunque los espectadores del Madrid ya cre¨ªan garantizada la carambola del ¨²ltimo segundo, m¨¢s todav¨ªa cuando Zidane hab¨ªa alineado el mismo equipo de la final de Mil¨¢n. Y pretend¨ªa someter al Atleti a las supersticiones de las antiguas inercias.
Y antiguas inercias las hay, pero en la direcci¨®n contraria. Porque empieza a ser rutinario nuestro confort en la Castellana. El Atleti juega en el Bernab¨¦u mejor que en el Calder¨®n. No puso f¨²tbol en sentido est¨¦tico. Puso personalidad en sentido pr¨¢ctico. Y se abasteci¨® de la calidad de Griezmann en la tramoya de entrel¨ªneas.
El empate respond¨ªa a un acto de fe y de fortaleza psicol¨®gica, incluso revert¨ªa un contratiempo extempor¨¢neo del gui¨®n. No hab¨ªa calculado Simeone la variante de un gol de Pepe. Ni la hab¨ªa calculado Pepe mismo, contrariado porque van a exiliarlo al f¨²tbol chino, constre?ido a marcharse en camilla y aclamado con esa demagogia benefactora que se le concede al h¨¦roe inesperado e involuntario.
Parec¨ªa la victoria inevitable. Incluso resultaba sospechoso que nuestro mejor futbolista fuera Oblak. Y que Savic funcionara como guardameta suplente, alertando de un dominio territorial y factual que predispuso el 1-0. Tuvo el Atleti que abrir la muralla y responsabilizarse de la pelota. Y sufri¨® por las dos razones. Tanto mord¨ªa el Madrid, tanto nos costaba aportar lucidez en las zonas de creaci¨®n. Sobre todo porque Zidane involucr¨® a su equipo en una estrategia de m¨ªmesis cholista. Se trataba de conservar el resultado. Y de subordinar la ambici¨®n al cinismo estrat¨¦gico. Y de imitar el estajanovismo de los visitantes en su coreograf¨ªa defensiva.
Fue lo que hizo el Cholo en el boicot al Madrid del primer tiempo. Que requer¨ªa acordonar el ¨¢rea propia, abstraerse del bal¨®n, confiarse a la superstici¨®n del contraataque y aprovechar un error inesperado. Ninguno tan dadivoso como el que Sergio Ramos le proporcion¨® a Griezmann en el minuto 38. Una ocasi¨®n lejana pero venenosa que revest¨ªa al jugador franc¨¦s de sus cualidades ofensivas.
Simeone lo hab¨ªa puesto a defender y a presionar. Igual que a Torres. Y que al resto del equipo, no ya desesperando a los futbolistas m¨¢s neuronales y creativos del Madrid -la manija de Modric de ahogaba-, sino indignando a los agotadores estetas. Parece ser que el Atleti debe prestarse a bailar el rigod¨®n con Madrid. A tratarlo de usted. Y a dejarlo triangular, pero el cholismo consiste en la neutralizaci¨®n del rival. Muchas veces a expensas de la neutralizaci¨®n del f¨²tbol en su categor¨ªa de bellas artes.
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