Sergio Garc¨ªa: calma, car¨¢cter y cabeza para ganar el Masters
¡°Qu¨¦ est¨²pido fui al luchar contra cosas contra las que no se puede luchar¡±, dice el golfista espa?ol, que basa en su cambio de mentalidad la clave de su victoria en Augusta
Sergio Garc¨ªa acaba de hacer birdie en el 18?. Acaba de ganar el Masters de Augusta. No sabe c¨®mo expresar mejor lo que siente que agach¨¢ndose en el green y amagar pu?etazos a la hierba, abraz¨¢ndose a su caddie, agarr¨¢ndose fuerte a su rival, Justin Rose, que le pasa la mano por el hombro y le musita unas palabras al o¨ªdo. Los cientos de espectadores que agobian el green, puestos en pie jubilosos corean su nombre, ¡°?Ser-yio! ?Ser-yio!¡±. Y Sergio, Ser-yio, les responde con besos lanzados al aire con su mano. Amor en Augusta al fin.
Casi una hora despu¨¦s, con la chaqueta verde sobre sus hombros, al jugador a¨²n le cuesta aclarar lo que pasaba por su cabeza en esos momentos, los primeros segundos despu¨¦s de ganar su primer grande, el quinto Masters y octavo major para Espa?a tras 18 a?os de sequ¨ªa. ¡°Creo que pens¨¦ en un mont¨®n de cosas¡±, dice. ¡°Obviamente pens¨¦ en mi gente, en mi familia, en todos los que me han ayudado, en mis sponsors, en los momentos en los que las cosas no me salieron como quer¨ªa, en los momentos aqu¨ª en Augusta en los que no me divert¨ª para nada, y en lo est¨²pido que fui intentando luchar contra algo contra lo que no se puede luchar. Y en lo orgulloso que estoy de saber aceptar las cosas buenas y las cosas malas que me pasan¡±.
Por si no estaba claro antes, Sergio Garc¨ªa declar¨® que la clave de su victoria est¨¢ m¨¢s en su transformaci¨®n mental alcanzada a los 37 a?os, una especie de madurez, que en cuestiones de juego y dominio del golf, terreno en el que estaba antes y est¨¢ ahora extraordinariamente dotado: su driver echa humo, sus hierros largos son precisos y duros, los cortos son sensibles, y su putt de manos cruzadas no falla apenas. Como siempre.
¡°El d¨ªa ha sido una demostraci¨®n de mi car¨¢cter y mi mentalidad, de lo positivo que he estado cuando las cosas no me fueron bien en el 10 y en el 11 [dos bogeys consecutivos]. No he perdido la calma en ning¨²n momento. He estado el domingo m¨¢s calmo y tranquilo que en ning¨²n otro grande, que en ning¨²n otro domingo. Y otros a?os me hab¨ªa dejado llevar por el temperamento o los malos sentimientos¡±, dice Garc¨ªa despu¨¦s de ganar el Masters en su 19? participaci¨®n, en el 74? grande que disputa. ¡°Y esta semana he estado mentalmente mejor que nunca y por eso he mirado al campo de otra manera. Es un campo en el que por mi tipo de drive me siento inc¨®modo, pero sabiendo eso, y acept¨¢ndolo, se puede dominar. Y por eso estoy orgulloso. Es curioso, he visto este momento muchas veces desde que vine aqu¨ª por primera vez, en 1999 como amateur. Entonces pens¨¦ que este campo iba a darme por lo menos un grande¡±, dijo. ¡°No voy a mentir, ese pensamiento cambi¨® bastante a lo largo de los a?os, y empec¨¦ a sentirme inc¨®modo en Augusta. Pero, por fin, hace tres o cuatro a?os, hice las paces. Empec¨¦ a aceptar que Augusta lo mismo te da que te quita. Y creo que por eso estoy aqu¨ª, ahora, con esta chaqueta¡±.
De Seve a Rahm
El primer a?o que jug¨® en Augusta, 1999, y termin¨® recibiendo su trofeo de mejor amateur despu¨¦s de pasar el corte, Jos¨¦ Mar¨ªa Olazabal ganaba su segunda chaqueta verde. Fue una manera espectacular de marcar su debut, de la misma manera que el debut de Jon Rahm quedar¨¢ unido con la victoria de Garc¨ªa, el tercer golfista espa?ol que gana un grande tras Seve Ballesteros y Chema Olazabal. El golf espa?ol es un torrente que ruge siempre. Y a Sergio Garc¨ªa, eso dijo, le emociona formar parte de ¨¦l. Record¨® c¨®mo le gust¨® que cuando Rahm gan¨® en San Diego su primer torneo de la PGA dijera lo orgulloso que se sent¨ªa de seguir la senda abierta por Seve y que pisaron despu¨¦s Olazabal y Sergio.
Seve, el primero, gan¨® dos Masters, en 1980 y 1983, y tambi¨¦n tres Open (1979, 1984 y 1988). El domingo de la victoria de Garc¨ªa habr¨ªa cumplido 60 a?os. ¡°Es una coincidencia emocionante. Hacerlo el d¨ªa de su 60 cumplea?os y unirme a ¨¦l y a Olazabal, mis dos ¨ªdolos toda mi vida, es realmente fabuloso¡±, dijo Garc¨ªa, que toc¨® su primera chaqueta verde tras 19 intentos. Olazabal lo gan¨® en 1994 y 1999, y es el depositario de la antorcha del relevo, que ¨¦l recibi¨® de Seve cuando este le dej¨® un mensaje en su taquilla anim¨¢ndole a ganar su primer Masters, antes de entreg¨¢rsela a Garc¨ªa. ¡°Jos¨¦ me envi¨® un mensaje el mi¨¦rcoles por la noche dici¨¦ndome lo mucho que cre¨ªa en m¨ª y lo que necesitaba hacer, mantenerme tranquilo y no dejarme llevar por las emociones como me pasaba antes. Y tambi¨¦n me dijo una cosa que me lleg¨® al alma. Me dijo que ahora no comparte con nadie su taquilla en el vestuario de los campeones, que deseaba que pudiera ser yo su compa?ero, as¨ª, que, muchachos [dirigi¨¦ndose a los jefes de Augusta], si me pudierais poner con Jos¨¦, me encantar¨ªa¡±, dijo Garc¨ªa, emocionado, quien puso a la misma altura sentimental casi este mensaje con los que le dejaba en el espejo de casa escritos su prometida, Angela Akins.
¡°Pero que nadie se enga?e¡±, dice Garc¨ªa. ¡°Me siento muy feliz y emocionado ahora, pero esta victoria no me va a cambiar nada, aparte de que ya nadie me preguntar¨¢ qu¨¦ se siente siendo el mejor jugador que nunca ha ganado un grande, lo que tampoco era tan malo, al menos que dec¨ªan que era un gran jugador¡ Sigo siendo el mismo tipo tontorr¨®n y simp¨¢tico¡ Eso no va a cambiar¡±.
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