Los jaques de Filipe Luis

El ajedrez libera la mente de Filipe Luis, uno de los futbolistas con m¨¢s inquietudes culturales que militan en la Liga. El lateral brasile?o se reconoce un jugar aceptable ante el tablero, ya sea contra una m¨¢quina o contra una mente humana. Del ajedrez le atrae el desarrollo de la mente que proporcionan las estrategias a aplicar y el arte del enga?o de atacar por un lado para sorprender por el otro. Se confiesa admirador de las explicaciones de las grandes partidas que el maestro espa?ol Leontxo Garc¨ªa desarrolla mediante v¨ªdeos en El Pa¨ªs y en Youtube.

Por sus movimientos, Filipe podr¨ªa asimilarse a una torre. Parte de un costado y tiene libertad para proyectarse en vertical. Su gol al M¨¢laga que supuso el 0-2 y sobre todo el que le marc¨® a la Real Sociedad hace una semana en el Calder¨®n han realzado su figura. Las bermudas y la melena lacia con las que Filipe comparece ante la prensa para repasar la actualidad del Atl¨¦tico delatan a ese futbolista alejado de los estereotipos de muchos de sus colegas de profesi¨®n. A 48 horas del duelo con el Leicester, Filipe se expresa con naturalidad, pero intercala silencios breves antes de emitir juicios convencidos. ¡°A nivel personal me encuentro muy, muy bien. Ojal¨¢ pueda aguantar f¨ªsicamente muchos a?os y ojal¨¢ sean esos diez a?os que dije¡±, manifest¨® en referencia al mensaje que le mand¨® a Theo hace unos d¨ªas: ¡°Espero que sigamos mejorando y creciendo y que cuando me retire, dentro de diez a?os, sea mi sucesor¡±. En pretemporada, Filipe ejerci¨® de padrino del lateral cedido en el Alav¨¦s y por el que ahora los grandes clubes de Europa parecen dispuestos a pagar su cl¨¢usula de 24 millones de euros.

El juego ofensivo de los laterales ha sido una de las se?as de identidad del Atl¨¦tico bajo la direcci¨®n de Diego Pablo Simeone. Incluso con la impureza que supuso en su d¨ªa la entrada de Carrasco, un extremo, la trascendencia de los carriles defensivos en el armaz¨®n del t¨¦cnico argentino es fundamental. La incidencia de los carrileros en el juego es uno de los chivatos que se utilizan para analizar los momentos que atraviesa el equipo. Los focos para diagnosticar cuando el Atl¨¦tico se aleja de sus esencias suelen apuntar a los pretorianos Gabi, God¨ªn, Juanfran, y a Filipe Luis. No es coincidencia que la mejora del Atl¨¦tico desde que comenz¨® 2017 haya tenido que ver con la mejor versi¨®n de ese cuarteto que ha trabajado con Simeone desde la llegada del t¨¦cnico. ¡°Cada vez me resulta m¨¢s simple jugar. Tuve una lesi¨®n, tard¨¦ dos meses en volver del todo, pero ahora me encuentro con mucha confianza¡±, asegura antes de entrar a fondo en el asunto Griezmann. ¡°Estamos seguros de que se va a quedar. Es un jugador diferente. Para m¨ª es un genio. Cuando yo llegu¨¦ aqu¨ª, despu¨¦s del a?o en el Chelsea, ¨¦l ya llevaba una temporada y claro que todo el mundo sabe que es un gran jugador, pero, al verle todos los d¨ªas las cosas que tiene y cada vez m¨¢s, es un futbolista diferente, que te da esa genialidad, que es capaz de abrir un partido cerrado..., valor¨®. ¡°Me ha conquistado cada vez m¨¢s, cada partido que pasa. No ha estado en el Bal¨®n de Oro porque haya llegado a dos finales, sino porque se merece estar ah¨ª. Estamos convencidos de que va a seguir. Era d¨ªa de derbi y hay muchos rumores, eso ya lo sabemos todos como funciona¡­¡±, zanj¨®.

Filipe se march¨® del Atl¨¦tico al Chelsea en el verano de 2014 y regres¨® solo un a?o despu¨¦s. Y desde su experiencia concluye: ¡°El Atleti hoy te ofrece un club que est¨¢ en constante expansi¨®n, un estadio nuevo, una ciudad deportiva nueva, ha llegado a dos finales de Champions en tres a?os, ha peleado por la Liga hasta la pen¨²ltima jornada el a?o pasado, la ha ganado en 2014..., Es dif¨ªcil hoy en d¨ªa mejorar este Atleti, pero podemos mejorar m¨¢s y crecer. Es fundamental para m¨ª que Griezmann se quede aqu¨ª, con ¨¦l es mucho m¨¢s f¨¢cil, es un jugador diferente. Es un genio. Los campeones son los que tienen esos jugadores diferentes. Ojal¨¢ no solo se mantenga, sino que vengan m¨¢s¡±.