El Leicester y Ranieri, cuando la traici¨®n gana a la lealtad
Dicen que Shakespeare conspir¨® contra el t¨¦cnico italiano como el Bruto del otro Shakespeare contra Julio C¨¦sar
"La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas sino de nosotros mismos, que consentimos en ser inferiores¡± de 'Julio C¨¦sar', William Shakespeare.
Primero, una peque?a lecci¨®n de ingl¨¦s para el reducido sector de lectores de esta columna que quiz¨¢ la necesite. La pronunciaci¨®n correcta de Shakespeare no es ¡°Shekspir¡±. Es ¡°Sheikspiar¡±. Rep¨ªtanlo seis veces: ¡°Sheikspiar¡±.
Seis es el n¨²mero de victorias que ha acumulado el Leicester City desde que Craig Shakespeare relev¨® a Claudio Ranieri?como entrenador hace nueve partidos. El haber perdido por solo 1 a 0 contra el Atl¨¦tico de Madrid en Madrid esta semana en la primera vuelta de los cuartos de final de la Champions League casi se podr¨ªa clasificar como un triunfo m¨¢s. Veremos qu¨¦ pasa en el partido de vuelta del martes pero de repente se presenta la surreal posibilidad de que el Leicester sume un milagro a¨²n mayor al del a?o pasado, cuando gan¨® la liga inglesa, y se proclame campe¨®n de Europa.
Lo que s¨ª podemos decir con confianza es que el Leicester (pronunciado ¡°Lester¡±) no bajar¨¢ a segunda, como parec¨ªa probable el 23 de febrero, la fecha en la que Ranieri fue remplazado por Shakespeare, hasta entonces su n¨²mero dos. La reacci¨®n a la destituci¨®n del italiano fue clamorosa: el mundo del f¨²tbol ingl¨¦s denunci¨® la vil deslealtad de Vichai Srivaddhanaprabha, el due?o tailand¨¦s del Leicester. Ranieri hab¨ªa ganado la Premier y ahora, apenas nueve meses despu¨¦s, a la calle. Jos¨¦ Mourinho, el entrenador del Manchester United, habl¨® por todos cuando lament¨® la ausencia de principios en el f¨²tbol.
Apenas siete semanas despu¨¦s no nos queda m¨¢s remedio que reconocer la astucia y visi¨®n de Srivaddhanaprabha (sugerencias de lectores sobre la pronunciaci¨®n correcta bienvenidas). El d¨ªa que Shakespeare asumi¨® su nuevo cargo era casi tan desconocido para el aficionado medio ingl¨¦s como Miguel de Cervantes. Hoy es casi tan famoso como Victoria Beckham. Nadie sabe los ingredientes de la poci¨®n shakesperiana, pero los hechos demuestran que el Leicester ha recuperado la magia. No hab¨ªan marcado ni un gol en liga en 2017 hasta la llegada de Shakespeare; desde entonces han marcado 15, empezando con una victoria por 3 a 1 contra el Liverpool.
M¨¢s imprevisible a¨²n, eliminaron al Sevilla de la Champions, dato que nos presenta ante la aterradora posibilidad de que la liga espa?ola no sea tan superior a la inglesa como hab¨ªamos querido suponer. Si ahora eliminan al Atl¨¦tico de Madrid nos veremos obligados a dar un giro copernicano en nuestra comprensi¨®n del universo.
Esperemos que no. Si el Leicester derrota al Atleti, y despu¨¦s hace lo inimaginable y gana la Champions, significar¨¢ que (hablando de Cop¨¦rnico) las estrellas siguen tan perversamente alineadas en 2017 como en 2016, el a?o no solo del Leicester, sino del Brexit y de Trump. Esperemos que no porque entonces crecer¨¢n las posibilidades de que Marine le Pen gane las elecciones francesas, de que se desate la tercera guerra mundial y, peor, de que veamos otra injusticia c¨®smica y el Atleti no se corone, como se merece, campe¨®n de Europa.
Los tiempos de Guardiola
Hay motivos, afortunadamente, para pensar que la ortodoxia se volver¨¢ a imponer. Ya hemos tenido suficiente poes¨ªa desde que Shakespeare apareci¨® en escena, no solo por lo que ha logrado su Leicester sino por la ¨¦pica haza?a del Barcelona cuando gan¨® al Paris Saint Germain por 6 a 1. La derrota del Barcelona por 3 a 0 el martes contra la Juventus nos volvi¨® a la realidad de que el buque insignia catal¨¢n no recuperar¨¢ la gloria de los tiempos de Guardiola hasta que pasen cien a?os m¨¢s, si tiene suerte. La victoria el d¨ªa siguiente del Real Madrid por 2 a 1 contra el Bayern M¨²nich, la bestia alemana domada en su guarida, impuso otra realidad igual de manifiesta: que el Madrid es el equipo con m¨¢s personalidad del mundo.
Hoy por hoy, sin embargo, Shakespeare y el Leicester pueden volver a permitirse vivir un sue?o de una noche de primavera que quiz¨¢ se extienda hasta el verano. Dicen que Shakespeare conspir¨® contra Ranieri como el Bruto del otro Shakespeare contra Julio C¨¦sar. El propio Ranieri lo insinu¨® esta semana cuando dijo que ¡°alguien detr¨¢s¡± de ¨¦l, no los jugadores, hab¨ªa propiciado su despido. Si resulta ser verdad ser¨ªa una prueba m¨¢s de que la lealtad no da resultados, de que la traici¨®n funciona y de que Mourinho se equivoca cuando resalta el valor de los principios en el f¨²tbol profesional.
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