Barcelona, Atl¨¦tico y Real Madrid: Vida al l¨ªmite
Hay semanas perfectas para quedarse a vivir en ellas. No quieres que acaben, por si al final el muerto eres t¨²
Los a?os est¨¢n formados por unas pocas semanas en las que no existen los segundos actos. Si por un casual algo sale mal, se acab¨®. Es el fin. Te vas a casa, si la tienes. No existe otra oportunidad. No hay m¨¢s semanas, como en aquella vi?eta de Summers, en la que un verdugo, a punto de cortarle la cabeza al reo, se desped¨ªa de ¨¦l con un ¡°Hasta ma?ana si dios quiere, que no creo que quiera¡±. Son d¨ªas en los que se vive peligrosamente, bajo la amenaza de esa extra?a fuerza que, de repente, adquieren los detalles. Basta uno solo para que todo se venga abajo; o justo lo contrario. Algo absolutamente sutil, sobre lo que se puede colocar encima un dedo, y cubrirlo, constituye a veces la diferencia entre decir que las cosas fueron bien o mal. Ahora mismo, metidos en una de esas semanas trascendentales, se oyen tic tacs por todas partes. Nada es firme. Pones el pie en el lugar equivocado y te hundes.
No sabemos qu¨¦ pasar¨¢ a partir de ma?ana con Bar?a, Madrid y Atl¨¦tico. Todos tenemos un pron¨®stico, un c¨¢lculo de probabilidades, o simplemente una esperanza o un sue?o. Es lunes, as¨ª que hoy los tres equipos est¨¢n vivos, creen en el futuro. Las v¨ªsperas de los grandes momentos constituyen un ¨ªnterin confortable, en el que se est¨¢ a salvo. Nada est¨¢ hecho, pero nada est¨¢ perdido. Pocas o muchas, todos tienen posibilidades de pasar a semifinales de Champions. Pero los lunes no son tan maravillosos que duren toda la semana. Entre martes y mi¨¦rcoles esas posibilidades podr¨ªan verse frustradas, y la esperanza quedar reducida a algo inservible.
Llegados a estas alturas nada es seguro, en especial lo que es casi seguro, como que la Juventus no incurrir¨¢ en los errores del Par¨ªs Saint Germain en el Camp Nou, o que el Madrid tiene a los alemanes a merced de su voluntad, y adem¨¢s en su propia casa. En cuanto al Leicester, dej¨® tan pocas se?ales de vida en su visita al Vicente Calder¨®n que podr¨ªa aprovechar el partido de vuelta para demostrar su existencia cient¨ªficamente eliminando al Atl¨¦tico con un simple chas, tan t¨ªpicamente ingl¨¦s, a semejanza de aquel cardenal Wiseman que participaba en un fenomenal banquete de carnes cuando uno de los comensales, angustiado, record¨® que ese d¨ªa era vigilia. Al momento, para salvar los muebles, el cardenal se levant¨®, alz¨® los brazos al cielo y dijo: ¡°Declaro todo esto pescado¡±.
Pero las semanas verdaderamente decisivas, en las que se vive al borde de un ataque de nervios, no se agotan en un ¨²nico d¨ªa crucial. Inmediatamente hay otra jornada no menos culminante, casi sin tiempo a respirar tras la anterior. Cuando los cuartos de semifinal de la Champions ya sean historia, y sepamos qui¨¦nes siguen o no vivos, todav¨ªa habr¨¢ de dirimirse la suerte de la Liga durante el cl¨¢sico. Hay semanas perfectas para quedarse a vivir en ellas. No quieres que acaben, en parte por si al final el muerto eres t¨². Si tienes que elegir, te quedas con el lunes. Es el ¨²nico lugar seguro.
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