Ganar es bello
Baptistao marc¨® un buen gol para seguir inoculando ilusiones en el Espanyol, ni que sean vanas, porque nadie sabe si son vanas, pero s¨ª necesarias para seguir buscando
¡°?Qu¨¦ es la verdad? Pregunt¨® Pilato a Jes¨²s, momentos antes de entregarle para ser crucificado¡±. As¨ª reza el folleto con que fui asaltado a la puerta de casa por un animado tr¨ªo de devotas de la verdad, de Jes¨²s, de la Iglesia y de los asaltos a sonrisa armada, ahora que ETA desentierra las armas para dar por finalizada la Transici¨®n, sin caer en la cuenta de que la Transici¨®n solo puede darse por acabada con la reinstauraci¨®n de lo que se derroc¨®, es decir, una Rep¨²blica.
Nos apuntar¨ªamos a una nueva secta con mucho gusto, pero ya pertenecemos a tantas que no damos abasto. Queremos salvarnos, ?qui¨¦n no quiere salvarse? Buscamos respuestas que tranquilicen nuestras mentes, nuestras almas y nuestros cuerpos. Una de las sectas a la que pertenecemos, la periquita, esta temporada est¨¢ de fiesta en cuanto a la salvaci¨®n. Leo Baptistao, con aspecto de atleta de Cristo, marc¨® un buen gol de vaselina en Butarque, feudo del Legan¨¦s, para seguir inocul¨¢ndonos ilusiones, ni que sean vanas, porque nadie sabe si las ilusiones son vanas, pero s¨ª necesarias para seguir buscando. Unos buscar¨¢n la Europa League, otros un cosquilleo que recorra todo el cuerpo, otros una sonrisa, otros la paz mental, la paz espiritual, un cambio de pareja, saber qu¨¦ hay m¨¢s all¨¢ de la muerte, y no digamos m¨¢s all¨¢ de la vida, que viene a ser lo mismo.
El gol nos ofreci¨® un momento de felicidad y nos sac¨® de la modorra, perteneciendo a la secta periquita, que este a?o presenta como novedad a un entrenador que habla de felicidad, capaz de decir: ¡®es el momento m¨¢s bello desde que llegu¨¦ al Espanyol¡¯
El gol de Baptistao nos ofreci¨® un momento de felicidad impagable reforzado por el hecho de que lo marcara en el ¨²ltimo minuto, cuando uno ya da por acabado el ritual futbol¨ªstico y no espera ning¨²n sobresalto que lo saque de la modorra en la que ha estado sumido 90 minutos, hipnotizado, contemplando un pedazo de vida a trav¨¦s del televisor, ido, con la mente en Butarque, perteneciendo a la secta periquita, que este a?o presenta como novedad a un entrenador que habla de felicidad y que es capaz de decir ¡°este es el momento m¨¢s bello desde que llegu¨¦ al Espanyol¡±. Y nosotros le seguimos porque necesitamos felicidad, y nos dejamos enga?ar por el f¨²tbol, por el gol, por el tr¨ªo de se?oritas que reparten folletos redentores, a¨²n sabiendo que la respuesta est¨¢ en el viento, seg¨²n cantaba Bob Dylan antes de pasar por caja en Estocolmo y cobrar el Nobel en un d¨ªa, por cierto, la mar de soleado.
La vida est¨¢ llena de peligros, de asaltos, de riesgos. El gol de Baptistao es un remanso de paz. Qu¨¦ tonter¨ªa, un gol y la paz. Luego, al rato, vuelve esa sensaci¨®n de duda, de miedo, de incertidumbre, a veces de angustia. Buscamos respuestas donde sea, en el viento, en los chamanes, en los folletos, en el f¨²tbol, en Dios, en la cuenta corriente, en S¨¢nchez Flores. En los ¨²ltimos tiempos hemos sido objeto de varios asaltos incruentos, asaltos mentales y corporales de los que hemos salido molidos y quebrantados. Hay vida, hay esperanza, hay goles, ni que sea en el ¨²ltimo minuto. Ganar es bello, dice Quique S¨¢nchez Flores. ?Y perder?
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