Cristiano libera al Real Madrid y elimina al Bayern de M¨²nich
Tres goles del portugu¨¦s clasifican al equipo blanco para las semifinales de la Champions en la pr¨®rroga despu¨¦s de un angustioso y tremendo duelo con los alemanes
Con noventa minutos de congoja y una pr¨®rroga recreativa, el Madrid despach¨® al Bayern tras un partido de mucho linaje. Un encuentro de centuriones, con muchas aristas y siempre en combusti¨®n. De aquellos que no admiten parpadeos. Hasta que prendi¨® Cristiano no hubo forma de que se fundiera el cuadro alem¨¢n, al frente en muchas fases de la noche, y pagano de un exceso de Vidal, expulsado poco antes del tiempo de prolongaci¨®n. Periodo en el que emergi¨® CR, autor de la primera igualada, con dos goles en fuera de juego, el 2-2, clamoroso, y el 3-2, m¨¢s ajustado. El ¨¢rbitro y sus camaradas no pusieron el mismo celo que en el penalti castigado previamente a Casemiro. Una noche con f¨²tbol en combusti¨®n y jugadas para el debate que se cerr¨® con cordialidad entre dos clubes tan tit¨¢nicos como Madrid y Bayern. Sus duelos no son de teloneros, como se advirti¨® desde el soplo inicial.
Con el empaque que se le presupone y la personalidad que nunca le ha faltado, el Bayern arranc¨® gobernante, con aplomo, lo que nunca estuvo corto ante una faena tan colosal. Coloniz¨® al Madrid en su campo y con sus tretas por las bandas, donde encontraba superioridades con extremos y laterales, y durante el primer cuarto de hora tuvo tieso al equipo local. El grupo de Zidane, demasiado parado en territorio propio, sin rutas de evacuaci¨®n. Con Isco en la punta del rombo del sector medio, el Madrid no ten¨ªa hilo. Expuesto al ir del Bayern, Alaba y Rib¨¦ry pusieron en alerta al Real con una combinaci¨®n que no atinaron a embocar Thiago, que estrell¨® la pelota contra Marcelo, y Robben, que caz¨® el rebote y lo mand¨® fuera.
Tras varios avisos del cuadro muniqu¨¦s, de inicio bien tutelado por Thiago, pero con una tarjeta de Vidal a cuestas desde el minuto cinco, el Madrid encontr¨® escape por la misma v¨ªa que su adversario. Se activaron Carvajal y Marcelo, hasta entonces arrestados en su rinc¨®n defensivo por sus oponentes, y el conjunto espa?ol se sacudi¨® a los de Ancelotti. Mucho tuvo que ver Carvajal, que por s¨ª solo parece un convoy cuando rema r¨ªo arriba. Un palad¨ªn. No es frecuente que un lateral tenga tanto impacto en un equipo. Este chico lo tiene. Un disparo cruzado del zaguero desviado por Neuer dio carrete a los blancos. Por su cuenta, con su pujanza, Carvajal arrastr¨® a los suyos hacia la meta germana. Con la presi¨®n m¨¢s alta llegaron los quebraderos para Hummels, Alonso y dem¨¢s administradores del bal¨®n a la hora de dar salida al juego sin un pelotazo grueso.
Lanzado Carvajal, otra de sus incursiones deriv¨® en un pifiado despeje de Neuer, pero el remate de Sergio Ramos lo frustr¨® Boateng bajo palos. El juego ya gravitaba sobre Isco y el Madrid era otro, m¨¢s suelo, con m¨¢s gancho. El Bayern tambi¨¦n, repentinamente impreciso, sobre todo por la lanzadera de Alaba, que dej¨® a su colegas en la cuneta en un sinf¨ªn de aventuras cerradas con centros con el juanete. As¨ª, Lewandowski, uno de esos jugadores a los que les fluyen goles por las venas, se qued¨® aislado. Algo semejante le ocurri¨® al Madrid. Logr¨® equilibrar el partido y rebajar al fulgurante Bayern del comienzo, pero ni en su crecida tuvo el rastro deseado de Cristiano y Benzema, poco productivos al comienzo, aunque decisivo luego el luso.
Otro partido tras el penalti
Del Madrid que empin¨® el duelo en el primer acto no hubo migas a continuaci¨®n. M¨¢s primaveral, el Bayern subi¨® de marcha hasta bloquear a los locales, en muchas fases sometidos cerca de la madriguera de Keylor Navas. Sin respiro, de vuelta del intermedio, Marcelo barri¨® por segunda vez un remate que era gol o gol, esta vez de Robben. Al Madrid le tocaba exprimirse como un lim¨®n, m¨¢xime tras decretar el ¨¢rbitro un penalti de Casemiro a Robben. Una condena de las que, como m¨ªnimo, merecer¨ªan m¨¢s de un repaso. El juez no fue m¨¢s all¨¢, porque Casemiro ya ten¨ªa una amarilla. Lewandowski no fall¨® ante Keylor y en Chamart¨ªn se abri¨® de par en par un partido tremendo. Un choque de esos que obligan a tirar de colmillo, de los que exigen m¨¢xima graduaci¨®n. Y pretorianos no faltaban en el ruedo del Bernab¨¦u. Eran legi¨®n.
Con Thiago en el observatorio y Robben y Rib¨¦ry dale que dale, el Madrid se sinti¨® acogotado por momentos, laminado su medio campo, desenchufados sus delanteros y con sus zagueros sin otro remedio que tirar de escoba. Zidane moviliz¨® al banquillo, con Asensio por Benzema. Y le secund¨® Ancelotti, con Douglas por Rib¨¦ry y M¨¹ller por Xabi Alonso, despedido con todos los honores por la hinchada, que tampoco se los regate¨® a Isco, notable y afanoso toda la noche, al dar el testigo a Lucas. Casualidad o no, el hecho es que al segundo de saludar Alonso a la plaza, Casemiro asisti¨® a Cristiano, de ariete natural desde el relevo de Benzema, que cabece¨® a una esquina de Neuer. Menos agitador que en M¨²nich, pero tan puntual como en la ida.
Como el pulso era de a¨²pa, no hubo tiempo de confetis para el tanto del siete madridista. A la siguiente jugada Sergio Ramos, tantas veces entronizado en duelos de este voltaje, se qued¨® de piedra. Un despeje de Nacho le cogi¨® de paso y con su involuntario rechazo el bal¨®n dej¨® atr¨¢s a Keylor rumbo a la red. Chamart¨ªn, de nuevo en vilo, con el reloj menguante y a un gol del exilio europeo. Al socorro, como tras su fallo en el penalti del Allianz Arena con 1-0, acudi¨® Vidal, que se comi¨® innecesariamente la segunda amarilla, aunque ya la hab¨ªa merecido antes. En una jugada lateral y en el eje del campo, reba?¨® la pelota a Asensio. No le sirvi¨® de consuelo y luego zancadille¨® al mallorqu¨ªn. El Bayern, de camino a la pr¨®rroga en inferioridad. A una pr¨®rroga con la gente muy tocada, con piernas acalambradas, corazones en los huesos y suelas muy desgastadas. A los de Ancelotti solo les quedaba la resistencia heroica y visualizar sus exitosos penaltis de 2012 en el mismo escenario. Cristiano, despu¨¦s de 105 minutos sin tregua, no lo consinti¨®. Amortigu¨® en fuera de juego un centro de Ramos y con los jueces en la inopia puso al Madrid en semifinales tras otro pique may¨²sculo con el eterno Bayern.
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