El M¨®naco derrota al Borussia Dortmund y llama a la puerta de los grandes
Los alemanes vuelven a caer ante el torrente ofensivo de un equipo exuberante. Marc Bartra presenci¨® el partido desde la grada
Tiene todo el derecho del mundo el Borussia Dortmund a esgrimir que el atentado que sufri¨® la semana pasada marc¨® su decepcionante rendimiento futbol¨ªstico en los cuartos de final de la Liga de Campeones, pero nada debe opacar la categor¨ªa del M¨®naco, que accede con prestancia y merecimiento a la antesala de la final de Cardiff con un equipo que resiste la comparaci¨®n, si es que no la mejora, con el que en 2004 qued¨® subcampe¨®n tras caer ante el Oporto, liderado por Giuly y con pilares como Evra, Rothen, Prso o Morientes. Este M¨®naco es una gozada, un hurac¨¢n que cuando sopla est¨¢ en condiciones de tambalear a cualquiera y Manchester City y Borussia Dortmund lo saben. Tiene tambi¨¦n una cara b porque le cuesta blindarse. Son ingredientes, atr¨¢s y adelante, que convierten cada uno de sus partidos en una emocionante experiencia para quien los contemple desprovisto de pasi¨®n. O incluso con ella. Tras marcarle seis goles al equipo de Guardiola y seis m¨¢s a los alemanes, el M¨®naco llama a la puerta de los grandes del continente.
En la principesca Montecarlo no hubo espacio para el ceremonial, la pelota se movi¨® y empezaron los intercambios de golpes. Parti¨® el Borussia con la urgencia a la que le invitaba tener que marcar dos goles para superar el 2-3 de la ida, se destap¨® con la generosidad de los necesitados y se encontr¨® un mamporro. No fue el de un peso pluma sino el de Mendy, un lateral que traza diagonales desde la banda zurda como si fuese Shaquille O¡¯Neal corriendo un contraataque en pos del aro rival: robusto, plet¨®rico, rebosante de poder¨ªo. As¨ª entr¨® por medio de centrocampistas y zagueros amarillos, como cuchillo entre mantequilla para culminar un disparo estrepitoso que B¨¹rki se quit¨® de encima como pudo, hacia la zona de remate, donde tampoco acudi¨® ning¨²n compa?ero en su auxilio. Si lo hicieron, voraces, Falcao y Mbapp¨¦, que fue quien empuj¨® a la red.
Iban tres minutos y el Borussia ya sab¨ªa que con dos goles no le iba a bastar para llegar a semifinales. Estaba ante un Everest, pero no renunci¨® a escalarlo. Se despe?¨®, eso s¨ª, lastrado porque el M¨®naco desnud¨® sus defectos, los de un sistema defensivo que arriesga con tres centrales mejorables. Bartra, que vio el partido desde el grader¨ªo, sin duda hubiese compensado ese d¨¦ficit. Todo lo dem¨¢s lo hizo por el libro el Borussia, por el gui¨®n de Tuchel, que quiere muchos hombres por delante de la pelota y combinar para habilitarlos en posiciones de ataque. Antes de que el M¨®naco aumentase su ventaja, Reus oblig¨® a Subasic trasuna de esas acciones colectivas y Sahin envi¨® un libre directo al larguero. Pero Mendy volvi¨® a tomar la moto, Lemar complet¨® con un medido centro y Falcao golpe¨® de nuevo con un testarazo.
Dos abajo, Tuchel no dej¨® de maniobrar. Mediada la primera parte llam¨® a Dembel¨¦ en detrimento de Durm, apost¨® a pleno o nada, se expuso a las contras, siempre acechantes, de Mbapp¨¦ y Falcao, a ese ida y vuelta en el que el M¨®naco se gusta. Mantuvo el tipo y hasta lo adecent¨® con un gol nada m¨¢s iniciarse la segunda parte, un desborde de Dembel¨¦ que evidenci¨® que Mendy es un toro cuando hay que ir hacia delante, pero muda en ternerillo en el otro sentido. Remat¨® Marco Reus en boca de gol y abri¨® espacio para la esperanza del Borussia.
Ocurri¨® tambi¨¦n en el partido de Dortmund y le pas¨® contra el Manchester City. El M¨®naco transita con facilidad entre la exuberancia y el tembleque, detalle que alerta sobre que tanto potencial todav¨ªa no ha alcanzado un punto de maduraci¨®n. El Borussia se mantuvo con vida porque entre todo el traj¨ªn generado, que no fue poco, nadie atin¨®. Falcao tuvo la sentencia poco antes de que Leonardo Jardim decidiese taparse un poco y sustituirlo por Dirar, un bregador m¨¢s para la medular. Restaban veinte minutos y lo consigui¨®. Supo adem¨¢s sufrir el M¨®naco, juntarse sin bal¨®n, tapar caminos, tarea nada sencilla en un partido en el que la pelota pasaba por el centro del campo sin pagar peaje. La siguiente decisi¨®n del t¨¦cnico portugu¨¦s del M¨®naco fue m¨¢s discutible: retir¨® a Mbapp¨¦ y se qued¨® sin sus dos mejores delanteros con diez minutos y la prolongaci¨®n por disputar. Dos goles del Dortmund le hubiesen dejado en mala situaci¨®n de cara a una eventual pr¨®rroga, pero no hubo caso porque Germain, el sustituto del joven prodigio galo, marc¨® nada m¨¢s salir, le dio la raz¨®n a Jardim y la puntilla al Borussia.
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