El extra?o suicidio del ultra infiltrado
La muerte de Raffaello Bucci, informador de los servicios secretos y empleado de la Juve, destapa la penetraci¨®n de la ¡®Ndrangheta en las gradas del equipo turin¨¦s
El cuerpo de Raffaello Bucci apareci¨® debajo del puente de los suicidas el pasado 7 de julio. Cuando lo encontraron, su coche, un Jeep Renegade blanco, segu¨ªa con las llaves puestas y el motor encendido sobre el viaducto de 43 metros de altura que conduce hasta Cuneo. Alguien le vio acercarse a la barandilla antes de las 12, una escena relativamente frecuente. De hecho, en el mismo lugar muri¨® en 2000 Edoardo Agnelli, hijo de uno de los hist¨®ricos patrones de la Fiat y de la Juventus. Ambos ten¨ªan en com¨²n su relaci¨®n con el equipo turin¨¦s, pero tambi¨¦n las sombras que rodearon su final. Las ¨²ltimas investigaciones de la polic¨ªa y la fiscal¨ªa exploran ahora la posibilidad de que la muerte de Raffaello Bucci, un ultra de la Juve atrapado en un cruce de caminos entre el f¨²tbol y el crimen organizado, no fuera un simple suicidio.
Bucci estuvo jugando a tres bandas con los servicios secretos, el club y los ultras durante demasiado tiempo
Ciccio, como le conoc¨ªan en la curva, trabaj¨® el ¨²ltimo a?o como enlace entre la grada y el club. ¡°Consultor externo¡±, matizan en la Juve. En realidad, ejerc¨ªa tambi¨¦n como informador de los servicios secretos desde hac¨ªa cinco a?os, seg¨²n trascendi¨® la semana pasada. Le hab¨ªan captado para aportar datos de la penetraci¨®n de la delincuencia organizada en las gradas, pero todo se torci¨® antes de que pudiera darse cuenta. En los ¨²ltimos d¨ªas, seg¨²n las escuchas policiales a las que ha tenido acceso EL PA?S, no dejaba de repetir: ¡°Soy un hombre muerto¡± o ¡°me he equivocado, voy a terminar en la c¨¢rcel¡±. Acababa de declarar en la fiscal¨ªa en un caso sobre la infiltraci¨®n de la ¡®Ndrangheta en la venta de entradas de la Juventus. Una investigaci¨®n que ha salpicado a Andrea Agnelli, presidente del club, que declarar¨¢ el 15 de mayo como testigo a petici¨®n de la defensa de los capos mafiosos. Con lo que eso supone en la familia m¨¢s admirada de Italia.
Bucci, un tipo magro y alegre de 41 a?os, separado y padre de un ni?o, es el da?o colateral de un negocio cada vez m¨¢s extendido en la cloaca del f¨²tbol, donde sigue existiendo una alarmante promiscuidad entre directivas y ultras. Hijo de una familia humilde del sur de Italia, lleg¨® a mediados de los 90 a Tur¨ªn en busca de oportunidades laborales. Pero en lugar de eso, se dedic¨® a dar rienda suelta a la pasi¨®n por el equipo de sus sue?os y comenz¨® a trapichear en el mundo de la reventa . Al cabo de poco tiempo encaj¨® de maravilla en la curva sur del club, concretamente en el violento grupo autodenominado Drugos, por la pandilla de la La naranja mec¨¢nica.
El l¨ªder de esa facci¨®n era Dino Mocciola, un tipo que hab¨ªa pasado 20 a?os en la c¨¢rcel por asesinar a un polic¨ªa y estaba vetado en los estadios. El capo vio en Ciccio, que ya daba muestras de su habilidad gestionando entradas, a una mano derecha ideal. Pero los negocios de los ultras, en pleno auge cuando la Juve cambiaba de estadio y ten¨ªa que llevarse bien con ellos para evitar incidentes en un nuevo espacio concebido para el ocio en familia, termin¨® llamando la atenci¨®n del crimen organizado. En este caso, seg¨²n la fiscal¨ªa, fue una facci¨®n del clan Pesce-Bellocco de la ¡®Ndrangheta, afincada en el norte de Italia y controlada por Saverio Dominello y su hijo, Rocco.
La idea consisti¨® en formar un nuevo grupo ultra que se llamar¨ªa Gobbi y se repartir¨ªa las ganancias con las otras cuatro asociaciones. ¡°Si la tarta es redonda, haremos cinco partes¡±, lanz¨® Dominello, seg¨²n constra en la transcripci¨®n de las escuchas. La investigaci¨®n policial y el sumario recogen c¨®mo su incorporaci¨®n fue aprobada por el resto, incluido el gran capo de los Drugos. El 21 de abril de 2013, en ocasi¨®n de un Juve-Milan, se produjo la puesta de largo en el estadio con una gran pancarta y su nombre en ella. A partir de aqu¨ª, Dominello comenz¨® a establecer lazos personales con el jefe de seguridad del estadio, Alessandro D¡¯Angelo (tambi¨¦n llamado a declarar), e incluso alg¨²n contacto con el entrenador de la ¨¦poca -seg¨²n el informe policial-, Antonio Conte.
Andrea Agnelli, presidente de la Juventus, declarar¨¢ como testigo llamado por la defensa de los capos mafiosos
La Juve, que ha rechazado comentar nada a este peri¨®dico sobre el asunto, necesitaba un enlace para mediar en las gradas y contrat¨® a Ciccio, que ya jugaba a dos bandas con los servicios secretos y los ultras. Trabajar para el club de sus sue?os, donde ya empezaba a ser alguien muy querido -en las escuchas el jefe de seguridad y el administrador general sollozaban y se lamentaban por "haberle tra¨ªdo al club" al conocer su muerte-, era la oportunidad de su vida y pens¨® que podr¨ªa apartarse del resto de ocupaciones. Pero empez¨® a circular el rumor de que era un infiltrado. Como explic¨® The Guardian, incluso lleg¨® a recibir una paliza y a apartarse un tiempo del ambiente.
Pero el 1 de julio de del a?o pasado, Rocco Dominello y su hijo fueron encarcelados por actividades mafiosas y Bucci tuvo que declarar en la fiscal¨ªa. Estaba nervioso. Llam¨® a varios contactos antes y despu¨¦s. Tambi¨¦n a su hijo, que no entend¨ªa nada. ¡°Te he jodido, lo siento, te he jodido¡¡±, le dijo al jefe de seguridad del club. La ma?ana siguiente, tambi¨¦n telefone¨® a su exesposa, le dijo que estaba muy paranoico. Sobre las 12.00 se acerc¨® al puente, y seg¨²n unos operarios, se lanz¨® al vac¨ªo. ¡°Estaba aterrorizado, pensaba que lo iba a matar por haberse fiado de la persona equivocada¡±, se?al¨® D¡¯Alessandro en una de las interceptaciones. ¡°Se lanz¨® para proteger al hijo¡±, insist¨ªa.
Raffaello Bucci no dejaba de repetir en las ¨²ltimas horas: "Soy un hombre muerto"
Nadie sabe qu¨¦ sucedi¨® los d¨ªas antes que apareciese muerto. Las amenazas que recibi¨® pertenecen a la zona oscura de un caso que su exesposa ha pedido que se reabra por las m¨²ltiples lagunas que presenta. Hay muchos elementos que no cuadran: sangre en el rostro, moratones, la desaparici¨®n de un bolso de mano que siempre llevaba con ¨¦l. Lo ¨²nico claro hasta ahora es que a Raffaello Bucci lo engull¨® la cloaca del f¨²tbol.
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