El suizo Dillier se impone en Terme Luigiane al final de una larga escapada
Bob Jungels sigue l¨ªder tras una etapa que no sac¨® al Giro del letargo que le asuela
El Giro 17 es un largo relato let¨¢rgico en el que el despertar siempre se deja para el d¨ªa siguiente. En Terme Luigiane, al final de una recta jornada de sopor a lo largo del mediterr¨¢neo calabr¨¦s, pegaditos al mar, hacia el norte, se impuso Silvan Dillier, un rodador suizo, noble ¨¦quipier en el BMC, que se hab¨ªa fugado pronto con otros cuatro. Derrot¨® en un mano a mano de 200 metros en una empinada cuesta al favorito de la escapada, el notable clasic¨®mano belga Jasper Stuyven, quien se confi¨® en una punta de velocidad te¨®ricamente superior pero gastada. Sigue l¨ªder el luxemburgu¨¦s Bob Jungels, que aceler¨® lo justo en los ¨²ltimos metros en cuesta para no dejar que el brit¨¢nico Adam Yates le despojara de la t¨²nica rosa. Todos juntos entraron con ¨¦l todos los favoritos.
Como si cada d¨ªa de Giro no fuera sino la reedici¨®n corregida y aumentada de lo ocurrido el d¨ªa anterior, al final de la etapa se hablaba del paisaje, de la tristeza, se o¨ªa el lamentar de Stuyven derrotado.
Se destacaba con pesar que una incongruencia tal como que en el coraz¨®n de Calabria pueda existir un lugar como Guardia Piamontesa Marina, un pueblo que refugiados valdeses del norte, una secta excomulgada de la iglesia cristiana y unida despu¨¦s al movimiento calvinista, fundaron en 1.200 para ba?arse en sus playas de guijarros negros y en el que a¨²n se habla el provenzal, no se viera acompa?ada por un movimiento inesperado, loco, sin sentido, de un pelot¨®n demasiado consciente de su importancia. De unos favoritos que prefieren hablar a pedalear. El pueblo que habla occitano estaba a dos kil¨®metros de la meta, al final de un descenso bonito de varias curvas de horquilla empalmadas cada pocos metros y al pie de la subida final al pueblo termal. Pese a ello, una situaci¨®n estrat¨¦gica para aventureros o bucaneros, no inspir¨® m¨¢s que prudencia.
Se volv¨ªa a hablar, y con un ejemplo m¨¢s a favor, de que todos los que destacan este Giro han nacido en los 90 (a?o de Dillier; Stuyven es del 92, como Jungels, ciclamen Gaviria del 94 y el rey de la monta?a Polanc del 92), de que los italianos no ganan en su carrera (llevan seis etapas secos, el r¨¦cord est¨¢ en 13) y de que Gaviria es magn¨ªfico y, con su ciclamino fulgurante, fue un generoso laborante para su Quick Step un d¨ªa que su equipo dej¨® el mando del pelot¨®n en manos de los rivales a los que les gustar¨ªa ganar la etapa. El largo Giro del sopor es para el colombiano el r¨ªo de la vida. "Sal¨ª muchacho de Cerde?a", dice Gaviria, debutante en una grande empe?ado en sufrir lo necesario para no retirarse. "Cuando llegue a Mil¨¢n ser¨¦ ya un hombre".
Y se hablaba de que Stuyven es muy bueno, como demostr¨® ganando la etapa de Murcia en la Vuelta de 2015 o la Kuurne en febrero del 16, su ¨²ltima victoria, pero que no posee la chispa o el instinto del ganador. El belga del Trek, campe¨®n mundial j¨²nior a los 17 a?os y ganador de la Par¨ªs-Roubaix j¨²nior con su arcoiris,? ha logrado que los malvados le hayan pegado la etiqueta de promesa mimada. Su carrera favorita es la Roubaix y en ella acompa?¨® este a?o en su sprint victorioso en el vel¨®dromo (fue cuarto), pero su futuro es ganar en todas partes. La escapada calabresa no le ayudar¨¢ a rehabilitarse, pues no remat¨® pese a ser el ¨²nico que contaba en ella con un ayudante devoto, su compa?ero Pedersen, que carg¨® con lo m¨¢s duro de la fuga tirando del quinteto. Todo le sali¨® perfecto a su Trek salvo los ¨²ltimos metros. "No s¨¦ ni c¨®mo gan¨¦", dijo Dillier. "Stuyven es mucho m¨¢s r¨¢pido, pero yo tengo mucha potencia, y resist¨ª su llegada".
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