Omar Fraile gana la etapa que da inicio al Giro de castigo a Dumoulin
El corredor vizca¨ªno se impuso al final de una escapada que puso a prueba la resistencia y el equipo del l¨ªder holand¨¦s
Hab¨ªa dos Gino Bartali, el ciclista, llamado el hombre de hierro, y el ser humano, que quer¨ªa permanecer secreto. El Giro sali¨® de su pueblo, Ponte a Ema, un suburbio de Florencia, y record¨® a los dos Bartali. Record¨® al ciclista fumador y de voz ronca, conocedor de traiciones, de extra?as alianzas en el pelot¨®n, de ataques hasta perder el sentido, de resistencia hasta que no quede aliento, de todo lo que hace al ciclismo grande, y de infatigable oposici¨®n y celos a Fausto Coppi, el campionnissimo que todos quer¨ªan ser. El ser humano Bartali es el que andaba todos los d¨ªas en sandalias y cuando muri¨®, a los 86 a?os, pidi¨® que le enterraran con ellas y con su h¨¢bito de terciario carmelita; es tambi¨¦n el que no abrigaba ning¨²n deseo impuro y que secreto transportaba los a?os de guerra en los tubos de su bicicleta documentos de Florencia a As¨ªs que salvaron la vida a decenas de jud¨ªos. Unos cuantos lo sab¨ªan mientras vivi¨®. A todos les oblig¨® a callarlo. Solo lo contar¨¦is cuando muera, les hizo prometer. Con el esp¨ªritu inconformista de Bartali, cuya autobiograf¨ªa se titula algo as¨ª como Todo est¨¢ equivocado, todo hay que hacerlo de nuevo, y bien que lo entend¨ªan muchos, comenz¨® la etapa de la recuperaci¨®n de los triturados en la contrarreloj, el Giro del castigo a Dumoulin de rosa soberbio. Termin¨® en Romagna, en territorio Pantani, y la gan¨® un escalador espa?ol, un chaval de 26 a?os de Santurtzi, llamado Omar Fraile, un hombre feliz tras un d¨ªa muy peleado por los Apeninos inclementes.
Fraile, como el perejil, dio sabor y color a todas las salsas desde el kil¨®metro cero: anduvo un tiempo fugado de la fuga junto a Mikel Landa, tan recuperado y tan necesitado de lucir su clase; se refugi¨® otro buen rato en la fuga masiva que marc¨® el ritmo de un d¨ªa de desgaste tremendo, y, llegado el momento clave, los ¨²ltimos kil¨®metros del interminable Fumaiolo, el monte desde el que se descend¨ªa en picado hasta la meta, atac¨® no solo para puntuar y acercarse al reinado de la monta?a (su especialidad: lo ha sido dos veces en la Vuelta) sino para lanzarse hacia la victoria animado por el deseo y por su tremenda fuerza, la misma que ya exhibi¨® hace unas semanas en el Tour del Yorkshire. Esa misma incre¨ªble fuerza, acompa?ada de una insospechada sangre fr¨ªa, le permiti¨® manejarse con la mayor lucidez y decisi¨®n en el momento final, un sprint en el que super¨® al mejor int¨¦rprete de la especialidad, el excampe¨®n del mundo portugu¨¦s Rui Costa. Los Apeninos no son terreno ignoto para el ciclista del Dimension Data: hace unos a?os, cuando estaba en el Caja Rural, gan¨® el Giro dell'Appennino a Damiano Cunego.
Fue un d¨ªa sin descanso que el sol permanente, ni una nube en las monta?as que se pegan y apelotonan y nunca terminan, ofreci¨® sin sombras ni equ¨ªvocos. Como dicen los partes policiales, todo ocurri¨® a la luz del d¨ªa, a plena luz. Hab¨ªa en el perfil cuatro puertos puntuables, puntuados a la baja, ni los terceras eran terceras, ni los segundas, segundas, todos eran trampas, lugares de emboscadas, cantos a la fatiga y a la desnudez de ¨¢nimo. El Movistar, que quiere derribar a Dumoulin, tan fuerte los primeros d¨ªas, envi¨® a tres de sus chicos a la fuga numerosa que el equipo de Dumoulin, el Sunweb, fue incapaz de evitar. Entre ellos, Andrey Amador, al que ten¨ªan entre los primeros de la general (a 4m 39s), un ciclista al que no se pod¨ªa dejar metros. El Sunweb precis¨® de la ayuda del FDJ de Pinot y del Trek de Mollema para conseguir que la etapa no fuera un desastre. Lo consigui¨®. A Amador finalmente le concedieron minuto y medio. Dumoulin solo tuvo que responder en persona a un ataque anunciado de Pinot en los ¨²ltimos metros del ¨²ltimo puerto, un petardo que puso a todos de los nervios. Un recordatorio a Dumoulin de que lo que queda de Giro puede ser un infierno que, seguramente a los dos Gino Bartali, al divino y al humano inconformista como todos, le habr¨ªa encantado.
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