El gol de Koeman
En la pierna del holand¨¦s estaba depositada toda la frustraci¨®n y al mismo tiempo la esperanza de la afici¨®n y la ambici¨®n del proyecto que lideraba Cruyff
El Bar?a ha sido a menudo un equipo se?alado por sus entrenadores, t¨¦cnicos que han marcado ¨¦poca, como por ejemplo Helenio Herrera, Johan Cruyff, Pep Guardiola y, ¨²ltimamente, Luis Enrique. El relato futbol¨ªstico azulgrana ha sido tan rico que ahora mismo es prisionero de un estilo de juego ¨²nico en el mundo, aunque su sala de trofeos no sea tan brillante como la del Madrid. Tambi¨¦n ha tenido presidentes emblem¨¢ticos, figuras como el propio fundador Joan Gamper, que han hecho del eslogan M¨¦s que un club una bandera singular en el mundo de la globalidad, dominado por entidades que no necesitan ganar para hacer dinero; estar¨ªamos hablando del Manchester United. Y se ha distinguido igualmente por una n¨®mina de futbolistas grandilocuentes: Samitier, Kubala, Cruyff o Maradona y ¨²ltimamente Messi.
Ha habido jugadores, por otra parte, que han cambiado el humor del barcelonismo -no conozco a ninguno como Ronaldinho- y otros que han expresado una manera de entender el f¨²tbol en una acci¨®n aparentemente tan com¨²n como una falta, y en este terreno el rey se llama Ronald Koeman. El gol que marc¨® el 20 de mayo de 1992 en Wembley simboliza el momento cumbre del barcelonismo porque supuso la consecuci¨®n de la primera Copa de Europa, un t¨ªtulo que por diferentes circunstancias no hab¨ªan podido lograr ni el Barcelona de las Cinco Copas (no exist¨ªa todav¨ªa el torneo) ni su prolongaci¨®n (Berna 1961) ni tampoco el equipo de Terry Venables, que perdi¨® en la tanda de penaltis la final de Sevilla (1986). En la pierna de Koeman estaba depositada toda la frustraci¨®n y al mismo tiempo la esperanza de la afici¨®n y la ambici¨®n del proyecto que lideraba Cruyff durante la presidencia de N¨²?ez.
¡°Con Johan empieza todo¡±, repite estos d¨ªas Koeman cuando es entrevistado por diferentes medios catalanes que reviven Wembley-92. El jugador holand¨¦s ha explicado a los compa?eros de El Peri¨®dico que lo quiso fichar Nicolau Casaus, el vicepresidente del Bar?a que hac¨ªa las funciones de secretario t¨¦cnico en los tiempos de N¨²?ez, y que finalmente accedi¨® a viajar al Camp Nou cuando le llam¨® Cruyff. El curr¨ªculum de Koeman explica muy bien c¨®mo funcionaban entonces las cosas en el Bar?a: el Dream Team es hijo del matrimonio de conveniencia que formaron N¨²?ez y Cruyff. A partir de una base de jugadores vascos y de la cantera azulgrana, los extranjeros marcaron las diferencias: Laudrup era el talento, Stoichkov representaba el arrebato y nadie tenia el sentido com¨²n de Koeman.
El secreto de Koeman estaba en su cabeza y tambi¨¦n en sus pies despu¨¦s que se cuestionara su carrocer¨ªa: chutaba fuerte y muy bien, a bal¨®n parado y en los cambios de orientaci¨®n, como se pudo ver contra el Sampdoria, y aguantaba la presi¨®n mejor que cualquier otro futbolista, consciente de su ascendente sobre el equipo y sobre Cruyff. Tuvo que aguantar las cr¨ªticas de la prensa nada m¨¢s debutar, cuando el entrenador le puso de interior derecho en Valladolid mientras de 10 jugaba el debutante Lucendo, como si no supiera qu¨¦ hacer con aquel jugador lento y caro (mil millones de pesetas), y tuvo el car¨¢cter suficiente para dirigir a una defensa de solo tres jugadores que conced¨ªa muchos espacios por la falta de cintura de zagueros como el mismo Tint¨ªn, nombre con el que se conoc¨ªa popularmente a Koeman.
El Bar?a se deplegaba a partir de la figura de Koeman. El juego de posici¨®n, de toque y combinaci¨®n, con los extremos abiertos y un falso 9 como Laudrup mientras Stoichkov ejerc¨ªa de pu?al por su agresividad y velocidad - ¡°necesitamos un cabr¨®n en un equipo lleno de buenas personas¡±, lleg¨® a decir Cruyff cuando Minguella le llev¨® al b¨²lgaro- revolucion¨® el f¨²tbol espa?ol y de Europa despu¨¦s de la eclosi¨®n de la Quinta del Buitre. Stoichkov ha tenido siempre muchos fans mientras que los sibaritas eran partidiarios de Laudrup, m¨¢s invocado todav¨ªa para bien o para mal cuando fich¨® por el Madrid despu¨¦s de distanciarse de Cruyff. Koeman no provoc¨® tanto ruido, ni tampoco divisi¨®n de opiniones, sino que siempre ha merecido un respeto reverencial, sintetizado en su gol de Wembley. La trascendencia de aquella jugada ha lllegado a petrificar a Koeman.
Hay momentos en que parece que Koeman no tiene vida, como si no pudiera regresar al Camp Nou vestido de entrenador o simple espectador, eternizado como el hombre que marc¨® el gol de Wembley, s¨ªmbolo de un equipo ganador que no se puede permitir perder; si, como dice, con Cruyff empieza todo es porque ¨¦l fue el autor del gol que le dio por fin la Copa de Europa al Bar?a, el jugador que marca el punto de inflexi¨®n, el salto de calidad. A partir de entonces, todo fue m¨¢s f¨¢cil, la continuidad de Cruyff ya no depend¨ªa del dedo de N¨²?ez, y la gloria del Dream Team fue eterna. La primera vez es ¨²nica en la vida, tambi¨¦n en el f¨²tbol, y bien que lo sabe Koeman, el futbolista elegido expresamente para el momento decisivo, el hombre que cambi¨® la historia del Bar?a con aquel gol del que ahora se cumplen 25 a?os.
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