El Fenerbah?e logra su primera Euroliga tras derrotar a Olympiacos
El conjunto de Obradovic, impulsado por el gigante Udoh y una hinchada febril, rinde al cuadro griego en la final (80-64)
El Fenerbah?e conquist¨® la primera Euroliga de su historia tras derrotar al Olympiacos de Spanoulis en la final por 80-64. Obradovic alz¨® su novena Copa de Europa en el mismo Estambul donde hace 25 a?os conquist¨® su primera corona continental con el Partiz¨¢n en su debut como entrenador. El MVP Udoh, Bogdanovic, Kalinic, Datome y compa?¨ªa dieron continuidad a la inagotable p¨®cima ganadora del t¨¦cnico serbio que vuelve al trono con el quinto equipo de los seis que ha dirigido. Una oda al ¨¦xito y a la pasi¨®n por el baloncesto.
Igual que sucedi¨® contra el Real Madrid en la semifinal, el Fenerbah?e salt¨® a la pista dispuesto a devorar los nervios del duelo decisivo con otra exhibici¨®n de ambici¨®n y car¨¢cter. Un alley-oop entre Udoh y Vesely inaugur¨® la final y dio argumento definitivo para que la afici¨®n turca elevara los decibelios del Sinam Erdem por encima de la barrera del sonido. En el fondo de la canasta donde atacaba el anfitri¨®n, la hinchada amarilla se api?aba en una proporci¨®n de cinco o seis personas por metro cuadrado desafiando las leyes de la f¨ªsica y la seguridad del pabell¨®n. Un mural de fervor y pasi¨®n incapaz de imaginar otro desenlace que no fuera la primera Copa de Europa de la historia para su equipo. Se cumpli¨® el desenlace previsto.
La abnegaci¨®n febril y acertada de Kalinic (3 de 3 en triples en el primer cuarto) y los rebotes del gigante Udoh protagonizaron la oleada inicial del Fenerbah?e, pero Olympiacos se defendi¨® sin complejos, con la primera lecci¨®n de mando de Spanoulis y los puntos de Birch. Tras resistir la embestida rival, los del Pireo aprovecharon el viaje al banquillo de Dixon, Bogdanovic y Vesely para armar un parcial bals¨¢mico. La agitaci¨®n de Green en la direcci¨®n y la brega de Milutinov bajo los aros ajustaron el pulso del 27-18 a un 29-25 con el que los griegos anunciaron batalla. Obradovic reclut¨® de inmediato a sus titulares para retomar la faena.
La s¨ªstole y di¨¢stole competitiva volvi¨® a impulsar la renta del Fenerbah?e pero, siempre haciendo equilibrio sobre la cornisa, el cuadro griego volvi¨® a reaccionar cuando peor pintaba el escenario. Un triple de Printezis, otro de Mantzaris y dos canastas el¨¦ctricas de Birch dejaron el partido en un empate psicol¨®gico (39-34). Las constantes vitales de la estad¨ªstica reflejaban una leve superioridad del cuadro turco en todos los apartados del juego. Pero el lenguaje corporal de los contendientes delataba la igualdad en la gesti¨®n de la presi¨®n. Para Olympiacos era la cuarta final en los ¨²ltimos seis a?os; para los anfitriones, la segunda de la historia. Los rojos eran, sobre el papel, la v¨ªctima propiciatoria; los amarillos estaban ante su ahora o nunca despu¨¦s de tres apariciones consecutivas en la Final Four. Le falt¨® dep¨®sito y recursos al Olympiacos de Spanoulis para equilibrar las distancias presupuestarias y de talento. No le bastaron las dosis de aplicaci¨®n marcial y esp¨ªritu irreductible.
Subi¨® el termostato de la final a la vuelta de la caseta con un triple de Dixon y un canast¨®n de Vesely, pero respondieron los de Sfairopoulos con dos bingos de Mantzaris desde el 6,75. Crecieron las revoluciones defensivas y la bruma en el ambiente, apareci¨® de nuevo Milutinov para meter miedo. Un mate de la torre de Olympiacos en la cara de Vesely fue el ¨²ltimo arrebato de orgullo de un equipo rocoso. Tuvo que exprimirse el Fenerbah?e para erosionar a su rival y tuvo que saltar a pista Antic para elevar las cuotas de coraje del anfitri¨®n. Un tap¨®n del p¨ªvot macedonio y un triple de Datome descosieron el marcador en el tramo final del tercer cuarto.
Obradovic rozaba su noveno t¨ªtulo y Spanoulis no encontraba la m¨ªstica. Dos tapones de Udoh, uno al genio de Larissa y otro a Papanikolaou, colocaron al Fenerbah?e a un palmo de la gloria y evidenciaron el desgaste de Olympiacos en su persecuci¨®n. Llegaron entonces los triples irreflexivos y los ataques precipitados en las filas griegas. Apareci¨® la contundencia del batall¨®n turco. Un triple de Antic puso la sentencia competitiva en Estambul (68-50, m. 32). El Fenerbah?e llegaba a la cima. Obradovic alcanzaba, a los 57 a?os, las mismas Copas de Europa que el Madrid, nueve en 26 temporadas en los banquillos.
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