La Liga al rev¨¦s de Zidane
El franc¨¦s gan¨® el a?o pasado la Champions al derecho, yendo de la tensi¨®n m¨ªnima de cuando todo est¨¢ perdido, a la m¨¢xima de los penaltis de Mil¨¢n; ahora ha logrado un t¨ªtulo haciendo el camino hacia atr¨¢s
Esta Liga que acaba de ganar la empez¨® a devorar el Madrid por el final. Mucho antes de jugar en La Rosaleda, antes incluso de llegar a mayo, el Real ya hab¨ªa repartido por muchos campos la salvaje colecci¨®n de dentelladas de ¨²ltimo instante que suele reservar para cuando se asoma al precipicio final. El equipo de Zidane vivi¨® en el filo cuando el cuchillo ni hab¨ªa comenzado a afilarse, mientras que en estas semanas en las que se agotan las hojas del calendario, se ha comportado como si regresara silbando de una tarde de playa. Ha sido una Liga cabeza abajo que cabe de forma muy precisa entre dos goles al Celta de Toni Kroos.
El primero sucedi¨® el 27 de agosto de 2016, tan verano que las figuras ol¨ªmpicas de R¨ªo a¨²n revoloteaban en los televisores. Aquella tarde chut¨® el saque de honor en el Bernab¨¦u Mireia Belmonte con dos medallas al cuello. En el minuto 80 el marcador mostraba un 1-1 angustioso. El partido lo resolvi¨® poco despu¨¦s Kroos rematando desde fuera del ¨¢rea un pase atr¨¢s de Lucas V¨¢zquez. El alem¨¢n se acercaba a la media luna como segunda l¨ªnea y, as¨ª como llegaba, solt¨® un latigazo a la base del poste izquierdo, urgente, sin margen para entretenimientos. Bum. Se trataba s¨®lo de la segunda jornada del campeonato, pero el Bernab¨¦u estall¨® con el alivio del gol de Ramos al Atl¨¦tico en Lisboa.
El otro gol de Kroos que abrocha el car¨¢cter de esta Liga lo anot¨® el mi¨¦rcoles pasado, en el partido de la segunda vuelta contra el Celta, que aquel temporal que se llev¨® parte de la cubierta de Bala¨ªdos convirti¨® en el pen¨²ltimo del campeonato para los blancos. En Vigo, el 8 tambi¨¦n marc¨® el ¨²ltimo tanto del Madrid. Tambi¨¦n despu¨¦s del minuto 80. Fue muy parecido, pero no ten¨ªa nada que ver: ya iban 1-3 cuando la pelota lo encontr¨® dentro del ¨¢rea, la control¨® (un toque), recort¨® (dos) y, ya desde menos de once metros, la coloc¨® cerca del poste derecho (tres). El trayecto entre ambos goles dibuja la evoluci¨®n del Madrid este curso. Va de la urgencia de un fogonazo ejecutado desde la periferia a la carrera, a la gambeta desapasionada en el interior del ¨¢rea.
Se trata de una l¨ªnea que habitualmente se traza en orden inverso. Suele ir del trantr¨¢n con el que uno se despereza buscando impulso, a la premura del que corre por pasillos que se estrechan los ¨²ltimos d¨ªas del campeonato. Pero ha sido precisamente en este escenario, cuando apenas queda espacio para el error, donde el Madrid ha desplegado el aplomo. Ni los zarandeos del Celta en un partido caliente, ni las apreturas del calendario y la clasificaci¨®n, en la que acechaba el Barcelona, consiguieron arrugar a un equipo que, en lugar de eso, ha ido planchando su versi¨®n m¨¢s serena mientras se acercaba al borde del precipicio.
Todo este trayecto hasta el t¨ªtulo lo ha recorrido Zidane bajo una perplejidad l¨®gica y de amplio espectro, que encontr¨® como refugio atribuir a su flor lo indescifrable: el tren que circulaba a punto de descarrilar no terminaba de hacerlo, sino que se estabilizaba. A veces lo que sucede con aquello que parece escrito al rev¨¦s es que se est¨¢ leyendo en la direcci¨®n equivocada. O no se ha escrito del todo. Para terminar de entenderse, al rumbo del Madrid le faltaba el t¨ªtulo de La Rosaleda. Zidane gan¨® el curso pasado una Champions al derecho, pasando de la tensi¨®n m¨ªnima de cuando todo est¨¢ perdido (Ben¨ªtez), a la emergencia crepuscular de los penaltis de Mil¨¢n. En M¨¢laga a?adi¨® al repertorio una Liga recitada al rev¨¦s.
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