Nairo-Dumoulin, gran duelo en el Stelvio, tocando el cielo
El holand¨¦s llega al d¨ªa decisivo del Giro con casi tres minutos de ventaja al territorio del escalador colombiano
Nairo Quintana naci¨® a m¨¢s de 2.500 metros de altitud y all¨ª vive y se entrena m¨¢s de seis meses al a?o, y atacando en el Stelvio, y descendi¨¦ndolo con audacia, el peque?o escalador colombiano gan¨® el Giro de 2014.
La cima del Stelvio, el puerto m¨¢s alto del Giro, se encuentra a 2.758 metros sobre el nivel del mar, una altura a la que Tom Dumoulin, holand¨¦s, gigante, nacido casi bajo el nivel del mar, no se ha enfrentado nunca ni en competici¨®n ni entrenando.
Ambos, el l¨ªder que ha maravillado en monta?a y en contrarreloj, y el colombiano que sube como nadie, ser¨¢n los protagonistas del gran d¨ªa del Giro, aquel en el que todo se decide. La lucha de dos estilos, de dos culturas, de dos formas de vida y de pedalear, dos gen¨¦ticas y dos fisiolog¨ªas, de dos chavales nacidos el mismo a?o, 1990, separados por un mundo y por 2m 41s, a favor del holand¨¦s, en la clasificaci¨®n general.
Les esperan, a ellos y tambi¨¦n a Nibali, Pinot, Zakarin, Pozzovivo, los mejores escaladores, un d¨ªa de sol espl¨¦ndido, 222 kil¨®metros de etapa, dos Stelvios y un Mortirolo.
Primero, un Mortirolo diferente del habitual el que se asciende desde Monno, menos extremo pero muy duro, siempre, como cualquier ascensi¨®n que en 12 kil¨®metros supera casi mil metros de desnivel hasta una cima de 1.852 . Luego dos raciones del padre Stelvio (o Stilfserjoch, como le dicen los suizos). Se empieza por el cl¨¢sico, el de las 48 curvas de herradura en 21,7 kil¨®metros de ascensi¨®n desde Bormio que descubri¨® Coppi en 1953; despu¨¦s llega el segundo, iniciado nada m¨¢s descender a 900 metros y llegar por territorio suizo hasta el pueblo de Giogo di Santa Maria, en la frontera a m¨¢s de 2.500m. Monta?as verdaderas, de las que tocan el cielo, dicen los escaladores como para asustar. Ser¨¢n 5.500m de desnivel positivo: 220 kil¨®metros casi a un 3% sostenido cuesta arriba.
En 1994, en un trazado similar, pero en otro orden, primero el Stelvio y despu¨¦s el Mortirolo, someti¨® Marco Pantani a Miguel Indurain, que lleg¨® p¨¢jara a la meta. Con Pantani e Indurain, el peque?o escalador que volaba, el potente y pesado rodador que aplanaba las monta?as a su ritmo, se ha comparado justamente, y salvando las distancias y el peso hist¨®rico, a Nairo y Dumoulin.
Por all¨ª se manejar¨¢ Nairo como Pedro por su casa, no as¨ª Dumoulin. Desde que perdi¨® la Vuelta de 2015 al sufrir una tremenda explosi¨®n en la pen¨²ltima etapa, en la entra?able sierra de Navacerrada, el l¨ªder holand¨¦s no ha terminado una carrera de tres semanas, un s¨ªntoma del tremendo golpe psicol¨®gico que sufri¨® en la carrera espa?ola que lo hab¨ªa revelado. Del Giro pasado se retir¨® en la 11? etapa, antes de la monta?a; en el Tour, donde gan¨® en Andorra tras larga fuga y una contrarreloj a Froome, pero no entr¨® en la lucha por la general, se cay¨® en la 19?, cuando marchaba a hora y media de Froome. En ninguna de las dos pudo desdecir Dumoulin la irregularidad que se le sospecha en alta monta?a.
¡°Sufrir¨¢¡±
Irregularidad significa que cuando se tiene un mal d¨ªa se pierde todo. Los regulares, como Nairo o Nibali, nunca mueren del todo a¨²n en el peor de sus d¨ªas subiendo. Esta es la esperanza de los escaladores, quienes, a¨²n acabando con Dumoulin, deber¨¢n pelearse entre ellos por la victoria final. Todos los grandes que han sido, sin embargo, llegan a un d¨ªa en su carrera en el que cambian todo lo que se cre¨ªa de ellos. Quiz¨¢s Dumoulin ha llegado a ese punto. Esa es la esperanza de un ciclista que solo conoce la altitud de entrenarse en el Teide y en Sierra Nevada.
¡°Puede que Dumoulin aguante en el Stelvio¡±, dice Nairo. ¡°No me importa. Ser¨¢ una etapa en la que sufrir¨¢ el m¨¢ximo castigo. Despu¨¦s quedan cuatro d¨ªas m¨¢s¡±.
¡°Estoy preparado¡±, dice Dumoulin. ¡°No temo a nadie¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.