Pierre Rolland se impone el d¨ªa del gran desgaste en el Giro
El franc¨¦s formaba parte de una gran escapada que oblig¨® al pelot¨®n a marchar sin descanso
La voluntad de un ciclista en el Giro es infinita, y sus fuerzas tambi¨¦n lo parecen, hijas de una renovaci¨®n constante. Terminada la etapa del martes, la del padre Stelvio, a 23 minutos de Nibali, a Daniel Mart¨ªnez, un joven ciclista colombiano, empez¨® a dolerle el pecho. Su equipo le envi¨® al hospital, donde pas¨® la noche en observaci¨®n. El ciclista ped¨ªa que le dieran el alta, que no le pasaba nada, pero los m¨¦dicos solo estuvieron de acuerdo hasta bien entrada la ma?ana, cuando, como fruto de un milagro, los valores del corredor entraron en la normalidad. La libertad le lleg¨® demasiado tarde para poder llegar a tiempo a la etapa. El Giro continu¨® sin ¨¦l, y ¨¦l, enfadado, y con un emoticono de enfurru?ado, escribi¨® en su Facebook: "Una pena dejar el Giro as¨ª, y m¨¢s cuando f¨ªsicamente estoy bien y no tengo nada. Solo que en el hospital donde estaba se dieron cuenta muy tarde de que lo que ten¨ªa era producto de la dureza de la etapa¡±.
Si hubiera podido salir con los 166 que lo hicieron, Mart¨ªnez, seguramente habr¨ªa entrado en la fuga m¨¢s grande del Giro, casi 30 corredores cansados como ¨¦l, de la que sali¨® el ganador de la etapa en Canazei, el franc¨¦s Pierre Rolland, quien tambi¨¦n parece recuperar por la noche lo perdido por el d¨ªa. Como Rolland, todos vuelven.
As¨ª concluy¨® el d¨ªa del desgaste, la etapa que les pase¨® a los corredores alrededor del Sassolungo, la monta?a p¨¢lida de los dolomitas, granito gris, los montes en los que el Giro se decidir¨¢ los tres pr¨®ximos d¨ªas. Un sin parar por una carretera constantemente cuesta arriba. As¨ª, m¨¢s de 200 kil¨®metros. Casi seis horas. Un falso llano interminable, 3%-4%. Ciclistas como galeotes, condenados, o, peor, camiones adelantando en cuesta, lentos, lentos, sin poder aprovecharse del rebufo delantero casi, permanentemente dando pedales. ¡°Comienza a estar todo el mundo reventado¡±, dice Eusebio Unzue, el director del Movistar, quien, por experiencia sabe que muchas veces lo que pasa por un ataque espectacular no es sino el resultado de la explosi¨®n de muchos corredores que no pueden m¨¢s. Y Unzue pone un ejemplo: el d¨ªa de Formigal, aquel en el que Nairo acab¨® con Froome en la pasada Vuelta, solo fue posible porque el d¨ªa anterior, el del Aubisque sin historia aparente, acabaron todos los corredores a gatas. A Froome se le agot¨® el Sky como a Unzue le habr¨ªa gustado que en los falsos llanos tras Aprica y el Tonale, entre los manzanos que se pierden en el horizonte, se hubiera agotado el Sunweb del l¨ªder, Tom Dumoulin. El holand¨¦s tuvo m¨¢s cuidado con los geles (las gominolas de los corredores) y no se empach¨® como dijo que hab¨ªa hecho la v¨ªspera, y se ahorr¨® el atasco en sus ca?er¨ªas y la urgencia. Y sus ¨¦quipiers, bien dispuestos para la faena, pudieron hasta levantar el pie un poco porque el Quick Step de Bob Jungels, colabor¨® en el control de la gran fuga, temeroso de que el esloveno Jan Polanc pudiera quitarle la maglia blanca de gran joven a su gigante luxemburgu¨¦s. En ello colabor¨® hasta el fen¨®meno Fernando Gaviria, incapaz de pasarse un d¨ªa tranquilo. Las etapas llanas las gana (cuatro), las de monta?a las disfruta subiendo los puertos haciendo caballitos, cabriolas y caprichos con la bici, a lo Sagan, y los d¨ªas intermedios trabaja en cabeza del pelot¨®n para el equipo un ciclista muy bien aprovechado. La fuga lleg¨® con tiempo limitado y Polanc se qued¨® lejos de Jungels.
Hace una semana, Rolland --aquel escalador que gan¨® en el Alpe d'Huez el d¨ªa del Tour en el que Samuel S¨¢nchez y su amigo Alberto Contador, se confiaron demasiado-- se qued¨® tercero, detr¨¢s de Omar Fraile y Rui Costa, en la etapa espectacular de Bagno di Romagna. "No ten¨ªa fuerzas para m¨¢s", dijo, para explicar su derrota Rolland, a quien en Canazei le sobraron las fuerzas y la voluntad. Segundo qued¨®, de nuevo, Rui Costa, y tercero, otro habitual Gorka Izagirre, el que gan¨® en Peschici cuando el Giro a¨²n no era Giro. Cuando todos pensaban que las fuerzas se renuevan todas las noches. Ya saben que eso es pura apariencia.
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